EL TEATRO DE LA VENTANA DL VINALOPO
Homenaje a wallada
La poetisa andalisi cordobesa
Evocacion teatral radiofonica
LÁGRIMAS VERDES
Francisco Máñez Iniesta
(MUSICAS MORAS RELAJADAS, CON GOLPES ESPORADICOS)
EVOCACIONES
La reina Balqis
Música de fondo de Lorens de Arabia.
Primera parte.
Sucedió en aquellos bellísimos parajes del lejano Oriente, hace tres mil años, entre montañas de finas arenas y acuosos parajes que formaban algunas palmeras y los mágicos oasis de ensueño que añoraban la belleza de los bíblicos míticos jardines lejanos , los dos paraísos , donde moraba la hermosa mujer que resucito en la soledad del desierto ,la vieja leyenda de la mujer más hermosa de todo Oriente llamada Balqis.
Quiso el destino que su nombre fuese el del personaje legendario presentado en los libros de los Reyes y Crónicas.
El de La riquísima reina que conquistó al mismísimo rey Salomón,
rey de la sabiduría , de fama y gloria en cuyos harems disponía de 700 esposas y 300 concubinas, para mitigar su insaciable gran amor , que solo se rindió ante la majestuosa reina de Saba , Balqis, reina también de la fertilidad, cuando ambos se vieron y maravillados se percibieron:
“ ella de los conocimientos de él ….y él, de la inteligencia y hermosura de ella.”
Así lo contaban en sus travesías por los desiertos, los cuentistas de las largas caravanas , cuando después de la cena, al calor de las fogatas, los porteadores beduinos animaban las noches frías bajo las brillantes estrellas de los desiertos, avivando , con bellos y lujuriosos sueños los cuerpos cansados, mientras les acechaban los sonidos del viento que trozaban las arenas en movimiento.
(Cambio de música )
Ella, esa mujer, llamada Balqis, como a reina de Saba,
conquistaba a los reyezuelos y príncipes de palacios de ensueño.
Su belleza y sensualidad eran sus armas letales para la inanición del otro.
Soñaba en aquel mundo maravillo cubierto de arenas y oasis,
escondían inmensos tesoros de diamantes y oro y especies que se postrarían a sus pies, rindiendo a sus opulentas reyes enamorados de su belleza
Tras el regreso a sus aposentos, después de que su sirviente llamado Hadi, -quien la guía por el buen camino- , le ayudara a descender de su camello después de largos viajes seguidos de su cautivadora caravana.
Habían vuelto al nido de su intimidad, cargada de regalos, sedas de mil colores, enloquecedores perfumes, sortijas, collares y pulseras de plata y oro, que el esplendor de su cuerpo con sus melodiosas canciones que acompañaba con su arpa de oro su voz y sensual verbo.
Esas eran sus mejores armas victoriosas, que rendían los reyes perdidos de amor, tras cada galope final de su letal cabalgadura, que aumentaba sus posesiones, y las iras de placer que desataban aquellas seres consumidos por su pasión y el fuego sumiso ante su colosal belleza.
(Música evocadora suave de arpa)
El gran desierto y su jaima eran sus templos sagrados de exquisitos brillos
de perlas y néctar.
Manjares que recibía de la vida a través de sus caricias por sus mejillas y el ardor de sus labios.
Cuando meditaba bajo la sombra de las palmeras, se sentía la beduina más feliz, y en sus sueños apacibles y complacientes, como cuando recordaba de niña, se sentía enormemente feliz corriendo por sus palacios y escondiéndose entre sus palmeras, aumentando en sus amigos el ardor de sus juegos.
En su juventud saboreó las mieles de su destino…
Disfrutaba de los jugos deliciosos…
de los manjares exquisitos, de la vida…
Sin duda, su dios, el gran Alá había sido muy misericordioso con ella.
(Cambio de música)
Pero pasaron los años y sus sueños y los deseos se agrandaron,
más que las arenas del desierto.
Ahora, le impacientaba.
aquella inmensidad de riquezas fundida entre
el cielo y tierra de la que siempre se había sentido dueña.
