ENRIQUE  
AMAT   PAYÁ.
(FRUTO  CULTURAL 
DE MIGUEL AMAT  Y AZORÍN)
Francisco   Máñez Iniesta
Enrique Amat murió el
día 18 de Marzo de 1997, cuatro días antes de que fuera presentado su  cuarto libro. Libro, que, cómo los anteriores
iban completando sus reflexiones del día a día de su vida, de sus creencias
sociales y sagradas que le daban su sustento espiritual; porque son sagradas
las creencias que respetan la de los otros por más dispares que sean.
Con su desaparición, Petrer perdió uno de los baluartes más brillantes de su cultura. Este hombre, afable y querido, hizo mucho por la cultura de este pueblo. Su vida fue su trabajo que le permitió el sustento y vocación desmedida por el mundo de las letras.
A Enrique Amat, su vena literaria le vino de su tío Miguel Amat, que a su vez fue maestro de Azorín. Su vocación resultó inevitable, al recibir el mejor tesoro genético de sus antepasados. Sus genes le llevarían al mundo fascinante de la creación literaria.
En las primera  ediciones   de 
las   primeras   revista del año  1943 
después de la  guerra  civil, Enrique  Amat  y Francisco  Rodríguez /Don Paco/  maestro de 
Primo  de  Ribera, fueron los que iniciaron
las  primeras  ediciones 
las  cuales  se 
conservan en el nuevo  periodo  cultural que marcaron  el 
futuro  actual.  En 
todo  este  primer 
proyecto allí  aparecen Enrique y
D, Paco , afanados  en sus  editoriales 
de  exaltación  de 
nuestra  fiesta, y la  llegada 
de la  nueva  imagen 
del  Cristo.
 “Moros y Cristianos" - en
las cuales, aparecía   su firma precedida
de algún artículo o poema, pero en todas, se ocultaba su amor y su esfuerzo
desmesurado por dignificar todas sus páginas...
En aquel mundo cultural le conocimos, animando  a los 
jóvenes  Antolín  y yo 
principiantes ilusionados. Aquella actitud fue meritoria para él, porque
la mayoría de aquellos   jóvenes, cuando
nos reuníamos, no procedíamos del Instituto o de la Universidad, sino de las
fábricas, después de diez  horas de  pelearnos con los zapatos. Él, mejor que
nadie conocía nuestras posibilidades y carencias, porque,  siendo casi un niño, a los 14 años, también
fue alumno de aquella Universidad del Calzados Luvi.  Quizá, por ello, su paciencia no tuvo límites
con nosotros.   
         Calzados  Luvi, fue el 
emblema  del  calzado más 
importante en  el  desarrollo 
económico  de  Petrer, por 
ello  este  pueblo 
que   tanto le debió a la  empresa 
y  sus  autores 
hayan  sido  borrados 
de  la  nuestra 
historia  ante el lloro este  pueblo 
que  tanto  trabajo produjo durante los  peores 
años, si  bien  el 
proyecto  de Luvi consistió en
construir en el  espacio  que todavía 
están  las pinadas, naves  para 
fabricar todos los  elementos  necesarios 
de los  zapatos . Si  este 
proyecto  no  se 
guarda  en  nuestra 
historia , ella  nos  lo 
reprochara cuando quizá sea 
ya  tarde, como en otras   partes 
de la  vida cultural  tan 
importantes históricamente que habrá 
que  resucitar,   quizá 
ya   tarde por  haber 
perdido  el  contacto con 
tantos  hijos  y 
vecinos  que ya  murieron 
conocedores   de la cultura  del 
pueblo. 
Enrique  Amat fue 
un  buen hijo de Petrer, que   amó desmesuradamente a su pueblo, siendo un
entusiasta de sus tradiciones.  Fue moro
Viejo y defensor a ultranza de la fiesta de moros y cristianos en su aspecto
más tradicional, junto  a  su 
amigo  el embajador Antonio
Palazón , otro  emblema de  la fiesta 
pérdido  en la memoria  del 
pueblo. Ambos  fueron  amigos  
en un tiempo de anhelos renovadores y controversias festeras que
marcaron una época importante.
Enrique Amat  también fue un
hombre de fe. En su poesía religiosa está su temple espiritual, dando forma y
belleza a sus creencias; por eso, ahora, ante su cuerpo inerte que no dudó de
su resurrección - quisiera de verdad- que resucitara en el Paraíso y recibiera
el justo reconocimiento a toda su vida; algo que desgraciadamente, nosotros no
sabremos devolverle, porque fue mucho lo que nos dio para siempre. 

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