Francisco Máñez Iniesta
Nuestro amigo, Elías Bernabé, hace tiempo resaltó en Petreraldia la pregunta formulada por Armando sobre la gran pinada de Villaplana. Pregunta muy interesante que me motivó a consultar el extraordinario texto sobre Ricardo y Luis Villaplana cuyo autor, Pablo Navarro público en Petreraldía el 30 de noviembre del al año 2011. Una recaída de salud , me hizo archivar este tema sin completar con los datos que mi padre me aportó, pues él desde muy joven trabajo en Luvi. Datos que guarde por considerarlos de mucho interés.
En un trabajo de Pablo Navarro, digno para ampliar y escribir un interesante libro sobre los principios de la industria en nuestro pueblo, nos dice …”Los comienzos de siglo no fueron nada fáciles para la gente de Petrer, pueblo alfarero y agricultor, enraizado en una tierra seca y mísera… La incipiente industria zapatera de Elda, sirvió de base para que en Petrer, unos jóvenes inquietos formaran una élite empresarial que cambió radicalmente el panorama… La Primera Guerra Mundial supuso para la industria del calzado una época dorada... En el año 1921 se inaugura la primera nave industrial, con la que tanto habían soñado Luis y Ricardo, en la calle Gabriel Payá y que en los años 30, llegó a contar con más de 350 operarios, una producción cercana a los 1.500 pares diarios...”
Leyendo estos textos de Pablo, recordé que mi padre me contó que desde muy niño empezó a trabajar en Elda, y luego en la empresa de Luvi. Me dijo que cuando se construyó la empresa delante de la puerta había bancales con árboles donde los operarios sentados bajo su sombra esperaban la hora del inicio al trabajo. Escribe Pablo que “Luis y Ricardo Villaplana proceden de una humilde familia de tendencia liberal, cercana a las tesis socialistas, influencia que formará el carácter de los dos hermanos.”
Esta cita nos ayudará a comprender el hecho de que Ricardo sentado a la puerta de la fábrica junto algunos trabajadores -entre los jóvenes el que más tarde sería mi padre – me hiciese el siguiente comentario: “a veces Ricardo Villaplana antes de entrar a la fábrica se entretenía hablando con sus operarios a la puerta de la fabrica antes de abrir sus puertas. Hablando con nosotros, una vez nos dijo que el proyecto de la fábrica tenía que seguir su expansión fabricando también todos las materias que componían el zapato como los pisos, las pieles, el clavo, la cola y demás componentes del zapato, y que para completar el proyecto , en torno a la fabrica contaba con el gran espacio de las pinadas.
Ese era el objetivo de su proyecto empresarial, y para ello contaba para ampliar la fábrica, con toda la reserva de la zona de pinos, supuesto que pasarían muchos años hasta completar el gran proyecto, que desarrollo como cuenta Pablo Navarro;” después de un viaje que hizo al extranjero, donde adquirió el proyecto, y compró alguna máquinas que inicio en el pueblo para empezar a fabricar”.
Entonces, la mayor parte del pueblo bajaba a pie Elda a trabajar, pasando por enfrente de la fábrica, donde los obrero de Luvi esperaban la hora en que se abrían las puestas de la fabrica. Otro día, según también me contó mi padre, ante el rio de gente que bajaba hacia Elda a trabajar, Ricardo muy enfado dijo: “que ganas tengo de poner un barrera para que ya nadie tenga que salir del pueblo para trabajar”.
Resulta doloroso ver la desolación actual del solar con que afán se fraguó el desarrollo industrial de la industria del calzado, en el que sus dueños, personajes históricos de nuestro pueblo Ricardo y luís Villaplana, ya casi olvidados, desarrollaron el gran proyecto de LUVI.
Cuando la agricultura no daba para más de sus rentas se empezó a configurar la idea de industrializar el pueblo, empezando a montar pequeños talleres algunas pequeñas empresas de calzado con sus respectivo viajantes que se convirtieron en el esperado maná cada nueva temporada, pues de sus muestrarios y sus carismas personales pues de ambas cosas dependía el desarrollo del pueblo que empezaba a cambiar. La concepción del proyecto de Luvi con su expansión fue valiente y pertinaz en aquella época de luchas para sobrevivir con sus hambres y miserias. Lástima y dolor por aquel tiempo que pudo ser el orgullo de nuestro querido pueblo.
Es triste, demasiado triste para los que crecimos profesionalmente allí. Nada queda de aquel extraordinario sueño que se convirtió en realidad y perduró con mucho éxito, después de que aquellas ilusiones industriales puestas en los zapatos empezaron a paliar las necesidades básicas en este sufrido a los hijos de mi abuelo paterno de profesión labrador pueblo…
Espectacular proeza y digna de tener su espacio en la memoria de historia local. La impresionante imagen de aquella se ha de aquel conjunto borrado y su desnudo solar nos hiere el alma a quienes, el mismo día que cumplíamos los 14 años, éramos dados de alta en la seguridad social para aprender un oficio que labrara nuestro futuro. Las tristes historia de los pueblo, tan grata con caciques e inquisidores, e ingrata con muchos a sus hijos que les dieron sus vidas y sus almas, como Ricardo y Luis Villaplana.
Amigo Elías, gracias por plantear temas de calado histórico social de nuestro pueblo, y perdona la tardanza de esta respuesta
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