Necesitaba ser el centro del Todo.
Ordenar cuando debía salir y ponerse el sol.
Requería que todas las tribus postradas a sus pies le obedeciesen;
Necesitaba ser imprescindible.
Y decidido que tenía que huir de aquel mundo bucólico que ya no le complacía. Tenía que entrar en la jungla feroz y luchar a muerte con todos sus enemigos para convertirse en un ser nuevo y posesivo.
Tener la veneración y la sumisión de todas las tribus, con paridad con el profeta Mahoma.
Tenía que ser la mujer, por la cual todos sus súbditos sintieran por ella
Amor y odio, y sus amantes rebosantes de deseo y terror.
La lucha fue dura con los gobernadores de las tribus que
Sucumbieron ante su hermosura tras cada titánica batalla.
El camino fue rudo hasta llegar junto al Gran Rey que dominaba Oriente y Occidente.
Y también de haber utilizado en la conquista
los poderes de su cuerpo y alma, la suavidad de su piel,
el delicado roce de pelo sedoso, sus ojos grandes y penetrantes,
su sonrisa lasciva… Su tallado cuerpo de diosa,
Equiparable con los mejores de los diosas atenienses,
Tenía, la gracia de mil huríes que Alá había depositado en aquel cuerpo.
Ahora, podría influir para que amaneciera o se pusiera el sol.
Su máximo anhelo de poder.
Sabía que los reyezuelos estaban encadenados a ella, y que sus secretos proyectos gozarían de las corruptelas prebendas de sus deseos inmundos de obligado cumplimiento.
Tenía que esperar el momento preciso,
Para que un nuevo golpe mortal le llevara al trono.
Ser reina de todas las tribus.
¡¡ La única y poderosa Ahora, gracias a Alá, tenía todo el poder a su alcance
reina de todas las tribus!!.
(Poco a poco entra música evocadora de gran poder)
Ella, esa mujer, había provocado las mayores revueltas y luchas de la plebe, para desunir la unión de las tribus.
Ahora, feliz,
sabía cuál sería su fuerza mortal que podría derribar el mayor obstáculo para alcanzar el cenit del poder absoluto.
Ahora, tensando su arco,
su flecha mortífera apuntaba sobre la testa que lucia su última corona enemiga.
A punto estaba de producirse el culmen se su suprema ambición:
El milagro de ordenar la salida o la puesta el Sol.
(Fuerte sonidos estremecedores)
Segunda Parte
(Entra poco a poco pisando los golpes, una música melodiosa que acaba imperando)
Y Alá, compasivo siempre con ella, que esa mujer Balqis,
que usaba el mismo nombre que el de la Reina de Saba,
la sumergió en un premonitorio sueño.
Y vio como bajaba al averno, a los infiernos donde los malvados
nunca acaban de pudrirse y el perdón nunca se alcanza.
La revelación de aquella ambición demencial, impidió que no llegara a dilapidar su ruina.
(Subida de música)
Ella, Balqis, nunca supo que fue el corazón de su siervo sabio Abdul
el que ponía cada cosa en su lugar, el que también salvaría su alma del eterno fuego.
Abdul, sentía palpitar el corazón de ella.
El calor del fuego ardoroso de las pasiones, que necesitaba su alma, su amor secreto.
De día siempre fue su luz y su sombra y de noche, el vigilante de sus libres demencias.
Cuando ella dormía, Abdul también era su perro, el guardián que
tan pronto le llegaba su apacible sueño, a la luz de las estrellas la vigilaba ,
recostado a los pies de su cama.
Fue su custodio durante todos los días y todas las noches, desde que Alá , la puso en su camino e incendió la mecha de su amargo amor.
El siervo Abdul. Sabía cuál fue la malvada raíz que formó en su alma
tan desdichado proyecto, y que la inicua venganza sería su ruina,
fruto del desamor de su amado soberano que la abandonó
después de jurarle que ella sería la mujer más feliz del paraíso.
