RECUERDOS DEL VIEJO BITRIR –PETRER
. Jesús Zaragoza
El joven sacerdote que envejeció y murió en este pueblo que el sabiamente eligió.
Francisco Máñez Iniesta
Los niños que nacimos junto a los aledaños de la iglesia de San Bartolomé y tuvimos como vecinos a Don Pedro el sacristán, un anciano santo vivo de la Iglesia de San Bartolomé que nos deleitaba tacando el violín, siendo el cura titular de la parroquia Don Jesús Zaragoza , asistido por otro cura , hijo del pueblo “Don Jesús el Vicari”.
La cercanía de la iglesia y la plaza de nuestros juegos de niños ,y la vecindad del tío Pedro y del cura párroco Jesús Zaragoza , nos facilitaba la confianza que nos daba pie para entrar a la Iglesia constantemente, si bien ayudábamos las tareas al sacristán a colocar las sillas o quitarlas después de los oficios religiosos.
Los niños principalmente , mi amigo Pepito Tortosa y yo subíamos al campanario con el conocimiento del buenazo del sacristán y del siempre cabreado y chillón de Justo el campanero , con el que también, de mayor continué apreciando en la comparsa de estudiantes.
Las bromas a “Justo el campanero” eran constantes y sobre todo , cuando por Semana Santa se ponía el catafalco enorme con cirios encendidos, “ para alumbrar las almas de los muertos”. Justo era muy miedoso y escondíamos bromear con él, dándole algún susto. También es verdad que, los más mayores le ayudábamos a tacar las campanas de la iglesia tirando de las cuerdas con fuerza desde abajo.
Don Jesús Zaragoza salía poco a la plaza , donde nosotros jugábamos salvo en verano, que solía sentarse a la puerta de Don Paco y Doña Concha salían a tomar el fresco. Muchas veces desde allí me mandaba al estanco de la viuda a comprarle tabaco de la marca Ideales. Verbigracia esta, muy chocante ,pienso ahora, cuando en España los ideales estaban prohibidos.
Pasados los años de infancia, ya más mayor, en nuestra cuadrilla de amigos y amigas , una de ella era Lolita la hija de Carmen , la asistenta de don Jesús . Recuerdo que en la celebración de su santo, nos reunimos en la casa sacerdotal , con la ausencia del sr. Cura en la celebración, donde una vez me puse el abrigo y el sombrero de don Jesús que tenía a la entra de la casa colgados en una percha , por supuesto ante la risa y la repulsa de Carmen y su hija Lolita.
Don Jesús solía publicar trabajos literarios en las revistas de las fiestas de octubre y mayo siendo en la poesía donde más, siendo muy significados – en mi opinión- sus textos de los primeros años de joven cuando llegó a este pueblo y conoció la fiesta, sus primeros poemas de cura joven y sus vivencia en la residencia donde se hospedó , llamada la “Fonda de Maso” sita en la calle céntrica Cánovas del Castillo, donde se hospedaron los maestros y maestras profesionales que acudían a trabajar en la enseñanza del pueblo.
Allí en aquel ambiente juvenil estuvo hasta que habitó la casa sacerdotal y se empezaron a publicar en las revistas de fiesta sus poemas. En sus primeros poemas sobre la fiesta destacó su espíritu juvenil, ante la musicalidad del piano que había en la fonda , en el cual hicieron sus primeros pinitos musicales , los hijos los hijos de Doña Concha y Don Paco, los hermanos Paco que fue destacado periodista amante del jazz , y Jesús Ángel que culmino su trayectoria como profesor de piano en el conservatorio de Gran Canaria , el cual nos ofreció al cabo de su vida inolvidables conciertos.
Pasado los años Don Jesús Zaragoza, se fue cerrado en su mismo , en contraposición con el vicario hijo del pueblo Jesús Navarro de carácter abierto a todo el pueblo y muy popular en sus gustos, siendo fundador de la comparsa de labradores y en sus ratos libres trabajaba su huerta familiar llamándonos a los niños la atención cuando se desplazaba al campo , con sotana montado en su motocicleta.
Don Jesús murió con su triste carácter que lo hizo muy exigente a la hora de aconsejar cómo tenían estar las mujeres en la iglesia pues colocó unos carteles que daban instrucciones a los fieles de corrección en el templo.
Permaneciendo como intelectual en el dominio de la poesía religiosa, así como también lo hicieron los poetas locales Enrique Amat y Francisco Mollá.
Ahora al cabo de tantos años y aquel niño ya jubilado y residente perpetuo como hijo del pueblo, con otro cura de la Iglesia de San Bartolomé don Antonio Rocamora campechano hijo del pueblo, y amigo de todos los colores como lo fue Jesús de Nazaret , se llevó la sorpresa de ser nombrado hijo predilecto , además de las felicitaciones de la edición de un libro suyo, exponente de su doctrina realizada en el templo de san Bartolomé. Texto elaborado por la también nombrada y querida, hija predilecta Mari carme Rico , nuestra cronista local.
Ambos , ya hijos predilectos del pueblo , me recordaron la figura fría e inhiesta de Don Jesús Zaragoza donde su fondo literario sentimental por este pueblo ,quizá se podría estar centrado en su poema, El castillo de Petrer me tiene loco, como sacerdote cristiano que vivió y murió en este pueblo. Pueblo que salvo la mezquita que se convirtió en Iglesia, su casco antiguo es básicamente musulmán pues así lo confirmaron profesores arabistas . Don Jesús Zaragoza se merece capítulo aparte por su poema excelente poema , El castillo de Petrer me tiene loco.
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