Las agrupaciones corales han pasado sus crisis en la última etapa del siglo XX.
Cerca de unas fiestas de Moros y Cristianos nos encontramos los dirigentes de la U de Festejos, que no teníamos coro para celebrar la misa a San Bonifacio.
Una vez ratificado que no había coro con Antoñita Beneit miembro habitual y José Diaz Barcelo director de la Unión Musical y a su vez director del coro, se movilizó Antoñita Beneit, Antoñita Payá para hacer un llamamiento y captar a los amantes del bel canto local.
Ese año los ensayos se hicieron en la Casa del Fester y allí se tomó el acuerdo que estará registrado en el libro de actas de la época, que mientras el coro no tuviera identidad propia sería la Unión de Festejos la que les daría cobertura y cobijo
incorporándose como agrupación coral de la Unión de Festejos, como así consta en las crónicas festeras de la época.
Pasan los años y se va cumpliendo con la unión para los actos religiosos de la fiesta de Moros y Cristianos del coro del Ceam, coro de la escuela tradicional, coro parroquial, aficionados no adscritos a ningún coro, caminando hasta ahora en que se echa mano de una lista de asociaciones locales y sale coro de la Unión de Festejos San Bonifacio, Mártir.
Después de tanto tiempo el compromiso debe de seguir en pie porque ninguna junta directiva que ha pasado por la Unión ha derogado el acuerdo.
Por ello, la Unión debe de acoger a todos los amantes del canto coral y crear una sección que asegure su actividad.
Pablo Carrillos Huertas
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