(CAMBIO DE MISICA A TRAGICA)
Y sucedió lo que su siervo Abdul temió, que ella se enamorase del joven Príncipe Husaam Udin.
El sabía que el amor de Balqis y del enamorado Husaam Udin, sería imposible. Pues si el joven príncipe Udin, estaba naciendo a la vida del encuentro del amor, su paso por ella, la enloquecería de amor, pues ya empezaba a sentir una pasión especial por él..
Ni la espada ni su fe, pudieron detener el golpe mortífero de siervo
que acechaba aquella trágica noche del encuentro del nuevo amor.
El Principe Husaam Udin, fue asesinado por Abdul para evitarle, que más tarde a su ama, muriese del dolor de su separación.
Sabía que aquella ráfaga de luz y felicidad, para el joven príncipe solo era el principio de sus conquistas en la búsqueda de su felicidad.
Todo sucedió antes de que en la deseada noche sucediera al que entregarse
al príncipe cegados de amor.
Abdul paso la mayor prueba de amor que su triste vida de siervo le deploró, vengó la muerte de su dueña antes de que sucediera, y enterró el cuerpo del príncipe en la arena del desierto.
Aquella noche iba a ser la más feliz que pudo cambiar aquel mundo de leyendas y pasiones del maravilloso mundo de aquellos dos enamorados.
Todo ello ocurrió mientras que ella, retenida en su lecho por los efectos de una pócima alucinógena.
Todo fue el fruto de una alucinación que pudo cambiar sus vidas, al haber olvidado su la cita que pudo haber cambiado su vida y la de sus reinos.
(Subir la melodía triunfal)
Balqis esa mujer, quería ordenar cuando debería salir o ponerse el Sol.
Al despertar alcanzó a ver todo fue un sueño que pudo que pido cambiar su fatal destino como reina Oriente,
Y brotaron de sus ojos lágrimas verdes.
Comprendió que el poder es efímero
Y que en su perpetuidad se destruye con las mismas armas
que se utilizaron para conseguirlo:
El crimen, La soberbia, la ambición, la corrupción,
Ella, esa mujer, al despertar de aquel espejismo de horror,
Comprendió que el poder jamás le colmaría sus anhelos de felicidad
En la inmensidad de la noche, percibió al contemplar los cielos y la tierra;
Que sólo en si misma estaba la respuesta a todos sus sueños y su deseos.
Había comprendido que ella era un grano de arena más
En la inmensidad de la Creación.
Vislumbró, que en la vida todo tenía un orden preestablecido,
Que nadie era necesario y solamente que, con la unidad de todos los hijos de las estrellas sería posible alcanzar la felicidad.
( Música apoteósica )
Ella, esa mujer,
Escuchó la voz del desierto que le gritó su vuelta al oasis,
Al calor de la jaima de sus antepasados.
al festín- con músicas y danzas- en unión de todos sus súbditos.
Se alejó se alejó de aquel torbellino de esclavitud
Y de sus infelices quimeras y pasiones desdichadas.
Se apartó de las tribus ambiciosas que pretendían
Perpetuarse en la falsa gloria,
en el espíritu de intolerancia desmesurada y mezquina de los vencedores sobre los vencidos.
De los canallas que intentaron, a través de ella.
Conquistar un universo de de falso placer y gozo.
Supo que en la conquistar del mundo perdería su alma.
Y optó finalmente por volver al desierto de su infancia
En busca de aquel mundo bucólico en el que fue tan feliz,
Y se alejó para siempre de las prebendas,
Intrigas y las manipulaciones palaciegas del poder
que llevarían a sus acólitos a la autodestrucción del mundo.
Esta es la historia de una mujer
Que pudo conquistar el mundo que le rodeaba.
Dotada de un cuerpo exuberante
Como reflejo de la sensualidad de las doradas dunas.
De serena y radiante belleza en su rostro.
De sabiduría deslumbrante como la luz de nácar…
Y soledad de la claridad de la luna llena del desierto, del rumor del martirio
de sus aguas cristalinas… milenarias.
