José Pertejo Seseña (1910-1991).
Parece que fue ayer cuando se fue un hombre ligado a varias generaciones de eldenses. Un
hombre del que quizás los más jóvenes no hayan odio ni hablar, pero que sin duda dejó una
huella social muy importante. Se fue de entre nosotros para habitar en el Olimpo de los Eldenses
Ilustres. Estas líneas van por usted, don José, para que pueda gozar de la Eternidad, mientras le
sigamos recordando.
Hoy hace 28 años nos dejó uno de esos hombres que marcaron profundamente la Elda de las
décadas centrales del siglo XX. Su profesionalidad, su humanidad, su carisma hicieron de él todo
un icono eldense de la época: don José Pertejo Seseña.
De origen zamorano, médico de vocación y de profesión, se afincó en nuestra ciudad poco
después de finalizar la guerra civil, consagrando su vida profesional al servicio de Elda y de los
eldenses. Quienes lo conocieron manifiestan su preclara vocación y recta conducta, siempre al
servicio de la medicina y de sus pacientes.
De carácter y rostro serio era, según los que le conocieron, de trato sencillo y afable, sabiéndose
ganar la simpatía y el cariño de sus pacientes, lo que hacía que su consulta siempre estuviera
llena. Su humanidad, su experiencia y sus grandes conocimientos hicieron que fuera uno de los
médicos más valorados no solo de Elda, sino de toda la comarca. Gentes de diferentes
poblaciones acudían a su consulta en la entonces calle General Moscardó.
Implicación profesional que fue pareja a su implicación social en la Elda de las décadas centrales
del siglo XX, siendo fundador y alma de la Sociedad Médico-Quirúrgica Eldense; así como
recordar su implicación con la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Elda y su apoyo
constante a diversas actividades culturales.
Falleció a los 81 años en Valencia, un viernes 23 de agosto de 1991. Al día siguiente, su cuerpo
fue trasladado a Elda, donde en la iglesia de la Inmaculada le fue oficiada su misa funeral ante
una gran multitud de personas que acudieron a dar su último adiós a su médico y a una gran
persona, demostrando así el aprecio y consideración que supo ganarse de los eldenses.
Tras la misa, el féretro fue conducido al cementerio de Monóvar, donde recibió sepultura en el
panteón familiar junto a su esposa, fallecida algunos años antes.
José Pertejo fue uno de esos tantos eldenses de adopción, cuya labor le hace merecedor ya no de
la tan manida calle que perpetúe su nombre entre nosotros, pero sí al menos del reconocimiento,
aunque sea a título póstumo, de Hijo Adoptivo de Elda. Escrito por Gabriel Segura
.
Texto de Francisco Máñez Iniesta.
EL recuerdo que conservo del doctor Don José Pertejo , se remonta a mi niñez muy
enfermo cuando mis padres me llevaron más de una vez a su consulta y más tarde si
no fuese porque años más tarde recuerdo, que durante algunas noches de verano,
subía el medico con su coche a comprar el helado que fabricaban mis padres.
Bajo esta premisa sin importancia, el efecto de la noticia de la muerte del Dr. Pertejo ,
me hizo recordar que años más tarde , una de las frecuentes noches que con mi
coche llevaba a la estación a coger el último tren a Valencia, mi amigo José María
Bernabé, me comentó , que coincidió con él en el viaje con el doctor Pertejo y fue
tan intensa la conversación que le impresionaron sus conocimientos sociales. Valoración
que mi amigo estimó muchísimo por su profundidad, pues mi amigo José María aparte
de ser Catedrático Geografía de la Universidad de Valencia también ejerció de
secretario del Presidente Joan Lerma . La conversación con don José Pertejo le
impresionó tanto que nunca olvido su cualidad política y humana. El viaje por la vida
de mi amigo fue más corto que el del Dr. Pertejo. Ahora, seguro que ambos descansan
en paz en su soñado Cielo.
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