ANTE EL SUPREMO MOMENTO DE TENER QUE MORIR EL SER HUMANO SE PREGUNTA SIEMPRE SIN TENER RESPUESTA:
¿A dónde vamos cuando morimos?
Este texto está dedicado a mi papá de corazón, Roberto Thorner Martínez.
¿A dónde vamos cuando morimos?
Susy González
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Un amigo muy querido, de mi familia, compartió unas hermosas palabras el 7 de enero, durante el funeral de mi papá de corazón –es que ya antes tuve un papá biológico, que también trascendió–, entre las que leyó un versículo de la biblia en Ecl 3,1-8: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.Tiempo de nacer, y tiempo de morir, tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado, tiempo de destruir, y tiempo de edificar, tiempo de llorar, y tiempo de reír, tiempo de lamentar, y tiempo de bailar, tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras, tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar, tiempo de buscar, y tiempo de perder, tiempo de guardar, y tiempo de desechar, tiempo de romper, y tiempo de coser, tiempo de callar, y tiempo de habla, tiempo de amar, y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Sin duda, un día el tiempo de todo ser vivo termina, el tuyo, el mío, el de nuestros seres queridos, pero sólo en esta experiencia llamada vida. Es así como los que aún permanecemos aquí lloramos ese vacío, porque sólo con lágrimas es como limpiamos el dolor. Así que llora. Llora de la forma en que te salga, pero llora porque eso te libera de tu pena. Y si no quieres llorar, también está bien.
¿A dónde vamos cuando morimos?Y ahora te voy a decir un secreto: la vida como la conocemos es la que termina, pero en realidad somos inmortales. Así es, somos eternos y te voy a explicar por qué.
Este cuerpo físico es materia y “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, así lo afirmó Antoine Lavoisier considerado el padre de la Química moderna, y agregó que “en una reacción química los átomos no desaparecen, simplemente se
ordenan de otra manera”. Somos seres de luz
El cuerpo humano está constituido por más de 7 mil cuatrillones de átomos que van cambiando a lo largo de una vida, pero esto no es una clase de Química, es sólo para que tengas la perspectiva de cómo estamos constituidos, y por tanto nuestro cuerpo material se convertirá en algo más en este planeta.
El más de 60% del agua que contiene el cuerpo pasará a un estado gaseoso y se elevará al cielo para convertirse en parte de las nubes, las cuales volverán a la tierra en forma de agua que regará a la tierra para que ésta haga crecer plantas y frutos, el resto del cuerpo se convertirá en nutrientes para la tierra, tu cuerpo, el mío y el de nuestros seres queridos estará en un ciclo constante de vida, en diferentes formas y tiempos.
Así es como el traje con el que abordamos el planeta hace simbiosis con nuestra madre tierra.
Ahora te quiero compartir un poema, que aun cuando no se sabe con exactitud quién es la autora –ya que unos se lo adjudican a Clare Herne con el título de “Immortality”; y otros a Mary Elizabeth Frye llamado “Don’t stand at my grave and weep”–, es sin duda una forma hermosa de ver desde otro punto la muerte.
“No te pares junto a mi tumba y llores,
no estoy ahí, no duermo ahí.
Soy los mil vientos que soplan.
Soy los destellos de diamantes en la nieve.
Yo soy la luz del sol sobre el grano maduro.
Soy la suave lluvia de otoño.
Mientras te despiertas con el silencio de la mañana, soy la carrera veloz y ascendente de pájaros silenciosos en vuelo circular.
Soy el día trascendiendo a la noche.
No te pares junto a mi tumba y llores
no estoy ahí, no morí”.
Pero no somos sólo un cuerpo físico, también somos un cuerpo éterico, un alma, un espíritu. Y ese espíritu también es inmortal.
Te voy a contar otro secreto, el cuerpo de luz que eres, que soy, que son nuestros seres queridos se desprende del cuerpo material y como es energía viaja a gran velocidad de regreso a la fuente divina, después de ahí hay muchas teorías de lo que pasa con nuestro espíritu… que no será tema de debate.
Pero lo que sí sé es que parte de esa luz que eres, que soy, que son nuestros seres queridos se queda con las personas que continúan esta experiencia llamada vida, es una luz transformada en arcoíris en su corazón, ahí en ese lugar donde habita Dios.
“Pero no somos sólo un cuerpo físico, también somos un cuerpo éterico, un alma, un espiritu”.
Gracias por leer.
Este texto está dedicado a mi papá de corazón, Roberto Thorner Martínez, quien regresó a casa a esa fuente inagotable y divina de luz. Agradeciendo que nuestros caminos se cruzaran, hoy es una fiesta de colores en mi corazón.
Gracias, hecho está.
Selección curiosa temática: francisco Máñez Iniesta
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