El polifacético Luis Vera
El cumplimiento de la nueva Festa dels Capitans dan constancia de un esfuerzo y testimonio en su aportación a nuestra fiesta de Moros y Cristianos. Fue un arrojo de aquella última generación de festeros guiados por Hipólito Navarro que se integraron en su juventud en la mitad del siglo XX se integraron en los órganos directivos, logrando el acontecimiento de gestión más importante, después de la famosa Comisión Warren que sentaron las bases de funcionamiento, acabando con las batallas y broncas de los patriarcas de cada comparsa.
Fue Luis Vera el que en viaje a Madrid casual, aprovechó el tiempo del largo viaje para hablar de la fiesta de moros y cristianos , bajo el prisma de la nuestra asociación de fotógrafos locales , en la cual yo pertenecía siendo colaborador del ayuntamiento en su certamen nacional … llegando a la conclusión de integrar a nuestra asociación en la elaboración de la revista festera anual. Concluido el viaje recibí una carta oficial de la Unión de Festejos incluyéndose al club fotográfico en la elaboración anual de la revista. Aquella iniciativa provocó que desde entonces el club fotográfico local se integrará en la elaboración fotográfica de la revista.
Fue un tiempo en que aquellos jóvenes, y otros nuevos amantes de la cultura que años después capitaneados por Hipólito Navarro optaron por seguir introducir los fiesta valores que formaron el Aula de Cultura, que aportó los estatutos democráticos de la Unión, la plena integración de la mujer en la fiesta, además del cambio de la fiesta a fin de semana además y procurar el encuentro con la verdadera historia eliminar anacronismos seculares.
Fue entonces cuando en el año 1982 nació la Festa dels Capitans, desde la cual se desarrolló la recreación histórica de la crónica del Rey Jaume I en la se produjo la rendición de la medina de Bitrir en el año 1265 aquí, en nuestro castillo de la antigua medina de Bitrir. Como soporte histórico de la Festa dels Capitans fue un hallazgo importante, el cual, junto también en el mismo año, al nacimiento de la dignísima recreación histórica de su Tractat de Almirra, se sumaron valores a la Gran Festa dels Moros y Cristians .
Una visión retrospectiva de este hecho hace que me plantee preguntarme si de verdad la Festa del Capitans empezó el año 1982.
Repasando revistas de años anteriores me encontré, en la revista de nuestra fiesta del olvidado año 1966 dos trabajos que podían ser premoniciones de hechos importantes que sucederían en inicio de la transición democrática de nuestro pueblo. Fue una sorpresa encontrarme un artículo mío titulado Sueño o Realidad, el cual lo transcribo gran parte, y de otro casi a continuación del mío de Emigdio Tato titulado Amat titulado El Viejo Castillo.
El argumento de mi trabajo se producía dentro de un hermoso sueño en nuestro castillo, bellamente restaurado en el cual se producían los actos de las embajadas. En el extenso trabajo, un amigo invitado del Sr. Tato se lamentaba de la necesidad de que la fiesta no llenará el viejo castillo, preguntándose ¿Por qué el alma del pueblo capaz de inspirar tan artísticos festejos no sube al Castillo?
También se expone la necesidad de la restauración del lastimoso viejo hidalgo castillo, exponiendo las acciones y los trámites para que dentro de un proyecto de reconstrucción se convierta realidad, generando su lectura diferentes interrogantes sobre la veracidad de aquellos comentarios de restauración, dado que la reconstrucción del castillo se inició a partir de la nueva Constitución Española en el año 1978, siendo inaugurado seis años después en el año 1984.
