Francisco Máñez Iniesta.
Ha pasado medio siglo y con él, los años más interesantes de la fiesta, gracias a los valores democráticos que nuestra sociedad y la fiesta experimentó.
Fiesta que fue llenándose de jóvenes que querían vivir y participar en la gestión de la comparsa de la Beduinos nueva comparsa que se ligó al conjunto de nuestra ancestral fiesta de los moros y cristianos que nos legaron nuestros antepasados.
Las comparsas de moros
se fueron llenando las filas con nombres de
origen árabe sin pretender buscar la singularidad propia de sus comparsas formando un sinfín de nuevos
nombres de filas, propios y jocosos
cerrando el arco del bando moro.
Cincuenta
años de vida forjando fiesta en el bando
moro de marca beduina con un enorme potencial de ilusión , fue una proeza
maravillosa llena de imaginación expuesta
con sabor y reminiscencias
magnificadas de perfume y color
del mundo beduino desarrolladas a
partir de aquellos velos, que con mucha ensueño
vagamente recordamos sujetos en la cabeza con carruchas vacías de hilos
de coser los zapatos que nuestra industria zapatera proporciona gratis.
Ahora
adentremos en su historia para conocerlos un poco más a fondo – a los Beduinos
y su historia- en su perpetuo recorrido por los desiertos. Nada mejor para ello
que adentrar en ese maravilloso mundo,
guiado siguiendo los estudios del
Etnólogo John H. Stinson Fernández y la descripción poética de un
interesantísimo viaje por toda la
geografía mediterránea escrito por Baltasar Porcel titulando
su excelente obra Mediterráneo: Tumultos del oleaje. He aquí un esbozo de su historia con su
recorrido poético por los desiertos de Arabia y África y su entrega fiel al Islam.
Introducción
histórica:
"Estas gentes del Magreb
no tienen comienzo y nadie sabe dónde acaban; si una de ellas es destruida,
muchas otras la reemplazan; ni siquiera las ovejas que pastorean son tan
numerosas como ellas mismas”.(Carta del gobernador de Ifriqiya - territorio del norte de África- Hassan ibn al-Nu’man dirigida al Califa de
Damasco en torno al año 700).
Esta
interesante carta nos indica como ya habíamos leído en crónicas de la España
Romana que las gentes del Magreb ya en
siglo II reinando Marco Aurelio oleadas de mauri, cuando podían cruzaban el estrecho adentrándose en la nueva
Hispania romana, aspecto nada novedoso desde siglos atrás cualquiera de nuestros antepasados que pintaron los bisontes de Altamira o bien
los residentes de Atapuerca iniciaron el camino buscando en el resto del
mundo mejores condiciones de subsistencia, dejando ya claro que la
tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El poeta Virgilio definió las
migraciones de los pueblos: ¿Qué causa, oh mancebos, os impulsó a tentar estas ignotas regiones? ¿Adónde vais? ¿Qué linaje es el vuestro? ¿De dónde venís? ¿Nos traéis la paz o la guerra?
El carácter conquistador de
los musulmanes nacido del primer islam les llevaba a luchar contra sus hermanos
nómadas, considerados idólatras, por ello eran sometidos los bereberes nómadas y sedentarios de todo el norte de
África, para seguir con las conquistas posteriores que se encaminarían hacía el
sur después de haber conquistado
Argelia, Tunicina y Marruecos. Al
principio cuando conquistaban una plaza se repartían el botín quedándose con
las tierras, aunque pronto cambiaron de
táctica para que las tierras siguieran con sus dueños pero pagando un tributo en el que mantener al ejército y ellos
proseguir con nuevas conquistas que les
proporcionaban nuevas riquezas y mayor poder.
Cruzar el mar mediterráneo por el estrecho era tarea fácil para obtener
información, y así lo hicieron varias veces colaborando con los godos y judíos.
