viernes, 23 de septiembre de 2022

Homenaje a wallada La poetisa andalisi cordobesa

EL TEATRO DE LA VENTANA DL VINALOPO


Homenaje a wallada

La poetisa andalisi  cordobesa 

Evocacion  teatral     radiofonica 


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LÁGRIMAS     VERDES


Francisco Máñez   Iniesta  


(MUSICAS  MORAS  RELAJADAS, CON GOLPES ESPORADICOS)


 EVOCACIONES



La reina Balqis 


Música de fondo  de Lorens de Arabia.


 Primera parte.


Sucedió en aquellos bellísimos parajes  del lejano Oriente, hace tres mil años,  entre montañas de  finas arenas y acuosos parajes  que formaban algunas  palmeras y los mágicos  oasis de ensueño que añoraban la belleza  de los  bíblicos míticos jardines lejanos , los dos paraísos , donde moraba la hermosa mujer que resucito en la soledad del  desierto ,la  vieja leyenda de la mujer más hermosa de todo Oriente llamada Balqis.



 

Quiso el destino que su nombre fuese el del personaje legendario presentado en los libros de los Reyes y Crónicas. 

El de La  riquísima reina que conquistó al mismísimo rey Salomón,

 rey de la sabiduría , de fama y gloria en cuyos harems disponía de 700 esposas  y 300 concubinas, para mitigar su insaciable gran  amor , que solo se rindió ante la majestuosa reina de Saba , Balqis, reina también de la fertilidad, cuando ambos se vieron  y maravillados se percibieron:

 “ ella  de los conocimientos de él ….y él, de la inteligencia y hermosura de ella.” 


Así  lo contaban en sus travesías por  los desiertos, los cuentistas de las largas  caravanas , cuando después de la cena, al calor de las fogatas,  los porteadores  beduinos animaban  las noches frías  bajo las  brillantes estrellas de los desiertos, avivando , con bellos y  lujuriosos  sueños los cuerpos cansados, mientras les  acechaban  los sonidos del viento que trozaban las  arenas en movimiento.

 (Cambio de música ) 

  

Ella, esa mujer, llamada Balqis, como a reina de Saba,  

  conquistaba a los reyezuelos y príncipes  de  palacios  de ensueño. 


 Su belleza  y sensualidad eran sus armas  letales para la  inanición del otro.

Soñaba en aquel  mundo maravillo cubierto de arenas y oasis,

escondían  inmensos tesoros de diamantes  y oro y especies  que se postrarían a sus pies, rindiendo a sus opulentas reyes enamorados de su belleza 


     Tras el  regreso a sus aposentos,  después de que su sirviente llamado   Hadi, -quien la  guía por el buen camino- , le ayudara a descender de  su camello después de largos viajes seguidos de su cautivadora caravana.

   

     Habían vuelto al  nido de su intimidad, cargada de regalos,  sedas de mil colores,  enloquecedores perfumes, sortijas, collares y pulseras de plata y oro,  que el esplendor de su cuerpo  con sus melodiosas canciones  que acompañaba con su arpa de oro su  voz y sensual  verbo.


Esas eran   sus mejores  armas  victoriosas, que rendían los reyes perdidos de amor, tras cada  galope final de su letal cabalgadura, que aumentaba  sus posesiones, y las iras  de placer que desataban aquellas  seres  consumidos por su pasión  y el  fuego   sumiso  ante su colosal belleza. 

(Música evocadora suave  de arpa) 


 El   gran desierto y su jaima  eran  sus templos  sagrados de exquisitos  brillos 

 de  perlas y néctar.   

Manjares que  recibía de la vida  a través de sus caricias   por sus mejillas y el ardor de sus labios.  


Cuando meditaba bajo la sombra de las palmeras,  se sentía la beduina más feliz, y en sus sueños  apacibles  y complacientes,  como cuando  recordaba  de niña, se  sentía   enormemente feliz  corriendo  por sus palacios y  escondiéndose entre sus palmeras, aumentando en sus amigos el ardor de sus juegos. 


En su juventud saboreó las mieles de su destino… 

 Disfrutaba de los jugos deliciosos…

 de los manjares exquisitos, de la vida…    

Sin duda, su dios, el gran Alá había sido  muy misericordioso con ella.


(Cambio de música)


Pero pasaron los años y sus sueños y los  deseos  se agrandaron, 

 más que  las arenas del desierto.


