DORI ANDREU
Francisco Máñez Iniesta
La trascendencia de este bellísimo espectáculo de rítmica
y música, nos muestra el alto
nivel del taller de danza de Dori
Andreu, a través de su
larga trayectoria por
este maravilloso mundo. Su escuela
de música y danza ya se
manifestó como una necesidad de los
colectivos sociales , como
se puede apreciar en las pinturas rupestres desde
los albores de la humanidad. Más tarde, también en la antigua Grecia, musa de este
arte.
Terpsícore, la
escuela de danza, no fue una invención de los viejos griegos; la
danza no fue una diversión o pasatiempo. Musa y danza fueron el resultado de
una meditada observación de la Naturaleza, donde todo se mueve rítmicamente,
describiendo figuras y marcando leyes.
Para comprender el espíritu de la danza basta con sumergirse entre las
hojas de un frondoso árbol y sentir cómo el viento las mueve… Sin desprenderse
de su tallo, las hojas danzan y cantan, ofreciendo una sinfonía en verde que
encanta los ojos y los oídos.
Basta con sentarse un momento frente al mar, y
dejarse llevar por el ritmo inexorable con que las olas baten estéticamente las
orillas.
Basta con ver volar un pájaro, o aun caer una
hoja danzando cuando el otoño señala su hora… Basta con ver correr las nubes,
que bailan por el cielo, asumiendo mil formas fantásticas.
Basta,
en fin, con saber leer en ese libro abierto que a diario nos ofrece la vida,
pero del que solo apreciamos –y de vez en cuando– apenas las cubiertas
exteriores.
La
danza es un alimento compuesto de música y movimiento acompasado, es como una
medicina que sustenta a ser humano, que cuida su cuerpo y alma consiguiendo que
broten los sentimientos más hermosos de la vida. La captación anímica de la
música y la danza libera los sentimientos, y afina las huellas de los golpes de la vida
que marcan el carácter, equilibrando el sentir
del cuerpo y el alma en la aventura de la vida.
Gracias
a ella, la grandeza vive en lo humano, con su tristeza y dulzura, preparándote
para el regocijo o la batalla por la vida, y prepara el temple y la sensualidad para percibir desde el fragor de la batalla
de la existencia, el alivio de la música como bálsamo de vida. Es fundamental
que los niños y niñas les llega el ritmo de la danza, que la sientan y la vivan expresada con continuos
movimientos corporales, desnudando
sus puras almas inocentes… siendo igual para los niños y las niñas.
En la
danza se deja de pensar, se vacía la mente que queda a la espera de las
vibraciones de la música, inundando su alma que vuela abandonándose a las
vivencias anímicas.
Un
niño de corta edad que practique la danza cuando finalice sus clases habrá
sentido la emoción de más música clásica, que toda su familia, y esa
suerte les cambiará las emociones y el sentido
cultural e espiritual de su vida…
y sentir en el entorno en
la llama de la
música como algo vital para sus
vidas sintiéndose vibrar con la emoción de la plenitud elevada de la vida, alcanzar la serenidad
para ser feliz, porque como dijo el filósofo, solo es feliz cuando se siente la
felicidad en sí mismo ,impartiendo la cultura milenaria de
la danza , expresión artística
más antigua de las que se conoce en la
historia,
No hay comentarios:
Publicar un comentario