España era tierra considerada tierra de cristianos
“gentes del libro” y no entraba en el campo de las nuevas conquistas,
aunque sí estaban tentados por sus riquezas. La
caótica situación de los
diferentes reinos visigodo en que la mayoría de sus reyes fueron asesinados
entre ellos para conseguir el poder, impidió que los visigodos jamás
consiguieran la integración de la
población hispano romana, ni siquiera cuando los reyes
godos de religión arriana
se pasaron al cristianismo y para demostrar que eran más católicos que lo reyes visigodos posteriores. La
política de brutal dureza de los nuevos
cristianos visigodos - ex arrianos -
contra los judíos para
demostrar la veracidad de su
integración, marcó desde entonces a la Europa cristiana. La situación de
penuria social y la colaboración
importantísima del pueblo judío desesperado
por la crueldad de la represión,
decidió el salto árabe a la península con la complacencia de
la mayoría de la población que se
entregó en busca de mejorar la precaria situación. La conquistándola como sabemos fue un paseo militar. Una nueva
cultura más, ahora musulmana, ahondaría
sus raíces después de casi novecientos
años vida en esta primitiva tierra de los Iberos, llagada también al principio de la historia del otro lado del
estrecho.
LOS ÁRABES
BEDUINOS:
Vidas y desiertos
llenas de aventuras y poesía
“El sol sale a las siete de la mañana y se
pone a las seis de la tarde. A las nueve ya nos acostamos, después de haber
cenado, hablando junto al fuego de la vida del desierto, jugando con dibujos en
la arena, entonando canciones de amor y
de guerra y haber identificado estrellas y constelaciones en el diáfano y cercano. Venus la refulgente,
el grupito de la Pléyade, Orión… La noche al raso y los caminos perdidos, nuestro
corazón alegre, el amor…sí la canción refleja el viaje. Al amanecer rodeaban el
campamento múltiples pataditas de jerbos, el minúsculo roedor amarillento de
aspecto acaso parecido al canguro.”
Por aquel entonces todas las tierras
que se extendían desde el oasis de Siwa en Egipto hasta el litoral Atlántico en
el Magreb, y adentrándose en los límites del desierto por el sur, se hallaban
habitadas por una enorme amalgama de pueblos. Más hacia el interior del
desierto el nomadismo estaba mucho más extendido. Empleaban una serie de
lenguas que podían clasificarse dentro de la rama amazigh o bereber, de la gran
familia de lenguas afroasiática. Estos pueblos reciben el nombre genérico de
“bereber” (del árabe “barbar” y del latín “barbarus”, aunque cabe
mencionar que los romanos también los referían bajo el nombre de “mauras”).
Entre las diversas tribus que tuvieron cierto protagonismo en éste periodo
podemos encontrar a las de: Sanhaya, Zenata, Masmuda, Barghawata, Kutama,
Awraba, Houaras, Jarawa, Lawata. Si
hacemos caso a Ibn Khaldun, el mayor estudioso árabe medieval sobre las
genealogías de estas poblaciones, todas provenían de un mítico antepasado común
llamado Barnos que tuvo diez hijos, los cuales darían nombre y origen a estas
tribus de los que los Sanhaya (Magreb central y extremo), Zenata (en los
confines de la meseta de la Tripolitana) y Lawata (Tripolitana, Cirenaica y
Aurés), ocasionalmente aliadas entre sí, serían las más numerosas.
El término árabe de Beduino
significa desierto. Nómada originario que y se alimentaban de gacelas,
avestruces, avutardas y codornices se
asienta alrededor de los desiertos
desde cinco mil años antes de Cristo. Colonizador del desierto vive en los asfixiantes veranos junto a los pozos y los
oasis; nómadas de los desiertos de arena, ama la tierra y sustancia con Alá, su Dios que anima
el Corán. Son también los místicos de los desiertos que sueñan en poder cruzar
los siete cielos como hizo Mahoma;
resistiendo, permanecen en los
desiertos, después de soportar el estupor insoportable del verano asentados en clanes y tribus
esperan el momento de iniciar sus
trashumancia en inviernos y primavera,
pastoreando los rebaños de corderos, y para ello busca buscan
las zonas donde las lluvias regaron las arenas. Los rasgos propios de su carácter son la
libertad la solidaridad, la lealtad, la firmeza, el equilibrio, el autodominio,
La indulgencia. La nobleza, la hospitalidad, su caballerosidad, su bravura y su obstinación en la venganza. Son
pacientes ante el infortunio y valientes
para la protección al débil y el desafío al fuerte considerando estas
actitudes las leyes sagradas del desierto. Su civilización material se
construyó sobre la noción de movilidad seguridad y rapidez en sus recorridos.