Ella, esa mujer, supo cómo conseguir, y sentir el milagro de la vida.
Su vida se convirtió en voz, en susurro lastimoso, en alma pura.
En narración de sus acontecimientos idílicos…
De vivencias agonizantes cuando su luna apareció manchada de sangre
ante la desdicha de su pueblo y el llanto de sus gentes.
Intuyó que en su camino por los desiertos del mundo,
una maldición terrenal les acompañaría, y acabarían olvidando la revelación de aquel maravilloso oasis… de su mundo inusitado y apacible…
Aquella descarga de sus pasiones envueltas en sus torbellinos
llenos de morbo, pasiones y sensibilidad ,
ahora casi sin vida, configuraron su verdadero ser frío…
como la tumba marmórea que guarda en las entrañas de la tierra.
A la reina fatal…
la mujer que abrazó los sueños de su paraíso.
Un largo camino lleno aventuras y emociones, acabó.
Su alma y su cerebro atesoraron la verdadera riqueza de la vida.
(Sube música apoteosis)
Al cabo de un largo silencio… sus ojos se inundaron de lágrimas verdes.
F I N DE L A E V O C A CI O N
( Entre mes)
HOMENAJE A LA POETISA WALLADA
(Música rítmica de danza alegre árabe)
(Voz en off )
Wallada, la prolífera poetisa
La princesa Wallada, era hija del califa omeya al-Mustakfi y Amina, una esclava cristiana.
Tuvo una infancia feliz y una educación acorde a su Rango social.
Su adolescencia trascurrió paralela a la agonía del Califato.
La hermosa Wallada dio muestras de su carácter fuerte, cuando decidió no llevar velo, gozó de una libertad inusual para una mujer de su época.
Participaba en las tertulias poéticas con los intelectuales, dando amplias muestras de su valía como poetisa.
Wallada contaba con admiradores y detractores, mientras que el pueblo llano, improvisaban canciones y coplas sobre la princesa.
Alcanzó una alta posición y heredó de su padre riquezas suficientes para ser una mujer independiente.
Para entonces, se había convertido ya en una prolífera poetisa, que competía con poetas y literatos
El largo camino
( Música Lorens de Arabia.)
Sabes que soy la luna de los cielos,
Primera Parte
Alá, nos enseño el camino que conducía
Nuestra a nuestra nueva morada llamada Bitrir.
Encontramos un hermoso valle rodeado de montañas,
Y entre ellas presidiéndolo, una magnífica montaña,
Semejante a una silla.
Imponente, magnífica,
Y desde su cumbre contemplamos el azul del mar
Que nos trajo desde la otra orilla.
Quise llegar antes, pero no pudimos,
Los romanos dominaban el mundo.
Sí, cuando llegamos, enseguida reconocimos esta bendita tierra.
Tenía agua en abundancia,
Elemento que los musulmanes apreciamos más que el oro.
Pronto decidimos construir nuestra medina
Y el castillo, sabedores que necesitaríamos protegernos.
Trajimos la nueva civilización indisoluble
Que el mundo descubriría absorto.
Sí, trajimos la alegría, el goce de la vida...
El refinamiento. La añorada Córdoba Califal,
Fue el centro del mundo. La Alhambra,
El paraíso de Occidente.
Perdidamente nos enamoramos de esta tierra
Y aquí nos fundimos eternamente con Bitrir
Nuestra esposa favorita,
Nuestra amada a la que le regalamos nuestro destino.
Dimos gracias a Alá
Por su protección construyendo la mezquita,
Mientras veíamos como la medina crecía.
Vivimos tiempos felices, junto con los cristianos y los judíos
Nuestra convivencia fue el ejemplo del mundo…
! Cuántos siglos perdidos! ¡Cuántas lágrimas derramadas!
¡Cuántas vidas perdidas!
Occidente acabó venciendo a Oriente, sí es cierto,
Pero también es verdad
Que todavía continuamos desorientados,
Intentando encontrar los paraísos perdidos.
