Francisco Mañez Iniesta
La plaza, que tanto sabe de
nuestros juegos, los niños de los años cuarenta del
pueblo dolido de la
posguerra, ante la ausencia
de juguetes y llenas nuestras mentes de fantasías, utilizábamos la plaza y
sus aledaños como la rambla, el cementerio viejo los alcabones ( trozo de canal subterráneo donde antiguamente bajaba el agua
de riego) , y el viejo castillo
de los moros. Tuvimos la suerte
de tener un castillo de verdad, que por
su estado lastimero parecía
que había sido
el juego de todas
las generaciones del pueblo desde que expulsaron a los moros.
El
castillo que hicieron
los moros como todo el
resto del pueblo antiguo, para nosotros , aunque estando “roto”,
era ideal para nuestros juegos imaginando mil historias.
El castillo no tenía
puerta, así que siempre estaba abierto, día y noche,
dispuesto perenemente para acoger
nuestros juegos, aunque de noche de
luna llena, ninguno
de aquellos “guerreros “se atrevió a subir
ni con las espadas de madera que
nos hacíamos con recortes de madera
de la carpintería de su padre, ni
tampoco
cuando el castillo iluminado por
la luna estaba
radiante como los que veíamos en
el cine.
Allí, ganamos y perdimos las batallas entre moros y cristianos de
pacotilla , entre amigos de varias zonas del
pueblo, que a golpes de espadas y
montados sobre escobas viejas,
como nobles caballos luchábamos dispuestos a
ganar todas las
batalla.
Mi amigo Pepito, el
guerrero más valiente de la plaza,
pues se atrevió
a explotar un
petardo que nos encontramos , después de
la fiesta de la
Virgen del Remedio, en
la terraza del colegio Primo
de Ribera, en la
calle de la Iglesia enfrente de su casa y la
mía en puerta lateral de la iglesia, cuando en la iglesia se estaba celebrando la novena. La
explosión fue tan
fuerte que los asistentes
salieron de la
iglesia gritando “ Ha explotat
una Bomba “….
Pepito ya fallecido
y yo nacimos el mismo año. También amigos
casi de la misma edad Pascual
Aracil y su hermano Ramoncín, Antoñin, Pepito el de Joaquina, y también
“Ernestin” el mago de la química con
experimentos en las noches en la plaza, y
pocas veces , Antoñin, el hijo de nuestro maestro D. Antonio.
A pesar de ser un tiempo gris
lleno de carencias que nos marcaron para
siempre, nosotros los niños, gracias a nuestras fantasías, nos faltaban horas
durante el día para jugar, a pesar de estar constantemente vigilados por los guardias...el "Tío León", "
Tista, el tío Pájaro" y el buenazo de "El Tío Pepe"; aquellos
guardias municipales, que en verano
se sentaban a la
puerta del Ayuntamiento sin quítarnos
el ojo de
encima a los que jugábamos en la plaza , pues entonces,
la calle era nuestra y de los municipales enseguida se ponían en guardia cuando nos veían reunidos.
En el año 1950 con
siete años de edad , y con
la misma ilusión de aquellos niños
con sus juegos vimos cómo se
construyó de maderas
el nuevo castillo para las
embajadas , que luego ayudé a pintarlo
, haciendo de pinche de los
pintores subiendo y bajándoles
los latas de pintura , vecinos también de
la plaza” Els Pintorets.”
Pasados los años, mi padre monto
la primera librería del pueblo y tuvo la suerte de convertirse en
representante de la casa
Kodak alemana montado
a su vez un laboratorio y
venta de productos Kodak. Y aquel niño enfermizo, junto a su madre pasaba los
días en la tienda –laboratorio, hasta que
un médico especialista de
Alicante, Dr. La fuente, por mediación
del médico local D.
Luis, después de algunos
meses y muchísima
faltas en el
colegio, me curó. Desde
entonces nació mi afición a la
fotografía, y años más tarde con los
amigos colaboramos en el
concurso fotográfico IBERICO que
cada año convocaba
nuestro ayuntamiento .
