miércoles, 9 de diciembre de 2020

Recordar es dar vida....... JESÚS ÁNGEL RODRIGUEZ MARTIN

 

Recordar es dar vida

 

 


JESÚS  ÁNGEL  RODRIGUEZ  MARTIN

 

CREPÚSCULO  DE  OTOÑO

Francisco  Máñez  Iniesta

 Como decía Goethe, “el sentimiento lo es todo" por eso antes de que a los hombres les unieran las palabras y los pensamientos; les unían los sonidos, les unieron  los colores, los olores… en definitiva sus emociones como todo en  el hombre nació de la evolución del cerebro. Los hombres articulaban sonidos y éstos acabaron creando la palabra, el verbo… ¿Cuál de todos los sentidos sería el dominante...?  ¡Sería el lenguaje! tal vez, pero como dijo Sarduy: el lenguaje es puro artificio, y el  hombre, que está bañado por el lenguaje es un ser puramente arbitrario, destinado a la simulación. ¿Quién sabe? Si a pesar de ello, la palabra fue determinante en la evolución humana, el sonido, la música acabó alcanzando las mayores cotas de comunicación en el cosmos de los sentimientos, los sonidos constituían el tejido del alma, razón de ser de la vida, del calor de lo humano que emanó del espíritu del hombre, evito su autodestrucción ante un cúmulo de atrocidades que observamos en la Historia, al  entrelazar la música que emanaba de la vida con los primeros sentimientos de los seres humanos. De todo ello, ¿quién sabe? Quizá tú, por tu  intensa vida  dedicada a la música, puedas responder a todo ello.

Amigo Jesús, no sé por qué me ha salido este preámbulo sobre los sonidos, quizá  haya sido porque  mi intención era descifrar mis sentimientos respecto al cuarto movimiento de la 5º Sinfonía de Mahler, subtitulado me he alejado del Mundo.  No sé si todavía te acordarás, pues hace ya  bastante tiempo, cuando empecé a juguetear con el ordenador e Internet, a través de un  correo electrónico, te pedí que me sugirieras composiciones musicales que habían calado en tú alma a través de tu vida profesional. Cuando recibí la relación de títulos y autores me puse a temblar cuando leí la referencia a la  5ª Sinfonía de Malher y su  relación con la película de Visconti Muerte en Venecia. Creo recordar que en mi respuesta te aseguré que cuando me encontrara en condiciones sensitivas, te escribiría lo que para mí significó esta música desde el momento, hace ya muchos años en que la escuché por primera vez, precisamente a través del espléndido film de Luchino Visconti.

Después, en casa, en la más completa soledad, escuche la sinfonía completa   Fue un momento impactante que consiguió nublar mis ojosconmovido por la  sensibilidad del solemne adagio, sin llegar a comprender aquella  belleza que me envolvía y que, inconscientemente comparaba con los maravillosos y suaves ocasos del otoño, llegué a pensar  que  el triste adagio  nos anunciaba  lo efímero de la grandeza de la vida.

Jesús, a veces pienso que esta  sublime música  ha viajado por el  fondo del espíritu de cada ser, y se llega a  percibir cuando el hombre se encuentra con su naturaleza, cuando difícilmente se reconoce y se sufre como humano y también por lo humano. La fuerza de la belleza que emana de los sonidos de las notas de ese  gran misterio que percibió y que llegó a componer Gustav Mahler fue el nexo entre el  gran misterio de lo divino y lo humano.  Creo que él fue el instrumento por el cual  nos la belleza llegó al mundo al  descubrirla en un rincón de su alma, o en la de alguno de nosotros que conoció en su tiempo, siendo el lazo de comunicación entre todas las sensibilidades cuando contemplan la belleza y el dolor de este mundo finito, a los que como Mahler, “sin ser creyente, estaba abierto permanentemente al misterio”.(A. Amorós) Semejante sensación  experimenté después de escuchar por  enésima vez los tiempos del  Dies Irae y Lacrimosa del Réquiem de Mozart, composición que en mi opinión también raya la divinidad, donde también es manifiesto el sentimiento de dolor ante la tragedia de la vida, de lo finito, ambos en contraposición con Buchner, “el  absoluto creyente, el absolutamente serio ¡feliz él!” (A. Amorós) impregnando su colosal espíritu con acordes sonoros pletóricos, donde brillan las doradas notas musicales de los metales y la fortísima percusión erizando  la sensibilidad gozosa y posesiva de lo absoluto, en concomitancia con los acordes más exaltados de R. Wagner, genial y contradictorio compositor que fundió en su alma un altar donde se exacerba al unísono  la  adoración de la vida con su  opera Tannhauser  y el esplendor del horror en el galope de la muerte de Las Valquirias.

