Respetada señora ministra de Empleo y Seguridad Social: he recibido su carta indicándome la revalorización de mi pensión para este año 2014, que ha sido del 0,25%, cosa que ya sabíamos los más de ocho millones de pensionistas, como puede imaginar. No me resisto a contestarle casi a vuelta de recibo, porque los de la vieja escuela pública (antes llamada nacional), solemos ser gente educada.
Estoy henchido de gozo, señora ministra, porque resulta que me encuentro con cinco euros de más a fin de mes, que cuidaré como oro en paño y que, distribuyéndolos proporcionalmente en los 30 días mensuales vienen a ser unos 17 céntimos diarios. Y debo decirle que el año pasado tenía cinco euros de menos de pensión que en 2012, porque con la subida del IRPF resulta que no percibía más, sino menos. Es decir, que mi pensión en 2014 va a ser la misma que en 2012. Menos mal que no como mucho.
Ya ve, señora ministra de Empleo y Seguridad Social, en lo que queda la cosa de la vida laboral de un jubilado: comencé a trabajar a los 14 años de aprendiz, y pasando por artes gráficas (cajista de imprenta, linotipista, fotocomposición), y llegando a periodista, resulta que trabajé unos 51 años hasta cumplir los 65, de los cuales coticé unos 46, año arriba año abajo. Y sigo en la brecha, haciendo cualquier colaboración que se ponga a tiro, porque con lo que sube la vida, y con esos 17 céntimos de aumento diario que ustedes me proporcionan, lo tengo un poco crudo, créame. Y no intento ir de héroe señora Fátima Báñez, ya que como yo hay muchos, millones de jubilados, e incluso en peor situación.
Lo malo del caso es que el presidente del Gobierno, señor Mariano Rajoy, juró y perjuró en su día que no tocaría cosas como las pensiones o la sanidad, y en eso han fallado (llamémosle mentido) ustedes de forma alevosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario