La
pérdida de Jesús Ángel supone la ausencia del hijo del pueblo
más brillante del mundo de la música local. A él nos acercamos los
que amamos la música, que ya de niños nos sorprendía que otro niño
más niño -que apenas llegaba al teclado de su piano - tocara
maravillosamente su piano en su casa de la Plaza de Abajo. Su muerte
ha sido la hora más triste, la hora de decir a adiós o de ir
hacía Dios, pues en esta vida cada uno labra el largo camino
con el que soñó.
Hubo
un tiempo en que la música nos acercó al pedirle que me señalara
la música que más le había llegado al alma. La respuesta con sus
nombres puso de manifiesto nuestra unión espiritual. Esta fue mi
respuesta a una carta de Jesús Ángel en que me hablaba de la
belleza de la música…Música que fue su pasión y su vida.
Estimado
amigo Jesús Ángel: supuesto que no sabemos cuándo será la hora de
nuestra partida, seguiremos teniendo en nuestro ánimo, in
aeternum, todo el
tiempo del mundo. Así pues, céntrate en la intensidad de tu
puntual trabajo con la preparación del festival internacional de
piano en Tenerife y deja para más tarde las reflexiones de mi carta.
Cuenta con mi más ferviente deseo de que el festival de piano sea
otro éxito más de tu brillante carrera. Tengo ya una copia de la
4ª sinfonía de Mahler que por supuesto este fin de semana escucharé
siguiendo los pasos que tú me indicaste:
(apaga
las luces):" abandónate al más absoluto silencio
y
dale play al 3º y 4º (seguidos) movimientos de la 4ª sinfonía:
Sentirás
la dolorosa belleza de la renuncia al ideal, seguida del dulce sabor
de lo celestial."
Después,
seguro que escucharé la voz de mi espíritu y volveré a retomar el
camino que inicié con la carta anterior, y tendrás conocimiento de
ello.
Recibe
un fuerte abrazo.
Paco Máñez
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