Ahora, le impacientaba. 

aquella inmensidad de riquezas  fundida entre 

el  cielo y tierra de la que siempre se había sentido dueña.

 

Necesitaba  ser el centro del Todo.  

Ordenar cuando debía salir y ponerse el sol.

Requería  que todas las tribus postradas a sus pies le obedeciesen;

 Necesitaba ser imprescindible.


Y  decidido que tenía que huir de aquel mundo bucólico que ya no le complacía. Tenía que entrar en la jungla feroz y luchar a muerte con  todos sus enemigos para  convertirse en un ser nuevo y posesivo.  


 Tener  la veneración  y la sumisión de todas las tribus, con paridad  con el profeta Mahoma.


Tenía que ser la mujer,  por la cual todos sus súbditos sintieran por ella 

Amor y odio, y sus amantes rebosantes de  deseo y terror.

 

La lucha fue dura con los gobernadores  de las tribus que 

  Sucumbieron ante su hermosura  tras  cada titánica  batalla.

 El camino fue rudo hasta llegar junto al Gran Rey  que dominaba Oriente y Occidente. 

Y también de haber utilizado en la conquista

los poderes de su cuerpo y alma, la suavidad de su piel,

el delicado roce de pelo sedoso, sus ojos grandes y penetrantes,

su sonrisa  lasciva…  Su tallado cuerpo de diosa, 

 Equiparable con  los mejores  de los  diosas atenienses, 


Tenía, la gracia  de mil huríes que  Alá había depositado en aquel cuerpo.

Ahora, podría influir para que amaneciera o  se pusiera el sol. 

Su máximo anhelo de poder.

Sabía que  los reyezuelos estaban  encadenados  a ella,  y que  sus secretos  proyectos  gozarían de las corruptelas  prebendas de sus  deseos inmundos de obligado cumplimiento.


  Tenía que esperar el momento preciso,

 Para que un nuevo golpe mortal le llevara al trono. 

Ser reina de todas las tribus. 

¡¡ La única y poderosa  Ahora, gracias  a Alá,  tenía todo el poder a su alcance

reina de todas las tribus!!.


(Poco a poco entra música  evocadora de gran poder)


 Ella, esa mujer, había provocado las mayores revueltas y luchas de la plebe, para  desunir  la unión de las tribus.


Ahora, feliz, 

sabía  cuál  sería su fuerza mortal que podría derribar el mayor obstáculo para alcanzar el cenit del poder absoluto.


 Ahora, tensando su arco,

 su flecha mortífera apuntaba sobre la testa  que lucia  su   última  corona enemiga.

  

A punto estaba de producirse  el culmen se su suprema ambición:

 El milagro de ordenar la salida o  la puesta el Sol.



 (Fuerte  sonidos estremecedores)  

Segunda Parte


(Entra  poco a poco pisando los golpes,  una música melodiosa  que acaba imperando)


 Y  Alá, compasivo  siempre con ella, que esa mujer  Balqis,

  que usaba el mismo nombre que el de la Reina de Saba,

la sumergió   en un premonitorio sueño. 


Y  vio  como  bajaba al averno, a los infiernos  donde los malvados 

nunca acaban de pudrirse  y el perdón nunca se alcanza.

 La  revelación  de aquella ambición demencial,  impidió que  no llegara a dilapidar su ruina.  

(Subida de música)


 Ella, Balqis, nunca supo que fue el  corazón de su  siervo sabio Abdul 

el  que ponía cada cosa en su lugar, el que   también  salvaría su alma del  eterno fuego. 


Abdul, sentía palpitar  el corazón de ella.  

El calor del  fuego  ardoroso de las pasiones,  que necesitaba su alma,  su amor secreto.

De día siempre fue su luz y su sombra y  de noche, el vigilante  de sus libres  demencias.


Cuando ella  dormía, Abdul  también era su perro, el guardián que  

tan pronto le llegaba  su apacible sueño,  a la luz de las estrellas la vigilaba , 

recostado a los pies de su cama.



Fue su custodio durante todos los  días y todas las  noches, desde que  Alá , la   puso  en su camino e incendió la mecha de su amargo amor.


