El enclave montañoso tiene la imagen que tenía décadas atrás después de permanecer 3 veranos seguidos
sin caudal por la sequía
lluvia ha permitido recuperar paisajes perdidos haciendo rebrotar nacimientos olvidados y devolviendo, por ejemplo, la imagen que la rambla de Puça de Petrer tenía décadas atrás. Gracias al temporal se ha recuperado un espacio natural cargado de historia, situado en plena montaña, que permanecía seco desde el verano de 2013 sin tener en cuenta el breve paréntesis registrado en septiembre de 2015. Entonces el agua volvió a correr y saltar por Puça. Pero a las pocas semanas desapareció con la pertinaz sequía.
Hasta el recóndito enclave próximo al Molino de la Reja acudían cada semana centenares de vecinos de Petrer, y también de otras localidades cercanas, que aprovechaban los meses de julio y agosto para refrescarse de los asfixiantes calores en los cristalinos remansos y, cómo no, para jugar en el espectacular salto de agua de quince metros de altura junto al «Molí del Salt».
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