El mundo de sus principales relaciones eran en primer lugar
su extensa familia, su clan; y su misión de englobarla en la tribu, donde existen distintos clanes que
forman la confederación. Todas las tribus seguían un estricto código de
caballería cuando combatían entre ellas.
“La noche al raso y los caminos perdidos, nuestro corazón
alegre, al amor…Sí, la canción refleja el viaje. Rodamos por una infinita
extensión de arena, apenas ondulada, y
de pronto se forman a nuestro alrededor
uno, diez lagos, riachuelos, temblorosa
el agua y estáticas las arboledas. Que se esfuman de pronto. Y brotan al
instante. Horas y horas. Son espejismos, que hacia el mediodía se multiplican
saturando de irrealidad este mundo yermo y vigoroso. El Sahara se compone de de dunas, abstracción de doradas y desnudas arenas, belleza de la muerte. Los tuareg
preparan el té. Hay que tomar tres vasitos, rito obligado: amargo el primero,
al punto el segundo muy endulzado el tercero.Mundo fabuloso, caminamos inmersos en una alucínate vejez sideral, los enormes montículos que
simulan esfinges, bestias antediluvianas, bulbosas erupciones pétreas. Un agudo silencio nos rodea. La vida
es la materia en su estética
omnipotencia. Jamás había estado tan solo. Ni es tierra firme – el mar
es diferente- tan inmenso en la totalidad: somos únicamente una fracción de esta materia.”
Fueron los griegos
los primeros en dar a la palabra ´Arab, el sentido étnico que jamás tuvo entre los musulmanes, al menos hasta mediados del siglo pasado, cuando os
orientalistas comenzaron a introducir sus conceptos raciales en el mundo del Islam. Los árabes sedentarios del sur, jamás se llamarán a sí
mismos ´Arabo, sino yemeníes u otros
apelativos. Hasta entonces el término ´Arab aludía a la mítica forma de
vida de los nómadas, entendida ésta en
sus aspectos más positivos y que se
refieren a valores y virtudes que están en el origen mismo del Islam. Las
tribus nómadas antes del Islam se estructuraban
por el parentesco de los varones, aunque existían excepciones a esta
regla. Individuos sin estar ligados a un
grupo por sangre podía tener el derecho
a la protección, la protección por vecindad, el estatuto de cliente (maulá) era adquirido por el esclavo en el
momento de su liberación pasando a formar parte de la tribu. Un individuo podía
ser expulsado de la tribu por su comportamiento humillante para los suyos. Soportar el calor extremo
del desierto supones usar
ropa ligera, túnicas que permitan la
circulación del aire y libertad de movimiento, proporcionando protección contra el sol y la arena. Sus vestidos se diseñan para cubrir el cuerpo entero salvo la cara
las manos y los pies. El vestido principal de los hombres es el thawb
de algodón blanco o la túnica
gris. Encima de la túnica, los hombres llevan mantos de seda larga o chaquetas de algodón llamadas kibrs. Las chaquetas están abiertas en
el frente y afianzan con cinturones de cuero.
“Las tiendas de campaña son
de lana. Lana de oveja y de cabra. Lana blanca: por el color podemos saber que nos hallamos en el Sahara. Si estuviéramos en el desierto de Arabia, la lana sería negra… Con
el calor, la lana se encoge, se cierra en si misma impermeabilizando el interior
del exterior, con lo que el aire refresca dentro de la tienda. Si
lloviera, la lana se apelmazaría, mojada, formando una tela también compacta e impermeable. El Beduino, el nómada de los
desiertos - tiene y sobre todo ha tenido- muy pocas cosas, pero éstas
¡alcanzan tan lejos! Por ejemplo, coge
un poco de lana, la quema, y mezcla su negra ceniza con agua: ya ha conseguido
tinta. Con la que puede escribir la palabra primigenia, la sustancial: es decir
Allah (Alá), Dios. “
Los beduinos actuales
están organizados en tribus y hablan el badawi y se consideran
descendientes del pueblo árabe. Su economía y alimentación su fundamenta en la
cría de ganado desplazándose
constantemente en busca de agua y
pastos. Su alimentación es a base de leche y sus derivados, como un tipo de
Manteca que llaman ghee. Comen el pan ázimo
de trigo dátiles y otros frutos
que se obtienen en los oasis de los desiertos. Se les considera
trashumantes como herederos naturales de periodo neolítico, también mantienen creencias ancestrales de espíritus y genios,
si bien algunos han optado por el
misticismo del sufismo que trata
de alcanzar un grado superior de conciencia para así obtener una
relación más íntima con Dios. Desde la creación del Estado de Israel, a los
beduinos palestinos les están aplicando
programas para adaptarlos al modelo de
vida occidental promoviendo
asentamientos, talleres y fabricas
tejidos y de productos típicos
beduinos; modelo propio occidental que produce
un serio conflicto que atenta
contra la libertad de su cultura milenaria y
sus movimientos trashumantes,
mientras que su población, preocupantemente, dicen que se duplica cada trece años.