Sueño o Realidad
El primer trabajo en líneas generales dice así: Muchos años hace ya que la Villa de Petrel tiene un Castillo; infinidad de lustros han pasado sobre sus ruinas que, aunque frágiles ante la vista, estuvieron y lo continúan estando llenos de vida por la fuerte resistencia de sus peñascos que en calidad de cimientos desempeñan su papel casi eterno. ¿Historia? Sí, como todo en esta vida nació por un motivo y con una misión a desempeñar, misión que cumplió con toda dignidad y ahí está él, todavía dando testimonio de su verdad, artículos premonitores que posteriormente comentaremos para mejor situación:
Sueño o realidad. Se aproximaba la hora de la Embajada. Petrer, después de muchos años de ardua tarea, ya había reconstruido su Castillo y por primera vez en la historia de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos, se iba a celebrar la Embajada en el mismo castillo…. Los campos y caminos que lo surcan saben de sus sudores, de sus canciones, de sus victorias y de sus alegrías. Y por esto precisamente se ha reconstruido y van a celebrarse allí las Embajadas, porque haciéndolo así, su recuerdo estará más vivo en todos nosotros.
Este, completamente iluminado y reconstruido en acuerdo con su tiempo, se alzaba majestoso y altanero, teniendo una expresión pintoresca dentro de la época. Una vez arriba, después de subir por una gran escalinata, me dispuse a sentarme en una de las muchísimas sillas que para los espectadores se habían dispuesto, encentrándome con mucha gente forastera y algunos turistas. El espectáculo que ofrecía la combinación de luces me produjo un gran impacto, ya que los puntos más destacables del Castillo se perfilaban con un realismo sorprendente.
En la almena más alta ondeaba la bandera árabe a merced del viento, mientras que los centinelas ocupaban sus puestos en estado de alerta, pues se acercaba el momento de tener que sufrir la gran derrota y abandonar la fortaleza que ellos levantaron junto a la medina de Bitrir.
Ya había empezado la guerrilla y las tropas cristianas se aproximaban cada vez más a la fortaleza. De pronto se escuchó el fino sonido de un clarín que hizo callar lentamente el fuego de la arcabucería. Ya los cristianos estaban al pie del Castillo preparados para recibir la presencia de su Embajador, cuando éste apareció por un estrecho sendero acompañado por su escolta. Los forasteros que tenía a mi lado no se percataron de ello porque estaban comentando lo bonito que les había resultado ver el gran museo de trajes de nuestra fiesta, expuesto en el interior del Castillo, pues reconocían haber visto la mayor exposición de trajes de la época de las fiestas de moros y cristianos.
Acto seguido se puso el equipo de altavoces en marcha, cuando se empezó a oír los primeros párrafos de la súplica, al mismo tiempo que se apagaron los f o c o s quedando únicamente los que realzaban la fortaleza y todo su interior. Era fabuloso, jamás había visto cosa tan semejante en toda mi vida, pues el escenario era tan real y auténtico que pensé ser yo el que había retrocedido años atrás. Una vez decididos a tomar el castillo alentados por la voz de su embajador, se acentuaron los textos escuchándose al mismo tiempo una música mora que acentuaba la batalla, al tiempo que se encendían los grandes focos generales iluminándolo todo. Una salva de aplausos puso justo colofón al espectáculo.
Ya había oscurecido y el crepúsculo nos acechaba. Lentamente fui descendiendo por una de las grandes escalinatas mientras me preguntaba obsesionado: ¿Y si todo fuera un sueño cuanto había contemplado? Pero, claro, los sueños que llevamos en nuestra alma.
Ciento es, que en la España las tres culturas, cristianos árabes y judíos, después de casi nueve siglos de vivencias, en estas tierras, que tanto amaron todos fueron españoles, nunca hubo una sociedad tan plural y cultural en toda Europa.
TEXTOS QUE LLORARON LA RUINA DEL CASTILLO
Emigdo Tato Amat (Hijo adoptivo de Petrel)
Este interesante trabajo publicado por el Sr, Tato El Viejo castillo consta de cuatro páginas llenas de referencias construyendo un buen relato literario. Trabajo que también extractaremos pos si extensión:
Estos Fabio, ¡hay dolor! que ves ahora
campos de soledad, mustio collado
fueron un tiempo Itálica famosa.
«Las ruinas de Itálica».
(Dr. Rodrigo Caro)
El teatro del pueblo que surja espontáneo en las poblaciones que viven en paz, proporciona instructivo entretenimiento, gozo a los amantes de las Bellas Artes y alegrías a todos los vecinos. Este tinglado popular que escenifica episodios de la Historia o de la Tradición y muestra con orgullo lo más bello de su folklore, anuncia en Petrel la centésima representación del melodrama «Moros y Cristianos».