 Si amo apasionadamente la música, es en Malher, que bebe constantemente de la canción popular, donde fundamentalmente más se identifica la sensibilidad de los  espíritus  diáfanos con su alegría y deseos de vivir, también de angustia por el dolor ajeno del que siente su punzada, además de su humor trágico que  ya es nuestro; también siento cómo me conmueve Mozart, sobre todo en el Réquiem que valoro como la gran obra que estremece a  la humanidad, llena de misticismo y dulce lirismo. Momento supremo  escuchar la última canción de las lágrimas que se asoman ante la puesta radiante del último sol, compendio del dolor de este atormentado mundo que no logra desprenderse de las  cadenas que lo atan a  tragedia  de la vida, ¿Ves como no puedo separar la belleza del dolor…? Gozar de la belleza  es tan sagrado que percibir  que algún ser humano no la perciba, es sentir el dolor sordo de la infelicidad y ello me exaspera pues la obra de la evolución es puro gozo para toda la raza humana   capaz de bucear  en los frondosos  parajes  de sus almas.

  Amigo Jesús, quizá te esté dibujando un carácter excesivamente dramático, y en verdad  no es así, pues también  me exaltan las polonesas, especialmente la Gran Polonesa de Beethoven, o de Chopin me embelesa el Claro de Luna de Debussy y me entusiasma el romanticismo de Tchaikovski, Rachmaninov y Brahms entre tantos y tantos  maravillosos músicos de este incompresible mundo, que sobre todo porque aman la vida y se identifican con los pensamientos  metafísicos más profundos que nos ayudan a reconocer aleatoriamente nuestras aflicciones  y regocijos.

  Sabes que te aprecio y te admiro por ser como eres y por poseer el don de la música, quizá uno de los mayores tesoros que el ser humano es capaz de sentir y desarrollar como lo haces tú ante el piano. ¿Ves, Jesús…? Música, filosofía… cada esencia forma parte de los eslabones de esa  cadena, pues son el resultado de la otra esencia de este mundo  que tanto nos desconcierta. A veces me pregunto: ¿Se podrían catalogar a los grandes artistas de las distintas artes como dioses infelices  (¡!) a pesar de que brotó de ellos tanta belleza y sentimiento? Se nos enseñó aquello de que la energía nunca muere, y llegamos a ver  a nuestros muertos en forma  flor, de noche, día, viento, tierra, flor, árbol, nube, montaña lluvia,  rayo, trueno, paloma…vida….y ¿qué es todo sino la tragedia de la vida  pasada por el tamiz de la belleza, del arte y la sobretodo de la música?. Pero en definitiva ¿qué es todo este cúmulo de belleza sino vapor, humo, ensueño, algo que quizá ya no existe en el tiempo, como las marcas de muchas estrellas que ya no existen y vemos brillar en el  firmamento?  ¿Dónde reside la música, en nosotros o en el firmamento? ¿Será efímera la música como el hombre o quizá encontremos la esperanza de que todo ello  pueda escapar al raciocinio de  nuestra mente y el Universo se convierta en el Edén de paz, de la eternidad? ¿Es el arte quien atrapa a la humanidad y la hace soñar en el  orden de la justicia de la paz… en la espiritualidad…  o quizá es el vehículo que lleva la llama de la belleza, alma del mundo para alcanzar de verdad… el sueño del Himno a la Alegría… en el caben todos los hombres para volver a ser hermanos como concibieron  Schiller y Beethoven?

 Como puedes ver, amigo Jesús Ángel cuanto te expongo supone un pesado bagaje para este pobre loco que aspira a que las utopías se convirtieran en realidad y los sueños  en  poemas gloriosos portadores de la llama sublime de los sentimientos de hermandad universales.  ¿Locura o subversión…?  No sé, quizá tú puedas tener la respuesta a la que aspiro conocer por tu íntimo contacto con el maravilloso mundo de la música…

 

Recibe mi afectuosa admiración. Tu amigo Paco Máñez.24-6-09

 

 

 

 

 

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