“ Y
practicamos la gzana: leer en la tierra. Introduzco un dedo en la arena,
mientras el tuareg palpa el suelo y me va descifrando los ignotos recovecos del destino Osman, Adhmet y Aisa
envuelven su cabeza con el tagelmust, el enorme turbante que solo descubre los ojos. El turbante es azul-
“hombres azules” han sido llamados los
tuareg - pero también los hay negros,
verdes, blancos. Yo también me cubro: contra el sol impecable, el frío
nocturno, el viento arenoso, el tagelmust resulta de una utilidad
imprescindible. Las mujeres, también altas, de noble belleza, llevan sin
embargo la faz descubierta. Al revés de la mujer árabe, que nos aparece velada.
La targuí es una sociedad matrilineal,
un hijo lo es todo de su madre y ellas son las que enseñan a los niños la lengua tifinagh, las canciones. “
En resumen forman una cultura de hombres y mujeres durísima de vida en los desiertos
poéticamente cruzan los desiertos
velozmente con sus caravanas de camellos
cargados de mercancías. Nos ha sorprendido su estructura política milenaria con
sus clanes (familia) tribus (pueblo) y la Confederación (Unión de pueblos)
estructura con la que han solucionado
sus problemas durante miles de años, mientras que el resto del mundo ha sido
incapaz de ordenarse sensatamente y
menos de regular sus diferencias de todo tipo provocando conflictos bélicos
constantemente.
No podemos terminar este trabajo sin dejar -otra vez -
constancia de que aquellos árabes y sus generaciones posteriores
durante esos casi nueve siglos de historia junto a los judíos y cristianos, concretamente en el reinado de Abderramán
III, dejaron el gran legado cultural de Al-Andalus, en el cual según la opinión de la monja del monasterio
de Gandesheim en Alemania , el esplendor cordobés era el ornamento del mundo,
pues desde el emperador de Constantinopla
hasta los más altivos monarcas
europeos solicitaban aliarse con el califa omeya, enviando a sus
embajadores y a sus intelectuales para
que se enriquecieras en contacto con el saber
que allí se desarrollaba. Otra vez habría que referirse a Averroes, a
través del cual se introdujo
Aristóteles en el pensamiento
occidental. En definitiva, hoy ya nadie podrá negar que fuera el islam español quien culturizó a Europa. (Eric
Santoni). Concluida la expulsión de los musulmanes, casi dos siglos después, el
conocido abate Marchena
escribió en 1792” La España está a diez mil leguas de la Europa y a diez del siglo decimoctavo”.
Celebremos que en nuestra fiesta de
moros y cristianos hayamos recobrado el aprecio
por la cultura de aquellos
árabes de los que entre ellos estaban los beduinos. Vivir una fiesta
destacando los valores de nuestro pasado
doloroso en convivencia y tolerancia,
es tomar el mejor antídoto para no
volver a repetir la historia.
ÁRABES BEDUINOS, UN HERMOSO
SUEÑO DE VIDA.
“Allí anida la esencialidad
de esta vida, de este universo.
Todos se nutren del oasis,
cosechando más que cultivando.
Pero el beduino nunca acampará en el oasis: se encuentran atraídos por el agua y la huerta, la hierba…
El arroyo enfría
rápido, se pierde entre el palmeral, los naranjos, la alfalfa, los
granados.
También pululan ocultos los
arrullos de las tórtolas. “
Ksar bereber de Ait Ben-Haddou, en el
Alto Atlas marroquí.
Esta fue su deliciosa histórica siempre junto al encanto y misterio del desierto , historia que tomo corazón y vida cuando las puertas de la fiesta de Moros y Cristianos se abrieron ante su nacimiento y su engrandecimiento en el bando musulmán de nuestra fiesta.
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