El sábado 4 de junio de 1927, a las siete de la tarde, de hace hoy 93 años, hizo su entrada triunfal en la villa de Petrer el sacerdote Don Bartolomé Muñoz Golf, al que le esperaban en el camino de Elda el ilustre Ayuntamiento de Petrer, el clero y numerosos vecinos, con las dos bandas de música existentes por aquel entonces “La Unión” (Unión Musical de Petrer) y “La Enarmónica”, y el Cuerpo de exploradores de la vecina ciudad de Elda.
Todo el pueblo se trasladó a la actual avenida de Elda, a la altura de lo que fue la fábrica de Villaplana, para recibir al nuevo cura párroco y acompañarlo en comitiva hasta la iglesia parroquial de San Bartolomé, en donde se hizo cargo del curato en su calidad de ecónomo, cantándose como saludo a la Virgen del Remedio la Salve del maestro Villar, a cuatro voces. El sacerdote se dirigió a todos los asistentes con elocuentes palabras, ofreciéndose de todo corazón, en su sagrado ministerio al pueblo. Después, en la casa abadía, se obsequió a los invitados con un refresco, recibiendo el nuevo cura párroco las felicitaciones de todos los asistentes.
Bartolomé Muñoz nació en Caudete el 5 de abril de 1890, al igual que sus antecesores al frente de la parroquia, Francisco Torres Muñoz (1917-1926) y Miguel Díaz Gil (1926-1927). El ambiente familiar cristiano y el de su villa natal, tan fecunda en vocaciones eclesiásticas y religiosas, despertaron en su adolescencia la inclinación al sacerdocio, cuyos estudios cursó en el seminario de la Purísima Concepción de Orihuela. Recibió la ordenación sacerdotal en 1913, siendo su primer destino en la ciudad de Monóvar, como capellán del Asilo de Ancianos y de las monjas de la Divina Pastora. Doce años más tarde, fue trasladado al monasterio de la Santa Faz, en el corazón de la Huerta de Alicante. Su labor fue meritoria, tanto por su exquisita dedicación al culto de la Sagrada Reliquia y servicio de la comunidad de Clarisas, como por su labor pastoral entre los feligreses del caserío y huerta.
En el año 1927, fue nombrado cura ecónomo de Petrer y pronto tuvo ocasión de demostrar su implicación con los vecinos, pues con motivo de la sublevación militar de Jaca que tuvo lugar el 12 de diciembre de 1930 y huelgas consiguientes, fueron encarcelados varios vecinos de Petrer. La eficaz intervención del párroco, amigo del gobernador civil de la provincia, por ser antiguo condiscípulo en el seminario, motivó la pronta libertad de los detenidos, cuyos motivos de su detención eran esencialmente políticos. El pueblo agradeció tan meritoria labor.
En el apostolado de la Acción Católica, trabajó incansablemente, consiguiendo un Centro de Jóvenes que era modélico en toda la diócesis. La celebración del III Centenario de la Virgen del Remedio se hizo estando él de sacerdote. Su estimación por parte de todos los sectores del pueblo era tal que, durante la República, no fue molestado y los actos del culto se celebraron con toda normalidad. Pero a partir del golpe de estado del 18 de julio de 1936 y la oleada anticlerical que se expandió por todo el país, las cosas se complicaron y acabaron en tragedia. Pero eso ya es “harina de otro costal” y será objeto de otra crónica.
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Mari Carmen Rico |
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