Nuestros dirigentes han conseguido algo que parecía imposible, crear en la
mayoría de los ciudadanos (dejando a un lado a las clases altas) una situación
de ansiedad que ya, en algunos casos, comienza a ser insuperable. Hay personas
que están tomando decisiones sobre algunos aspectos de su propia ida, solo
porque no se fian de que el próximo
"viernes negro" o al
siguiente, o al otro, pero cualquier viernes, se adopten cambios legislativos
que rompan con cualquier proyecto de vida razonable para su futuro y ello,
porque temen que se produzcan modificaciones que les afecten y destruyan sus
esperanzas futuras.
Nunca, hasta ahora, o al menos durante los
años que puedo recordar, se había producido un grado de inseguridad jurídica
como el actual, precisamente, la seguridad jurídica es la base de cualquier
Estado moderno y democrático, sin seguridad jurídica, la anarquía se instala en
todas las capas de poder y los ciudadanos pierden toda capacidad de discutir u
oponerse a los cambios, pero raya el absurdo lo que está ocurriendo en los
últimos tiempos, Reales decretos que se aprueban y se publican para su inmediata
entrada en vigor y que se modifican a la semana siguiente, por muy increible que
parezca eso es lo que está pasando.
Es una norma de seguridad jurídica
largamente establecida, que los cambios legislativos se aplican a partir de su
entrada en vigor y obligan a partir de entonces, pero nunca, nunca, se anulan
derechos adquiridos con anterioridad en aplicación de normas legales vigentes
con anterioridad a las modificaciones, lamentablemente esa norma, en la
actualidad, se ha roto de forma dramática, de ahí que la alarma social se esté
instalando en amplias capas de la sociedad. No es posible, como lo ha sido, que
un viernes se decida recortar el derecho al acceso al subsidio por desempleo
para trabajadores mayores de 52 años y pasarlo el lunes a mayores de 55 años,
sin que el colectivo afectado e incluido en la franja de entre 52 y 55 años se
encuentre, transitoriamente, en una aplicación progresiva de la norma, como así
ha venido siendo siempre que los cambios afectan a derechos vinculados a la
edad.
Y no es solo ese cambio, ya de por si
grave, también se anulan bonificaciones a la seguridad social, de hoy para
mañana, pese a que estaban reconocidas por normas legales anteriores que las
concedían por un tiempo determinado o de forma indefinida, es decir, anular
derechos adquiridos, y esto son solo unas muestras de lo que está
ocurriendo.
Y la peor ansiedad, es, ciertamente, la
que genera desconfianza hacía nuestros políticos y el miedo a que tomen nuevas
decisiones que pueden "amargarnos la vida y romper todos nuestros
proyectos de futuro", miedo a que cualquier otro viernes negro se
modifique alguna norma que nos quite más y más derechos, sin seguridad jurídica
básica, crece la incertidumbre, la inquietud, la ansiedad y la alarma social,
más grave imposible.
Y los políticos conservando sus
privilegios......................... vaya por Dios.