Solamente tres millones. Somos 47 dice el censo. Somos España; una
gran nación en donde todo lo que comienza llega a buen puerto, en donde
nacen grandes investigadores que se marchan, en donde hay dinero para
ser robado pero no tenemos lo necesario para asistir a las personas que
han tenido la suerte de ser distintas.
Nos llaman raros porque rare en inglés significa poco
habitual y como aquí usamos todos los barbarismos, hasta lo traducimos
mal; suena mejor que lo propio. Pues no, no es así; son enfermedades
poco frecuentes. El número de pacientes es poco significativo en el país
y también a veces, en el mundo. Puede que la incidencia sea tan baja
que ni siquiera tiene un nombre. ¿Qué te pasa? No sé, dicen tengo una
enfermedad rara.
En ese momento, ya no tienes nombre. Te llamas José, pero en tu
anamnesis pone que padeces una enfermedad rara que te produce varios
síntomas. Te vas a tu casa y tus padres, tus amigos, tus conocidos, te
ayudan. Te vas a una asociación de gente que parece que tiene lo mismo
que tú y esperas.
Comienzan los días, las largas noches de incertidumbre, y luego
llegan los meses, los años. Con un poco de suerte, si tus familiares se
han movido lo suficiente, logran contactar con gente que tiene los mismo
síntomas que tú. Al final, sí, en Europa, en Eurodis tienen una lista
de nombres raros. Son los investigadores de esas enfermedades raras;
seguimos con las rarezas, y por fin, te ponen otro nombre. Te llamas
como siempre pero además, tienes la enfermedad de Stargardt, por
ejemplo.
¿Y eso qué es? Pues nada, una distrofia de retina, que no hay nada, que te sientes y esperes. Pero, ¿a qué? A que pase la vida y vienes de vez en cuando para revisarte. Pero, ¿el qué? “pues eso, para ver cómo va la evolución de tu degeneración, no hay cura te he dicho”.
El enfermo se va, su familia con él, y siguen viviendo como si nada
sucediera. Pasan los días, los meses y los años de nuevo, y se van
averiguando cosas; unas técnicas, otras tecnológicas, otros ensayos
clínicos, otras esperanzadoras oportunidades pero todas, o mejor dicho,
ninguna de ellas, tienen fecha. Todas, alguna vez serán, servirán,
ayudarán, conseguirán, pero, ¿hoy? ¿qué puedo hacerlo hoy?
Hoy es el día de las enfermedades raras. Mucha gente habla de ellas,
pero mañana todo se habrá olvidado. Los tres millones de personas y sus
respectivas familias volverán a la casilla de salida. Solamente piden
una cosa, dinero para la investigación, ayudas para la dependencia, para
las personas que son cuidadoras que han tenido que dejar de trabajar,
ayudas para comprar una silla de ruedas, un coche para trasladar a
alguien, ayuda en singular, ayudas en plural.
Que todo filántropo que no sepa qué hacer con tanto, recuerde que
tres millones de personas en España están esperando, que siguen
esperando y también que no tienen dinero para darlo. Investigar es la
clave, es la única forma de darle nombre a muchas enfermedades,
tratamiento a otras, cura, ayudas,,,
Gracias por compartir con las personas raras sus enfermedades raras.
Sí, son raras, porque son tan geniales, que viven como todos y se
superan a sí mismos, y son tal ejemplo que es una rareza ver tanta
gente grande concentrada en un solo día. Sus familias coraje también.
¡Qué grandes!
Gracias pacientes, gracias padres, gracias asociaciones, gracias a
las personas anónimas que hacen y aportan su grano de arena; siempre
ayudan con las manos, porque no tienen nada más porque si no, darían
todo lo demás. ¡Gracias a todas las personas que se dejan la piel por
investigar aunque sea un poco más, a todos los médicos comprometidos con
sus pacientes, a todo el personal sanitario que nos tratan con tanto
afecto! A los políticos que ahora rehacen programas, que dentro del
espacio dedicado a la sanidad, existan las enfermedades raras, dentro
del apartado social, sus respectivas familias, dentro del económico, las
ayudas. Solamente tres millones, recuerden.
A
Su Majestad la Reina Doña Letizia, ¡gracias por Su fuerza, compromiso y
por Su incomparable ayuda! Gracias a Su presencia, las Enfermedades
Raras ya no lo son tanto.
A todos los pacientes con una enfermedad rara, ¡vamos, lo conseguiremos alguna vez!
A mis hijos.
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