Entre Gaza y Sevilla
Me gusta la comunicacion, tanto la radio, la televisión y el periodico para leer y pasar hojas.
Cada mañana, cuando despierto me paseo por la mayoría de frecuencias nacionales, unas cuentan la actualidad con titulares, otras con tertulias, todas tienen sus líneas editoriales que respeto.
Prefiero siempre una radio que arriesga con todo el coste físico y económico que ello supone, enviando a sus estrellas periodistas a lugares complicados como la DANA, incendios y a la frontera de Gaza y Jerusalén, donde la vida a modo de exterminio se juega cada minuto.
Otra frecuencia presume de ser “la de mayor audiencia” y cuya gran noticia es que su estrella pregunte al hombre del tiempo si hará calor en Sevilla porque tiene una boda el sábado.
Las demás informan con objetividad independiente, junto con la frecuencia pública que mantienen un equilibro informativo aceptable.
La diferencia es abismal: periodismo que informa frente a periodismo que entretiene.
El primero nos ayuda a comprender un mundo complejo y doloroso; el segundo convierte la radio en un espejo del ego de sus comunicadores.
Al final, la pregunta es sencilla:
¿Queremos medios que nos cuenten lo que pasa en el mundo, o que nos hagan olvidar lo que pasa en el mundo?
Pablo Carrillos Huertas
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