Y como reflejo de tantos bellos sentimientos
E ilusiones épicas del Medievo se materializó la belleza.
Y el pueblo cantó y lloró de emoción y alegría.
Y la vida,
Fue más idílica, más acorde con el supremo
Anhelo de alcanzar la felicidad,
Y la paz entre todos los hombres de buena voluntad.
MUSICA MELODIOSA ARABE
Segunda parte
EL ENCUENTRO SOÑADO
Morisca -¡Oh, soles y lunas que llenáis el espacio energías ,
que guardáis celosamente las puertas de los sueños.
Luz que fue eterna desde que ardió su primer haz.
Flama que ilumino la inmanencia,
la sustancia de vida que anidó en el todo.
Esencia de lo nacido bajo su calor y su luz.
Contemplar, amigos, cómo en esta noche, la constelación
Se llena de ensoñaciones,
de emociones que palpitan en el gran corazón del Universo,
Trémulos, contemplamos
El hechizo de la fulgurante bóveda celestial;
Allí, en lo más profundo, el soñado Edén vibra del gozo eterno,
Donde el amor de las almas es abrasador, incesante, sublime…
Marcándonos cada noche el camino luminoso de las estrellas.
Las almas de los amantes son las más brillantes,
que llenas de alegría
palpitan el gravitan eternamente por espacio infinito…Como brillantes estrellas fugaces.
Si su alegría es desbordante, vemos grandes luminarias
Que corren por el cielo inundándolo de luces radiantes.
A través del universo cuajado de estrellas.
Sucedió, en la larga noche sin principio ni fin…
Nadie sabe cómo se forjó, pero como un hermoso milagro,
Millones de ardientes astros se apagaron para renacer en uno...
Sublime, magnífico, colosal...
Y nació la nueva luz que iluminó nuestro universo...
Y gimieron de emoción las lágrimas verdes
De la música andalusí.
Y vimos el sol de fuego y la media luna
Que iluminó la vida que nacía de entre las aguas.
Y el hombre y la mujer vieron como aquella luz de fuego
Era la energía que movía el mundo,
Y el agua, la sangre que irrigaba la tierra fértil
Que hacía florecer el inmenso jardín terrenal.
Y, fueron bendecidos el fuego y el agua
Como símbolos de ardor y pureza,
Como fuerzas antagónicas y milagrosamente…
Complementarias para la existencia.
Y la vida, se descubrió libre, con el duro deseo amoroso.
De perpetuación hasta el fin de los siglos.
Y fue deseo arrogante, fuerza irreprimible,
Y anhelo amoroso que buscaba provocando con fuerza vigorosa
El encuentro de las almas del hombre y la mujer.
Y pasaron los siglos y hombres y mujeres de diferentes razas
Se fueron buscando y reproduciéndose por el mundo,
Bajo sublimes filosofías e ignorados espacios,
Sin llegar a comprender jamás el destino de aquella fuerza,
Verdaderamente enigmática y excitante.
A nosotros, los hijos de la Media Luna,
Se nos dijo que Dios
Bendijo el gozo de amor entre el hombre y la mujer,
Y nació la alegría de vivir,
La cesión de las almas,
La alegría de compartir como una fortuna del cielo.
Y esta alegría fue expresada en poemas ardientes
Y danzas que elevaban nuestro espíritu lleno de amor.
Y nuestras villas se llenaron de poetas
Que cantaron la belleza y la armonía de la vida.
Y, aquí, en Bitrir, divisamos la tierra prometida, el paraíso.
En esta noche suprema de aromas de azahar,
Con músicas y danzas, buscamos al hombre;
Llamamos al dueño de nuestros deseos.
Al señor de nuestros sueños,
Al poseedor de nuestro éxtasis, de nuestro tormento.
Nuestra danza lo invoca y le llama,
Buscándole hasta más allá de las estrellas.
Nuestro cuerpo tembloroso le presiente
Y se inclina fiel ante su lengua de fuego
Que nos devora y consume.
