Antecedentes históricos de la Villa Petraria de Petrer
Recopilación histórica. Francisco Máñez Iniesta.
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Habrá que retroceder en la historia y volver a encontrarnos con Aníbal que sigue su camino hacia Roma, burlado las legiones romanas asentadas en Marsella. Estas a las órdenes Neo Cornelio Escipión ponían el pie por primera vez en la Península de Hispania en el mes de Agosto del año 218 a.C, desembarcando en el puerto de Emporión. Aquella empresa no parecía tener para ellos, otro objetivo que el de cortar el paso a los refuerzos que desde Hispania, pudieran enviarse a Aníbal que continuaba temerariamente hacia Roma. Ya habían caído las primeras nieves en los pasos de la montaña, con lo que la marcha se hacía lenta y sumamente peligrosa. Además, las tribus alpinas no dejaban de hostilizar a sus tropas durante el camino. La falta de pastos para los elefantes hizo que algunos animales muriesen en la penosa travesía. En suma, que aquel fabuloso ejército que parecía invencible cuando pasó por la ladera de nuestra sierra del caballo.
La historia que sigue es sumamente apasiónate y para completarla el lector tendrá que abordarla a través de los libros de historia, pues Aníbal pudo cambiar el destino de lo que supuso el Imperio Romano. Nosotros regresamos a nuestra amada Hispania, a nuestro valle donde el trasiego de fenicios griegos y cartagineses trapichean en sus colonias con los iberos que ya van perdiendo el miedo y desde sus poblados bajan a las colonias realizar canjes comerciales. Hispania, a la llegada de los romanos, cuentan los historiadores, que era un enorme campo erizado de poblados fortificados, habitado por gentes que empezaban a levantar la mirada por encima de las barbas de sus rediles y de los setos de sus huertos para asomarse a un mundo superior. Los ojos se los habían abierto los cartagineses, que estaban haciendo guerreros de sus bandidos y generales de sus reyezuelos; ellos los habían puesto en contacto con otros hombres y otras tierras y les habían dado la primera noción de lo que era un estado organizado, una comunidad superior. Roma desplazó sus ejércitos para luchar contra los cartagineses en el campo de Hispania, evitando aislar a Aníbal y sufrir las guerras en su propio suelo, Posteriormente a la vista de los recursos naturales del país y de la disponibilidad de su población, decidieron quedarse. Otros historiadores, creen que la avidez romana ya había puesto sus ojos sobre Hispania mucho antes que sus garras.
Sabido es que Roma acabó expoliándonos al convertirnos en su abundante dispensa de vino, aceite y trigo y los amos de las explotaciones mineras. Pero también es cierto que los distintos pueblos de Hispania vivieron una de las más extraordinarias experiencias de su historia, y desde luego, la más importante de cuantas tuvo en los tiempos antiguos. Por obra de Roma los pueblos peninsulares se incorporan plenamente a la vida estatal, la economía hispánica se integró en el mecanismo mediterráneo, la cultura clásica abrió nuevos horizontes en todos los aspectos de la vida de los hombres de la península. El pasado y también en el presente, se verán afectados por aquel encuentro con el pueblo romano.
La conquista de Hispania no fue empresa fácil para Roma que todavía tardaría dos siglos en dominar por completo la Península Ibérica, ganándose con su política expansionista la enemistad de la práctica totalidad de los pueblos del interior. Se considera que los abusos a los que estos pueblos fueron sometidos desde el principio fueron en gran parte culpables del fuerte sentimiento antirromano de estas naciones. Tras años de cruentas guerras, los pueblos autóctonos de Hispania fueron finalmente aplastados por el rodillo militar y cultural romano, no sin antes dejar el indeleble ejemplo de la resistencia feroz ante un enemigo infinitamente superior, a juzgar por los años que tardaron en conquistarla, los escarceos de independencia y rebeliones nunca cesaron del todo, manteniendo la discrepancia de opinión entre los hispanos que bendecían la presencia romana como única autoridad capaz de llevar a cabo un reparto equitativo de la tierra ,y los que sintieron amenazada su libertad para saquear y robar impunemente.
El Saqueo y el robo se entremezclaban con el Derecho Romano que Roma nos dejaba en su cultura a cambio del el oro y plata, además de llenar su despensa con vinos aceites y cereales, evidencias que los caudillos turdetanos utilizaban para la sublevación de la población. En los seis primeros años, de los más de doscientos que duró su ocupación, salieron para las arcas del Imperio 65.000 kilos de plata y 1.600 de Oro, además del que se fue quedando por el camino y no fue contabilizado. Pero que nadie se rasgue las vestiduras porque, posteriormente, en nuestra conquista a Suramérica, desde los años 1503 al 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185.000 kilos de oro y 16 millones de Plata quedando bien clara su herencia en estas lides que no cesan en quienes todavía creen en los imperios conquistados con las armas. La fabulosa herencia de los pueblos del nuevo mundo, que por mandato divino del Papa de Xátiva Alejandro VI nos convertía en sus dueños, cuyos reyes enfatizados soñaron y crearon el gran Imperio Español a sangre y fuego, en el cual el sol nunca se ponía gracias al oro y plata del nuevo mundo que pagaba a hombres y armas que compraba de Europa hasta que quedó el último céntimo.
Pasan los años y Roma, siglo tras siglo, va marcando la huella de su presencia imperecedera en el mundo. La presencia de Roma en Hispania duró casi siete siglos, si como se ha publicado la extinción del imperio de occidente se produjo el 5 de Septiembre del año 476 d.C. si bien desde el año 98 d.C. comenzó el gobierno de Trajano, el primer emperador romano de origen español. Estaba claro que después de tantos siglos hispanos y romanos fundieron sus almas y sus culturas. La ausencia de memoria histórica que padecemos en la actualidad nos obliga a esbozar sus causas históricas de sus ocupaciones en Hispania dejándonos sus legados en colonias como los fenicios, griegos, cartagineses y romanos que asentados en nuestras tierras nos enriquecieron con su aportación cultural que conocemos, en esta nueva ocasión, gracias en principio al grupo de arqueología “Dámaso Navarro” y posteriormente, a tantos investigadores profesionales que desde entonces trabajaron en nuestro suelo.
Ha llegado el momento de detenernos en nuestro Petrer romano, al amparo- como ya sabemos- del cerro fortificado desde la Edad del Bronce. La aparición casual en la calle Constitución del Mosaico Romano nos revela la existencia de la Villa Romana, cuyo mosaico es conocido porque se adapta a un espacio que cambia de orientación. Hecho que explica que el mosaico fue construido posteriormente a la Villa Petraria del siglo IV d.C. sin bien otros materiales hallados en un vertedero próximo a la Villa datan de los siglos I- II de nuestra era”. Recientemente, en la Plaça Baix, Calle Julio Tortosa con La Fuente, han sido hallado en el transcurso de unas catas arqueológicas, un horno de la época romana en un lugar en el que hay cinco hornos más que formaban parte de una zona de la Villa Petraria destinada a la actividad productiva, en este caso, a la elaboración artesanal de tejas y ladrillos, en el mismo espacio donde yo curiosamente yo nací en el año 1943, si bien ya se tenía constancia de esta producción en el poblado de El Monastil. Es también significativo que en varios sondeos realizados en la Calle Mayor, muy cerca del enclave de la Villa, se identificó un mausoleo familiar, debiendo de ser parte principal de la necrópolis existente en el lugar.
También, a pocos metros de la ubicación de la Villa Petraria, en calle Cánovas del Castillo, ante el derribo de la Casa de Maso apareciendo las termas o los baños públicos de los romanos. Son múltiples los hallazgos aparecidos en el casco antiguo de este pueblo iniciando su existencia a mediados del siglo I d.C. alcanzando su máximo esplendor a partir del siglo III-IV d. C. Ello nos hace suponer le existencia en un momento bajo imperial de una villa romana de considerable importancia.
La presencia de estas ubicaciones romanas, La Villa Petraria, Las Termas, La Necrópolis, Los hornos de tejas y la Plaça de Baix han dado origen a la creación de un texto teatral inédito titulado Villa Petraria, cuyo autor nació en esa propiedad después de más de 1.500 años y es el mismo que suscribe este trabajo, convirtiendo todos estos escenarios en la base escénica del montaje teatral, a través de la tragedia ubicada al final del Imperio Romano ante la inminente llegada de los barbaros, los nuevos invasores. Concluyendo este interesante periodo histórico donde se trazaron las fronteras más importantes de la península en relación con otros países europeos. Sin embargo, los romanos no sólo transmitieron una administración territorial, sino que también dejaron un legado de referencias sociales y culturales, tales como la familia, la lengua, el Derecho y el gobierno municipal, cuya asimilación situó definitivamente a la península en el mundo greco-latino primero, y en el judeo-cristiano más tarde.
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