La corporación municipal con Franco. De
pie de izquierda a derecha : el secretario del Ayuntamiento José Antonio Alcón
Zaragozá, el exalcalde Nicolás Andreu, Joaquín Martínez Chico, el gobernador
civil Mariano Nicolás, Franco, Antonio García Palazón “Ricote”, Pedro Herrero,
Enrique Navarro Quiles, José Luís Torres, Carlos Payá, Manolo Maestre y Rodrigo
Millá. Bajo: José María Requena, Manolo García, Vicente Villaplana y Juan
Andreu.
La idea de concederle la más alta distinción municipal que el Ayuntamiento de Petrer podía otorgar
surgió a finales del año anterior, aprobándose esta iniciativa en la sesión del
pleno de 20 de octubre, con asistencia de la totalidad de sus componentes y por
aclamación unánime.El 7 de junio de 1972, hace
hoy 48 años, la corporación municipal de Petrer fue recibida en audiencia oficial por el jefe del Estado Francisco Franco
Bahamonde, en el palacio de El Pardo, con motivo de la entrega de la Primera
Medalla de Oro de la Villa de Petrer.
Junto a la medalla, se le entregó también un pergamino que se hacía
eco del acuerdo plenario por el que se aprobaba este honor del Ayuntamiento y
en el que se destacaba “la gratitud, el afecto y la incondicional adhesión de
esta villa y de sus habitantes, por clamorosa unanimidad acuerda otorgar a S.E.
el Generalísimo Francisco Franco Bahamonde la primera medalla de oro con el
escudo de esta población conmemorando así el XXXV aniversario de la exaltación
de S.E. a la jefatura del Estado”. Se celebraba que el 1 de octubre de 1936,
Franco había sido nombrado Jefe de Gobierno del Estado Español en una ceremonia
de investidura con la presencia de diplomáticos de Italia, Alemania y Portugal,
adoptando a partir de entonces, el título de Caudillo por la Gracia de Dios.
La comitiva estuvo compuesta por toda la corporación municipal y
al frente de la misma el alcalde Pedro Herrero Herrero. También asistieron a
esta audiencia, como invitado especial, el que fue durante veintiocho años
alcalde Nicolás Andreu Maestre, el gobernador civil de Alicante y jefe
provincial del Movimiento desde 1969 hasta 1973, Mariano Nicolás García, y el
secretario del Ayuntamiento, José Antonio Alcón Zaragozá.
Pedro Herrero en un discurso lleno de patriótismo le testimonió al Generalísimo su inquebrantable adhesión y le manifestó su reconocimiento y gratitud destacando la belleza de la villa de Petrer, “prestigiada por su laboriosidad y por la sin igual simpatía y generosidad de sus gentes hacia quienes tienen la fortuna de conocerla”. Destacó también que la fecha del 7 de junio de 1972 quedaría grabada en letras de molde en la historia del municipio, afirmando que "viendo a estos dos alcaldes juntos, unidos con Franco, y a esta joven generación de concejales, no había más que mirar hacia atrás sin olvidar el presente y contemplar la transformación social que Petrel había experimentado”. El alcalde terminó su alocución agradeciendo el honor que suponía que aceptara esta distinción y le agradeció que se preocupara por los problemas del pueblo.
La audiencia matinal de aquel día del Caudillo en el Palacio del Pardo era muy apretada y fue un ver y no ver. Según testimonios orales de algunos concejales que acudieron a este evento, se llevaron un profundo desengaño acerca de Franco y lo retratan como muy anciano y desmejorado. La advertencia de rigor de “no apriete la mano” tenía su explicación. Franco ya estaba muy débil. Cuando el general recibió a la corporación petrerense, tenía 80 años, y, dada su avanzada edad, el jefe de protocolo les sugirió que los saludos no fuesen muy efusivos y que durante el discurso alzasen la voz.
Como curiosidades de esta visita decir que todos los asistentes
a la misma se hicieron el traje a medida para acudir a esta recepción tan
relevante para la corporación franquista. Se encargó de la confección el sastre
alicantino Daniel Navarro Lloret que vino en varias ocasiones a tomar medidas y
a probar los trajes.
En Petrer, nada más finalizar la Guerra Civil, a la plaza
principal del pueblo se le puso el nombre de Franco. En este sentido, a la que
con anterioridad se había conocido como plaza de la República, pasó a llamarse
plaza del Generalísimo en honor a Francisco Franco Bahamonde (El Ferrol, 1892 -
Madrid, 1975). Un hombre que cuando acabó la guerra asumió en su persona todos
los poderes del estado. Su dominio personalista y autoritario y la falta de
libertades públicas caracterizaron este periodo de la historia de España.
En marzo de 2010 se presentó una moción por la que se anulaba el
acuerdo plenario de 1971 por el que se concedía esta medalla a Franco,
aprobándolo el Ayuntamiento Pleno democrático por unanimidad. Però d’això
parlarem més endavant.
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Mari Carmen Rico |
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