Ante él, ante su magnetismo,
La suprema poetisa de Medina Azara,
En la noche de plata,
Resplandeciente en su palacio de oro y cristal,
Declamó al rayo de luna que le trajo la ilusión de su presencia:
Y la poetisa cantó:
“De mármol rosa se perfilaba el sueño.
Te cantaban las fuentes y los jaspes,
La filigrana de la media luna.
Como perfume que la paz exalta
Y le teje temblores pasionales,
Así tu resurgir.
Odalisca de florecidos senos.
De miel y ajonjolí
El banquete nupcial que ofreces.
Alzas luego la copa con el más dulce vino
Para aumentar el ansia,
La posesión carnal
Bien entoldado de luceros." 1
Poema "Noche de Medina Azahara " de concha Lagos
La música es la canción de nuestro desierto que riega nuestro hombre cada noche, con gotas de luna del dulce amor!
¿Qué será de nosotras, sin el amor bajo a la luz de la media luna,
Sin este rayo de amor que enciende nuestro fuego,
Si él no nos hallare pronto?
TERCERA PARTE
EL E N C U E N T R O-
VOZ EN OFF.
(La bella morisca evoca los buenos tiempos del Al-Ándalus perdido
Mientras se despide de su Bitrir amado,
También, en su evocación alude a su amante perdido
En la noche de los tiempos, y en su ensoñación,
En su delirio se encuentra con su amante
Reviviendo otro momento de ilusión
Sublime más amoroso que el de su primer encuentro.
Todo se perdido en aquel tiempo ingrato.
Fue fin de un hermoso milagro.
Atrás quedan las nostalgias de las viejas trovas
Que cantaron las grandes proezas de la histórica…
De los amores y desamores de judíos moros y cristianos
que surgen del perfume y la hermosa luz de cada primara.
En esta tierra de ensueño de amores puros inolvidables…
¡Oh, Al- Ándalus, sueño dorado, patria tolerante y fecunda donde floreció el renacimiento que conmovió al mundo!
¡Adiós, tierra mía..!
Paisaje vacio del alma ensombrecido de lágrimas, de tanto llorarte.
Nuestro lamento, por siempre, permanecerá vivo atreves del susurro de los vientos.
En el bronco grito de la tormenta.
En el aleteo de las palomas que tantas citas convocaron.
En las noches en que más brilla la media luna.
En el susurro del agua que disimulaba nuestros suspiros.
¡Ah, dicha inmensa que siempre bendijo el agua!
Precioso líquido purificador de nuestro espíritu,
Y nuestros cuerpos ardientes;
Espejo mudo de nuestro desnudo deseo.
Vivimos un tiempo feliz, de encuentros preciosos,
De incesantes vibraciones amorosas, que ahora, añoramos con nostalgia
E invocamos a nuestros amantes guerreros,
Gloriosos de tantas batallas, En nuestras noches de suspiros y éxtasis de nácar.
CUARTO ACTO
EL ENCUENTRO.
¡Yo te invoco, ahora, amor mío, En el tiempo y en el espacio!
Y con estas lágrimas y este grito
Que también fue de inmenso dolor y de felicidad.
Yo invoco el día, en que su mirada se cruzó con la mía
Y se estremecieron los cielos y la tierra ..
Oh, temible fuerza que encendió mi fuego
Y abrió mis alas al vuelo del gozo inmenso.
Oh, amarga dicha mía, pues quiso Alá,
Que me concediera la gracia de ser la primera mujer
Que amo y purificó con agua su hermoso cuerpo.
Mis hijos, que fueron sus hijos,
Se perdieron con sus corceles
Entre el polvo de la historia de mil batallas.
La vida era un instante desolador y junto a él,
Tenía que caber todo el amor del mundo.
¡Y cupo, todo el amor del mundo
Y su fuente de vida apagó mil veces
El fuego de nuestras almas sedientas.
Ah, su cuerpo hermoso, de dulzura y gloria,
Cual árbol de vida fecunda,
Sus ramas, anhelaban enredarse en mis estrellas,
Para alcanzar la belleza plena.
El sagrado fuego eterno del amor.