…En la tibia mañana de mayo, arriba brisas saturadas de yodo marino, aromas de salvia, espliego, tomillo y. abajo, brillante desfile: conjunto de armonía, belleza, gracia, lujo, disciplina; brillo de tizonas, refulgir de alfanjes, delicados encajes, tornasoles de sedas: cadencias árabes, raudales de luz...
… más a nuestro Intento elevar la vista hasta el cerro que, coronando el pueblo, sostiene las nobles, las gloriosas piedras supervivientes de un histórico castillo.
…Para satisfacer un deseo del eximio hispanista don Mauricio Legendre, amigo de los petrelenses, ya desaparecido, subimos a nuestro verdadero Castillo que ofrecía aspecto desolador: sin hierros ni maderas; con fosos cegados y muros con grietas, cuando no convertidos en escombros donde anidar las sabandijas; el cielo por techos, en el suelo, malezas y por las paredes supervivientes, incesante correr de las descaradas lagartijas y otros reptiles semejantes.
…Al observar tan lamentable cuadro el señor Legendre se limitó a decir: ¡Qué lástima! Y, silencioso se asomó a uno de los huecos de las desaparecidas ventanas para contemplar la bella panorámica del pueblo y del valle. De abajo llegaban las notas musicales y el bullicio de la fiesta...
... Acaso por un fenómeno de telepatía creí captar su pensamiento reducido a esta pregunta: ¿Por qué el alma del pueblo capaz de inspirar tan artísticos festejos no sube al Castillo?
…Años después, 1965, don Francisco G. Seijo publicaba en esta Revista un interesante trabajo cuya tesis y título, sin saberlo el autor, claro está, coincidían con el supuesto pensamiento del señor Legendre: «Petrel vive de espaldas a su castillo». Es verdad y como la postura que se nos atribuye es cierta, debemos girar el cuerpo para enfrentarnos con el problema de una disgregación progresiva.
…No es fácil la misión que les incumbe por que el Catálogo oficial de los castillos en España, suma 2.500 y si se consideran como tales las torres vigías, fuertes, y otras edificaciones semejantes, la cifra se eleva a 4.111. Con referencia a los de la provincia alicantina figuran anotados 101, cifra superior a los 57 que don Juan Mateo Box reseña en su laureado libro «Castillos de Alicante».
…Todas estas cifras facilitadas por el idóneo Arquitecto Conservador oficial don José Manuel González Valcárcel, Jefe de la Sección de Castillos del Patronato Artístico Nacional, restan fuerza a las injustas censuras que, los maldicientes se permitieron lanzar, en ocasiones, sobre la Dirección General de Bellas Artes y de sus técnicos. Estos —y la noticia debe airearse— mediante ímproba labor, lograron reunir un documentado archivo con planos, fotografías y el correspondiente estudio para una posible restauración. En Petrel esos trabajos se realizaron hace seis o siete años.
…El ya nombrado señor Mateo Box describe el de Petrel diciendo que, aunque dormido, deja todavía a la vista la impresión de importancia que tuvo en la época árabe y a la que debió prestar grandes servicios. Por su parte, don Carlos Sarlhou Carreras, en su soberbia monografía «Castillos de España» lo califica de «castillo dormido ya en la cumbre del monte de la Villa, que tuvo gran importancia estratégica durante la dominación árabe»
…La restauración de los castillos forma parte de las etapas del embellecimiento patrio, no sólo por estética, sino también porque pueden considerarse como libros abiertos a cuantos quieran aprender o recordar gloriosas páginas escritas con la sangre de nuestros antepasados, sobre las piedras milenarias.
…Lo propuesto podría conseguirse: Arquitectos, Aparejadores. Delineantes, técnicos forestales y obreros especializados vendrían al pueblo con su equipaje de meditados estudios y buenos deseos, dispuestos a convertir las ruinas en resucitada mole señorial... Y, en las noches de luna y en los contraluces, se dibujaría el perfil de su figura; la gallarda torre del homenaje, los graciosos minaretes y los dentados remates de las almenas que coronaban los muros.