 El siervo Abdul.  Sabía  cuál  fue la malvada raíz que formó en su alma 

tan desdichado proyecto, y que la  inicua venganza   sería su ruina,  

fruto del desamor de su amado soberano que la abandonó 

después de jurarle que ella sería la mujer más  feliz del paraíso. 


(CAMBIO DE MISICA  A TRAGICA)


Y sucedió lo que su siervo Abdul  temió,  que ella  se enamorase  del joven Príncipe Husaam  Udin. 

 

El sabía que el amor de Balqis y del enamorado Husaam  Udin, sería imposible. Pues si  el joven príncipe  Udin, estaba naciendo a la vida del encuentro del amor, su paso por ella, la enloquecería  de amor, pues ya   empezaba a sentir una pasión especial por él..   


  Ni la espada ni su fe,  pudieron  detener el golpe mortífero de siervo 

 que acechaba aquella  trágica noche del encuentro del nuevo amor.


El  Principe  Husaam  Udin,  fue asesinado por  Abdul para evitarle, que más tarde a su ama, muriese del dolor de su separación.


 Sabía que aquella ráfaga de luz y felicidad, para el joven príncipe  solo era  el principio de sus conquistas  en la búsqueda  de su felicidad.     

Todo sucedió antes de que en la deseada  noche sucediera  al que entregarse  

 al  príncipe cegados de amor.  

Abdul  paso la mayor prueba de amor que su triste vida de siervo le deploró,  vengó la muerte de su dueña  antes de que sucediera, y enterró el cuerpo del  príncipe en la arena del desierto. 

  Aquella noche iba a ser la más feliz que pudo cambiar aquel mundo de leyendas y pasiones del maravilloso mundo de aquellos dos enamorados. 


Todo ello ocurrió mientras que ella, retenida en su lecho por los efectos de una pócima   alucinógena. 

 Todo fue el fruto de una alucinación que pudo cambiar sus vidas, al haber olvidado su la  cita que pudo haber cambiado su vida y la de sus reinos. 


(Subir la melodía triunfal) 


Balqis esa mujer,  quería  ordenar cuando debería salir  o ponerse el Sol.

  Al despertar  alcanzó a ver todo fue un sueño  que pudo que pido  cambiar su  fatal destino como reina  Oriente, 

Y brotaron de sus  ojos  lágrimas verdes. 


Comprendió que el poder es efímero 

Y que en su perpetuidad se destruye con las mismas armas

 que se utilizaron para conseguirlo:

El crimen, La soberbia, la ambición, la corrupción, 


Ella, esa mujer,  al despertar de aquel espejismo de horror, 

Comprendió que el poder jamás le colmaría sus anhelos de felicidad


En la inmensidad de la noche, percibió  al contemplar  los cielos y la tierra;

 Que sólo en si misma estaba la respuesta a todos sus sueños y su deseos.


Había comprendido que ella era un grano de arena más 

En la inmensidad de la Creación.

Vislumbró, que en la vida todo tenía un orden preestablecido,

  Que nadie era necesario  y solamente que, con la unidad de todos los hijos de las estrellas  sería posible alcanzar la felicidad.

( Música apoteósica ) 

 Ella, esa mujer, 

Escuchó la voz del desierto que le gritó su vuelta al oasis, 

Al calor de la jaima de sus antepasados.

 al festín- con músicas y danzas-  en  unión de todos sus súbditos.


Se alejó se alejó de aquel torbellino de esclavitud 

Y de sus infelices quimeras y pasiones desdichadas.


Se apartó de las tribus ambiciosas que pretendían

 Perpetuarse en la  falsa gloria,

en el espíritu de intolerancia  desmesurada y  mezquina de los vencedores  sobre  los vencidos.  


De los canallas que intentaron, a través de ella.

 Conquistar un universo de de falso placer y gozo.  


Supo que en la conquistar del mundo perdería su alma.

Y  optó finalmente por volver al desierto de su infancia 

En busca de aquel mundo bucólico en el que fue tan feliz,




Y se alejó  para siempre de las prebendas,

 Intrigas y las   manipulaciones palaciegas del poder 

que llevarían a sus acólitos a la   autodestrucción del mundo.


 Esta es la historia de una mujer

 Que pudo conquistar el mundo  que le rodeaba.

 Dotada de un cuerpo exuberante 

Como reflejo de  la sensualidad de las doradas dunas.   


De serena y radiante belleza en su rostro. 

