Paco Máñez.
Recordar a Matilde es también volver a encontrarnos con Hipólito, es vivir los años de juventud de
muchos jóvenes que los tuvimos
de referencia en nuestra integración en la vida social del pueblo.
Ella fue siempre quien más le quiso, quien más le admiraba…Cuando en
fiestas le llenábamos su casa acompañando, con otros amigos del “Tío Guitarra”,
ella, siempre estuvo dispuesta con sus mejores esmeros, con su carácter mezclado con la alegría que emanaba de su rostro, siempre integrado con la alegría que allí se producía.
Y si coincidía que también estaban sus hijos,
aquella casa se convertía en el palacio de la felicidad. Y ese recuerdo de Matilde, de la
mujer maravillosa, me acompaña
junto con Hipólito, que tanto admiramos y en el
recuerdo veneramos. El recuerdo de
la voz de Matilde y la de él, que
también fue su pasión, los tengo guardo en mi nube.
Gracias
adorada Matilde, ese fue tu mayor legado,
tu entrega y amor a tu querida familia, que sentimentalmente, también fue la nuestra, gracias a tu bondad, tu amor y tu pasión, también por este
pueblo que nunca os olvidará.
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