Y, a sus pies, cubriendo las vertientes —ya libres de cuevas la obra de la repoblación forestal: árboles donde anidan los «pilletes del aire», que denominó Blasco Ibáñez a los jilgueros; pinares purificadores del ambiente y, aquí y allá, bancos para descansar, macizos de flores fragantes; bienestar, belleza.
Y las parejas de enamorados, deseosas de encontrar lugares recoletos donde esconder su pasión, hallarían en estos bosquecillos la anhelada oportunidad de silencioso aislamiento, no para atrevidos excesos, sin parar, estando muy juntitos y con las manos fuertemente enlazadas, interpretar la eterna canción del amor: frases ardientes, promesas de dichas, juramentos de lealtad, suspiros, acaso lágrimas... Y cuando al arrebato inocente sucediera el silencio, ese maravilloso instante en que únicamente hablan los ojos, llevados de la fantasía, acaso creerían percibir en el Castillo, el balbuceo de alguna esclava en éxtasis amoroso.
….
Tras treinta y siete años de Festa dels Capitans y la recreación histórica de la Rendició de nuestros sueños colectivos, nos llegaron con la fuerza y reminiscencias de nuestros enigmas históricos en aquellos tiempos de inicio de los albores de nuestra fiesta en el siglo XVII, cuando se citaba “Fer la Festa del Castell” o cuando se nombraba , como dice un acta del año 1666 que por suerte se nombres Capitán Alférez y Sargento para alistar una compañía de milicia conforme se acostumbraba antiguamente.
Terminamos reproduciendo un texto aparecido en la prensa del profesor de historia y Arte de Alcoi, Josep Albert Mestre Moltó, en el cual con su comentario histórico de la fiesta de los siglos a partir del siglo XVI, abriéndonos la posibilidad de que en aquel lejano tiempo nuestro Festa del Castell hubiese sido una realidad: La Festa de Moros i Cristians d’Alcoi, doncs, és el fruit d’una fortuna cultural, procedent, en la seua actual configuració, del progressiu recolzament popular a partir de les anomenades funcions de soldadesca dels segles XVI al XVIII (desfilades militars am descàrregues d’arcabusseria que es realitzaven durant les processons de les festes majors; primer per companyies de soldats durant el segle XVI; després per companyies de veins disfressats de soldats durant els segles XVII i XVIII ) , fins les filaes dels segles XVIII i XIX.
Recuerdo que ha Hipólito Navarro le turbaba la referencia de este fundamental documento referido a la función anterior algunos documentos de nuestra historia local de los años 1614 con referencias en que se hace la función en el pueblo en referencia a la fiesta de moros y cristianos, nombre genérico , como vemos en Alcoy si las hacían llamadas funciones de soldadesca de los siglo XVI y XVIII , llamadas funciones , desfiles militares con descargas de arcabucería que se realizaban durante las procesiones de las fiestas mayores, primero por compañías de soldados durante el siglo XVI , después por compañías de vecinos disfrazados de soldados durante el siglo XVII y XVIII, como las filadas de los siglos XVIII y XIX.
Ante este revelador dato , no cabe la menor duda de que en Petrer se hacía lo mismo. Por lo tanto, supongo, nuestra antigüedad es la misma, supuesto que eran actos militares , hasta que “ como en Petrer se le daba pólvora a los jóvenes para que también dispararan
formándose poco a poco la primera comparsa de Moros viejos , mientras seguimos en la ignorancia histórica por no determinar, cómo en Alcoy nuestra antigüedad festera.
FOTOGRAFIAS: EL VIEJO CASTILLO, DE FRANCISCO MÁÑEZ INIESTA.
EL NIÑO, ALFREDO VERDU SANCHEZ.
PASADOS LOS AÑOS TODO EL PUEBLO SE VOLCÓ EN LA RECONSTRUCIÓN DE NUESTRO CASTILLO RESALTANDO SU HISTORIA.
EL CASTILLO, ORGULLO Y HUELLA MÁS HUMANA DE TOLERANCIA DE LOS SIGLO VENIDEROS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario