Uno de los temas que me ha llamado la atención es el desarrollo de la interfaz táctil, el llamado “touchpad” lateral que aparece en la fotografía: un rectángulo de plástico estrecho y largo situado en el lateral derecho de nuestra cabeza, sobre el que se pueden realizas diversas acciones, desde simplemente darle un toque suave para activarlo, hasta movimientos en varios sentidos, a lo largo o a lo ancho, con diferente interpretación en función de si son ascendentes o descendentes. Sin tener aún experiencia propia al respecto, la verdad es que parece un buen desarrollo que cumple muchas reglas de usabilidad. Un videotutorial de Google explica brevemente el uso, y la verdad, no parece que haya demasiado que explicar: con muy pocas acciones sumamente intuitivas se avanza o retrocede a través de las Cards (idénticas a las que podemos ver en Google Now), se inician y detienen funciones, y se llevan a cabo acciones como grabar o tomar una fotografía, que pueden también ser activadas mediante comandos por voz.
Por supuesto, la cosa tambien tiene sus peligros: las gafas no traen ningún tipo de seguridad instalada, ni siquiera un sistema de autenticación, y si alguien pudiese hackear tu dispositivo, podría estar literalmente “viendo lo que tú ves y oyendo lo que tú oyes”. Pero independientemente de esta cuestión, con la que sin duda habrá que lidiar más adelante, el desarrollo del interfaz me ha parecido muy interesante. Pensar en Glass como plataforma de desarrollo y en una multitud de apps adoptando ese tipo de gestos y movimientos como base principal de actuación y relación con el usuario puede aportar una mirada interesante a lo que será la gestión de muchos de nuestros dispositivos en el futuro y nuestra relación con ellos y con la información.
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