Pasaron los
años y la fiesta y la cultura
fotográfica se unieron después
de un pacto casual , durante un
viaje a Madrid , con Luis Vera, sugiriéndome que
los amigos del entonces
del club fotográfico , aportáramos fotos a las la
revista de fiesta de
Moros y Cristianos.
Años más tarde
Hipólito me convenció en
seguida para entrar en la Unión
de Festejos, después de contarme ilusionado la actividad cultural del
ateneo cultural , que el
desarrolló cuando vivió en Mahón.
Recuerdo que la directiva
de la Unión de
Festejos nos reuníamos en los
locales de la torre,
edifico junto al mercado, donde
en la planta baja algunas
comparsa tenían su
sede social de Estudiantes
pues ya estaba
en marcha el proyecto de la nueva
casa del Fester .
El recuerdo que conservo
de una reunión del
momento, con un grupo de directivos de los que solo
quedamos Eusebio Rico y Yo.
Nos dejaron, Hipólito, Pepe presidente de lo
Vizcaínos, Rafael Moran directivo.
Carlos Cortes, Evaristo Plá, Elías
Bernabé, el conserje “Antonio” el Chaquetilla.
En la Unión de festejos con los
hermanos , hermanos de Pepito encontré con Julio y Gabriel Tortosa , jóvenes guerreros de la
comparsa de Vizcaínos que
formaron parte de su nueva comparsa . Allí formamos parte de las comisiones de trabajo y ya instalados en la nueva casa
del Fester , el sueño
de Hipólito la complementó con el
Aula de Cultura como aula de
estudios, que alumbraron el hecho
histórico de la llegada de Jaime
I a Petrer en el año
1265, y el nuevo acto
histórico de la Rendición y la puesta en
marcha de la Festa del
Capitans.
Entonces vi cómo, bajo el
beneplácito de su presidente de la comparsa de Vizcaínos, el entusiasta Pepe Pina, y Gabriel Tortosa
Iban transformando la comparsa con trajes auténticos de su época,
con nuevas "filas", hasta llegar a transformarla totalmente.
Mientras tanto en la Unión de
Festejos y junto con Santiago
Payá, presidente de los moros Fronterizos, y Andrés Corcino de los Estudiantes, a
propuesta del Aula de
cultura, capitaneada por los
veteranos Hipólito Navarro y Santiago Payá, amantes de este pueblo y de todo el movimiento cultural que se
generó en la casa del
Fester , gracias a ellos… se impulsó
el nuevo proyecto nacido con el
nombre de Aula de Cultura para
realizar la " Festa dels
Capitans" y Santiago en su libro
editado de poesía titulado “Ven” ,
recordando aquella preciosa y preciada época
de “nuestra” Aula de cultura.
Los miembros el aula,
para iniciar nos
propusimos aportara alguna
referencia histórica y cultural que
entroncara en el medio año festero. Pasado
un tiempo, mi propuesta fue conmemorar la llegada de
"Jaime I" a Petrer el día
19 de Noviembre del año 1265.
A todos les gustó la idea, pero a
Gabriel le entusiasmó, pues él, años atrás, ya había formado la fila con el nombre
del Rey Jaime I "Conquistador". Desde entonces, la fila "Jaime
I", su fila que tanto ha gozado y sufrido, acompaña a su rey con sus
mejores galas y deseos, desfilando orgullosos y sabedores de que su
presencia junto al Rey y nuestro
castillo de infancia, correrán el mismo destino que la historia les
depare.
Equivocadamente, decimos, que
tenemos una fiesta de moros y cristianos magnífica, espléndida, entrañable,
única... cuando realmente estos calificativos corresponden exactamente al
conjunto de los hombres y mujeres que las realizan, y forman este
gran pueblo. Sin los festeros el pueblo, la fiesta no late, no existe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario