domingo, 4 de octubre de 2020

PERSONAJES INOLVIDABLES DE NUESTRAS FIESTAS, QUE NOS DEJARON SU GRAN CORAZÓN.. VICENTE FLOR JIMENEZ

 


 

JEFE  DE COMPARSA DE LOS  MOROS NUEVOS

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ENTREVISTA A VICENTE  FLOR  JIMENEZ,  AÑO 2007

Esa marcha te lleva el paso sin querer, te altera, te enloquece…”

 

F. Máñez Iniesta

 La comisión de la revista de fiestas, designa a Vicente Flor para ser el personaje  representativo de la Comparsa de Moros Nuevos, acreditativo de su Media Fiesta. Vicente Flor, con sus 76 años  de edad, y 35 de festero en su comparsa, no es un personaje característico con multitud de facetas en diferentes campos festeros. En él encontraremos a un personaje singular cuya actividad durante 25 años ha estado realizando la tarea de Jefe de Comparsa, y durante un periodo determinado fue vice-presidente de la comparsa. El representa en su persona y en su quehacer silencioso a esa multitud de festeros, que en cada comparsa realizan tareas fundamentales para el desarrollo de la fiesta. Pocas veces son entrevistados y su presencia pasa casi desapercibida, ellos son los auténticos responsables de que la comparsa cuando va desfilando  lleve el ritmo adecuado  al horario establecido, la formación de las filás  con la distancia adecuada, la separación prudencial de los cargos  festeros, el control de las bandas de música, la distancia de los caballos y un sin fin de detalles como corregirle al festero su casco torcido, una capa que se suelta, o los niños que se descontrolan y rompen su formación; también, y lo más importante llevar el control de cada miembro “tocado “de la comparsa… Ellos son el “alma mater” de cada comparsa, y sobre su gestión imperceptible hace que los  desfiles resulten ser brillantes. Poco se valora su quehacer, pero la mayoría de los que aplauden el resultado final, ignoran, que  son ellos, quienes, gracias a su sacrificada gestión se obtienen el magnífico resultado cuando todos los demás están gozando de la fiesta.

 

Vicente Flor nació en la calle Arco del Castillo. Cerca del castillo milenario Almohade, cuando en su  muralla cinco familias habitaban las cuevas que ahora van a ser habilitaban por el Ayuntamiento. De niño jugaba imitando a los moros y cristianos, guerreando por los aledaños de la fortaleza, montado  sobre una caña larga  imaginando cabalgar con un veloz caballo. Vicente se reconoce que fue un niño malo, como todos los demás. Corrían por los campos floridos, asaltando los bancales que se cruzaban en sus correrías, cogiendo  brevas o higos, según el tiempo. Recuerda que con tres amigos, ya adentrada la primavera, cogieron un saco de almendras  tiernas  que camuflaron con tierra blanca. Detenidos por el dueño del bancal luís el Casero, les preguntó que llevaban en el saco. ¡“Terra blanca” exclamó Vicente! ¿con qué terra blanca, eh?

 ¡ vuideu el sac, bandidos!

 Vicente recuerda que su  padre salía de festero en Villena, su pueblo natal, y su madre guardaba el traje en un viejo mundo de los antes. El, de vez en cuando, abría el mundo y se quedaba fascinado contemplándolo. Aquí en Petrer, nadie de su familia salió a la fiesta en aquellos tiempos difíciles,  de mucha hambre y poco pan. Pasaron los años y Vicente hecho hombre trabajaba en Elda en la fábrica de Gómez Rivas.  Junto a él, también trabajaba su amigo Vicente Poveda “Fumaro que fue fundador de la comparsa de Moros Nuevos en el año 1950, y su amigo, lo animó a que se apuntara también a la  comparsa, supuesto que siempre iban juntos en sus correrías. Accedió, y desde entonces, fue festero Moro Nuevo, cuando existía la necesidad de llevarse un músico a su casa, pues no había infraestructura para alojar a la banda de música  ni dinero para hospedarla. Aquella relación consiguió  que el músico, cada año siempre fuese el mismo, y a través de los años, como de la familia.