Su rostro, cuando me miró,
Fue como contemplar el primer rayo de luz
Que el mundo besó …
Y presa en sus fuertes brazos,
¡Cómo ardíamos, dios mío!
Su beso, desheló el frío de mis senos,
Y dulcemente me adormecí, y soñé
Que pájaros verdes, junto a mi ventana,
Cantaban los dulces trinos de la aurora.
Fue su primera victoria de amor;
Su primer galope por mis dulces montes
Coronado con pétalos de rosas,
Cuando victorioso pasó por debajo del arco del triunfo.
Adiós, tiempo dorado que nos distes la mayor felicidad,
La alegría de vivir y de ser…
Adiós, Bitrir, Medina de mi vida...
Tierra que guardas mis suspiros mis lágrimas y mis besos…
Mis versos mis canciones,
Mis amores y el dolor y las lágrimas verdes de nuestras músicas.
De mis sueños de oro que aliviaran la larga ausencia,
Hasta que los nuevos brotes de los perfumes
-De otra nueva primavera,-
De otro delirio de intensa pasión.
De amorosa locura que nos conduzca
A un nuevo tiempo de ardiente amor y de deleite
Donde volvamos a encontrarnos
En el eterno camino del amor infinito.
( Subida de volumen musical y disparo de un castillo de fuegos artificiales )
Francisco Máñez Iniesta
Texto en off
( con música mientras el público abandona el parque.)
Wallada bint al-Mustakfi, (Córdoba, 994 - 1091). Poeta andalusí. Fue hija de Muhammad al-Mustakfi, de sangre omeya y uno de los últimos califas cordobeses, que llegó al poder en 1024 asesinando al anterior califa Abderramán V; y de la esclava cristiana Amin'am.
Su adolescencia transcurre en las guerras civiles que marcan la agonía del Califato, en medio de todo tipo de intrigas palaciegas desencadenadas tras la muerte del hijo de Almanzor, al-Muzzaar.
Como el califa no tuvo descendencia masculina, heredó los bienes de su padre y abrió un palacio donde se dedicó a educar a chicas de buena familia y al que acudían también los poetas y literatos de su tiempo.
Era una mujer de singular belleza .Heredó de su madre el pelo rubio, la piel clara y los ojos azules. Pero sobre todo era una mujer inteligente, culta y orgullosa. Bordaba sus versos en sus vestidos y tuvo el atrevimiento de participar en las competiciones masculinas y de completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que la hizo ser llamada "perversa" y ser criticada muy duramente por los integristas, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad, como el escritor Ibn Hazm, autor de El collar de la paloma, y el visir Ibn Abdus, su eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado y la protegió hasta su muerte, cuando ya era octogenario.
La gran pasión de su vida fue el poeta Abenzaidún o Ibn Zaydún, con el que mantuvo una relación secreta, dada la vinculación del poeta con los Banu Yahwar, linaje rival de los Omeyas al que ella pertenecía y que le hacía andarse con cuidado por Córdoba. Sobre esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan.
La relación se rompió por la relación de Ibn Zaydún con una esclava negra de Wallada, lo que puede ser cierto, pero también responde a un tópico de la poesía de la época.
Entre estos poemas, que tuvieron la misión de ser cartas entre los amantes, dos expresan los celos, la añoranza y los deseos de encontrarse; otro, la decepción, el dolor y el reproche; cinco son duras sátiras contra su amante, al que reprocha entre otras cosas tener amantes masculinos, y el último alude a su libertad e independencia.
Poema que Wallada hizo bordar en oro sobre su vestido
Yo ¡por Dios! merezco la grandeza
y sigo orgullosa mi camino.
Doy gustosa la mejilla a mi enamorado
y doy mis besos a quien yo elija.
Poema que escribió en un billete para citar a Ibn Zaydun
Cuando las tinieblas se espesen, espera mi visita,
pues creo que la noche
es la mejor guardadora de secretos;
lo que siento por ti, al sol impedirá brillar,
a la luna salir y a las estrellas correr.
fin
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