Desde el primer día que un partido político o coalición gobierna con apoyo de partidos antinatura, para las opciones que quedan en la oposición empieza la siguiente campaña electoral
La política se ha convertido, a diario, en un espacio de enfrentamiento permanente, entre partidos de diferentes ideologias.
Lo que propone una opción lo desvitua la otra opción aunque sean mejores las propuestas de unos o otros. El diálogo parece sustituido por la confrontación diaria.
Este modo de hacer política, basado en la descalificación y el uso de bulos que se difunden y repiten hasta que parecen verdad, no solo cansa a la ciudadanía, también debería cansar a quienes los promueven desde los partidos, tanto en el gobierno como en la oposición.
Lo preocupante es la facilidad con la que se manipulan opiniones y sentimientos, haciendo creer que aquello en lo que confiamos pierde valor frente a nuevas propuestas que, en ocasiones, esconden recortes a libertades, igualdad o derechos conquistados con esfuerzo colectivo.
Por eso, hoy más que nunca, es necesario apelar al sentido común. La libertad de elegir, de opinar y de convivir no puede ser manipulada ni distorsionada. La política debería servir para unir, no para dividir; para construir, no para destruir; para dejar a quienes vienen detrás un mundo mejor, más justo, sin guerras ni disputas estériles.
Hacer política de forma libre y responsable significa trabajar desde la verdad, el respeto y la capacidad de acuerdo.
Solo así podremos mejorar la convivencia y mantener viva la esperanza de una sociedad más solidaria, más libre y más humana.
Pablo Carrillos Huertas
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