Vicente, poco dado a reconocerse meritos, me confirma que el primer festero que se dejó la barba fue su amigo “Fumaro” y luego él, barba que evolucionó finalmente en la clásica perilla, que hoy casi todos los festeros llevan en fiestas y durante el año.

 La vida festera  de este hombre comedido cambió cuando el presidente de su comparsa José Román “pepe caixa” le propuso ser Jefe  de Comparsa. Desde entonces cada nuevo presidente que entraba confirmaba su puesto, estando así durante los 25 años siguientes, en los que nunca tuvo ningún problema con nadie. Durante mi mandato fui respetado  por todos los presidentes, como yo los respeté, fueron, José Román, Ricardo Villaplana, Rafael Morant, Joaquín Martínez, Serafín Rodríguez,  y finalmente Juan Manuel Corbí, cuando decidí, dejar mi puesto para disfrutar de la fiesta con libertad, sin tener ninguna de mis responsabilidades”.

 Su posición dentro de la junta directiva de la comparsa lo evalúa como analista de su evolución, considerándola una de las más potentes en todos los sentidos. Así mismo, guarda en su corazón un recuerdo hermosísimo del presidente Serafín Rodríguez, “por su sencillez y gran corazón, que le hacía preocuparse por todo de una forma desmesurada”.

 Vicente, no recuerda haber tenido nunca ningún problema en el cometido de su gestión, excepto una noche de retreta que recibió la orden de que nadie que no perteneciese a la comparsa debía de participar.” Hice o que pude para evitar que los jóvenes entraran, a  pesar de advertirles, volvían a entrar y tenía que cogerlos y sacarlos, y nuevamente volvían a entrar llamándome de todo. En vista de que solucionar aquello era imposible, decidí marcharme a  mi casa, para evitar males mayores.”

 Entre las personas que considera que destacaron en su quehacer, se refiere a Carmela Maestre, -primera mujer presidenta histórica de comparsa de nuestra fiesta – al reconocer que “fue muy valiente su decisión hacer rotar todas las bandas de música en las entradas para que a todas las filás les tocase el turno de tener la banda detrás de ellos. También de imponer una cuota simbólica a los niños que garantizó saber los niños que desfilaban cada año para  hacer la previsión de músicas”. También me habla de la filá de Paco Guillen que trajo de Alcoy la costumbre de hacer las entraetas”, modalidad festera que ha perdurado en el tiempo.

 

Vicente me comenta que en la fiesta, casi sin darse cuenta, suceden cosas que te van a marcar para siempre. Recuerda que un año de los íbamos a desfilar a Alicante, nos tocó la banda de música de Agres. Joaquín Martínez, que estaba  ejerciendo de presidente me dijo que le comunicase al director de la banda de música, que durante todo el recorrido solamente tacaran la marcha mora Chimo. Cuando terminó el desfile invitamos a la banda y le pedí a su  director  que me diese sus datos para contratarla para  nuestras fiestas. Durante muchos esta magnífica banda de música estuvo con nosotros en la fiesta y desde entonces, la marcha Chimo, siempre fue la preferida de la los Moros Nuevos y para mi todo un símbolo mientras viva.”

 

A Hipólito Navarro de presidente de la Unión de Festejos, tuvo que aclararle que, desde siempre, cuando bajaban las  nuevas Abanderadas desde la ermita, desde siempre, cuando llegaban a la altura de la explanada, cada comparsa seguía su camino tomando calles distintas y el año anterior el desfile de la bajada de las nuevas banderas llegó hasta la plaza del Cánovas del Castillo, sin que nadie lo ordenara. Hipólito ignoraba  aquel hecho y después de dilucidar lo ocurrido se llagó a la conclusión de que el desfile se alargó a causa del público asistente que lo obligó, al abrirle las salidas de costumbre,  a seguir hasta la plaza del “Derrocat,” dado la gran cantidad de personas que agolpaban para conocer a los nuevos cargos. Fue el sentido común del pueblo quien obligó a prolongar el acto y ello dice mucho del pueblo que quiere a su fiesta.”

 

Después de referirme parte de sus vivencias en la fiesta como jefe de comparsa, retoma el momento en el que en año 1983, deja su compromiso en la junta directiva. Ahora quiere vivir la fiesta sin tener que estar mirando el reloj a toda hora, sin tener que ser el primero en llegar y el último en terminar en cada acto, tomarse una copa de más o entretenerse con algún amigo y llegar el último al acto. Aunque sabe que esos 25 años al pie del cañón, a pesar de que se merecía tener algún lapsus, no iba a poder estar tranquilo si la comparsa estaba desfilando en la calle. Vicente, libre de del cargo se incorporó en la nueva filá que se formó después de que se deshiciese la de Paco Guillén, junto a Paco Sogorb y otros, hasta que se jubiló a los 62 años. También lo hizo de la fiesta pues mi pensión no me daba para tener que correr con los gastos de la fiesta. Así que, gustándome como al que más, tuve que retirarme de ser festero pues primero era atender a mi familia y luego la fiesta”

 

Vicente Flor, ahora es un hombre lleno de añoranzas. Me dice que ya no queda casi nadie en la comparsa de los que estaban en su inicio. Comenta que durante los años que él estuvo se hicieron muchos cambios, utilizando  el paseo de la Explanada en ambas direcciones  sin resultados positivos o cuando se empezaba el jueves a primera hora de la tarde y luego se atrasó hasta las 8 de la tarde. En fin, muchos cambios que nunca acabaron de cuajar. Considera que la economía se ha disparado sin control, constituyendo en la actualidad la primera preocupación de las comparsas, “y no digamos nada de las capitanías que pueden arruinar  a una familia de trabajadores. Lamento que la gente no tenga en consideración el sacrificio de las familias para que luego critiquen las capitanías alegremente, y todo esto se debería de terminar por respeto a la ilusión de quienes  han estado trabajando  con grandes sacrificios.”

 

Al principio de retirarme lo pase un poco mal sobre todo el primer año. Luego ya te vas acostumbrando y vas reconociendo tu nueva situación y te acostumbras a ver la fiesta desde afuera. No salir a la fiesta no significa que no la sientas. A mí me gusta toda la fiesta y ahora cuando escucho alguna marcha mora o cristina me emociono esté donde esté, y sé que será así siempre, mientras viva. Chimo, como a otros tantos, es la marcha mora que me marcó. Cuando la escucho todavía me cae la baba. Esa marcha te lleva el paso sin querer, te altera, te enloquece…”

 

Ha pasado una hora de entrevista. El magnetofón se detiene y Vicente empieza a despedirse. Tiene que marcharse enseguida, su mujer le necesita, pues se encuentra imposibilitada a causa de un accidente. Siente marcharse pero, como me dijo antes, la obligación es antes que la devoción.

 El sabe que la devoción siempre le acompañará, sabe que su pueblo, su castillo de tantos juegos de infancia y la fiesta de San Bonifasi de moros y cristians estarán siempre junto a su ser, como siguen estando en sus hijos. Su hijo mayor Evaristo en la filá la Cobra de los moros Nuevos, Vicente, en la comparsa de Estudiantes, y su hija Reme, que salió a la fiesta durante unos años, y también sigue con la misma ilusión por los buenos días vividos. Vicente Flor, lamenta no conocer a casi nadie de los jóvenes de su comparsa. Ellos - que desde muy niños salieron a la fiesta-  sí que  lo reconocerán cuando le vean aplaudir con pasión a su comparsa – y sé que de todos recibirá su saludo de gratitud, a través de los cabos de escuadra con un brindis con la espada y de los guiños de ojos de los festeros que no podrán moverse de su formación. No dudo de que de todos reciba su admiración y respeto. Como siempre fue, y lo será en el futuro.

 

Vicente, se levanta, me estrecha la mano al tiempo que me da las gracias por haber contado con él, acto seguido, se marcha velozmente. Como he dicho al principio de esta entrevista, éste es el testimonio de muchísimos festeros que dedican, parte de su vida festera a su servicio de sus comparsas, pasando desapercibidos por el entorno que aplaude la buena organización.  Sirva este trabajo, en la persona de Vicente Flor, y a tantos como él,  como homenaje a todos ellos.

                                                                 

Enero de 2007

                                  

 

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