 De sabiduría deslumbrante como la luz de nácar… 

Y soledad de la claridad de la  luna llena del  desierto, del  rumor del martirio 

 de sus aguas  cristalinas… milenarias.

 

Ella, esa mujer, supo cómo conseguir, y sentir el milagro de la vida.


Su vida se convirtió en voz, en  susurro lastimoso, en alma pura.

En narración  de sus acontecimientos idílicos… 


  De vivencias agonizantes  cuando su luna apareció manchada de sangre 

ante la desdicha de su pueblo   y el llanto de sus gentes.

 

  Intuyó que en  su camino por los desiertos del mundo,

una maldición terrenal les acompañaría, y acabarían olvidando  la  revelación de aquel  maravilloso oasis… de  su mundo inusitado y apacible…


Aquella descarga de sus  pasiones  envueltas  en sus torbellinos  

llenos de  morbo,  pasiones  y sensibilidad ,

 ahora casi sin vida, configuraron  su verdadero ser frío…

 

como la tumba marmórea   que guarda en las entrañas de la tierra. 

   A la reina fatal…  

 la mujer  que abrazó  los sueños de su paraíso. 


Un largo camino lleno aventuras  y emociones, acabó.

Su alma y su cerebro atesoraron la verdadera riqueza de la vida. 

(Sube música apoteosis)


Al cabo  de un largo silencio… sus ojos se inundaron de  lágrimas  verdes.





F  I N   DE   L A   E V O C A CI O N




( Entre mes)  


HOMENAJE  A LA POETISA  WALLADA 



(Música rítmica de danza alegre árabe)

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(Voz en off )

Wallada, la prolífera poetisa

La princesa Wallada, era hija del califa omeya al-Mustakfi y Amina, una esclava cristiana.

 

Tuvo una infancia feliz y una educación acorde a su Rango social.

 

Su adolescencia trascurrió paralela a la agonía del Califato.

 

La hermosa Wallada dio muestras de su carácter fuerte, cuando decidió no llevar velo, gozó de una libertad inusual para una mujer de su época.

 

Participaba en las tertulias poéticas con los intelectuales, dando amplias muestras de su valía como poetisa.

 

Wallada contaba con admiradores y detractores, mientras que el pueblo llano, improvisaban canciones y coplas sobre la princesa.

 

Alcanzó una alta posición y heredó de su padre riquezas suficientes para ser una mujer independiente.

 

Para entonces, se había convertido ya en una prolífera poetisa, que competía con poetas y literatos


El   largo    camino

( Música Lorens de Arabia.)


Sabes que soy la luna de los cielos,

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Primera Parte

Alá, nos enseño el camino que conducía

 Nuestra a nuestra nueva morada llamada Bitrir.

Encontramos un hermoso valle rodeado de montañas, 

Y entre ellas presidiéndolo, una magnífica montaña, 

Semejante a una silla.

Imponente, magnífica,

 Y desde su cumbre contemplamos el azul del mar 

Que nos trajo desde la otra orilla.


Quise llegar antes, pero no pudimos, 

Los romanos  dominaban  el mundo.

Sí, cuando llegamos, enseguida reconocimos esta bendita tierra. 

Tenía agua en abundancia, 

Elemento que los musulmanes apreciamos más que el oro.


Pronto decidimos construir nuestra medina 

Y el  castillo, sabedores que necesitaríamos protegernos.


Trajimos la nueva civilización indisoluble 

Que el mundo descubriría absorto.


Sí, trajimos la alegría, el goce de la vida...

El refinamiento. La añorada Córdoba Califal,

Fue el centro del  mundo. La Alhambra,

El paraíso de Occidente.


Perdidamente nos enamoramos de esta tierra

Y aquí nos fundimos eternamente con Bitrir

Nuestra esposa favorita,

Nuestra amada a la que le regalamos nuestro destino.


Dimos gracias a Alá

 Por su protección construyendo la mezquita,

Mientras veíamos como la medina crecía.

 Vivimos tiempos felices, junto con los cristianos y los judíos  

Nuestra convivencia fue el ejemplo del mundo…



! Cuántos siglos perdidos! ¡Cuántas lágrimas derramadas! 

¡Cuántas vidas perdidas!

Occidente acabó venciendo a Oriente, sí es cierto, 

Pero también es verdad

Que todavía continuamos desorientados,

 Intentando encontrar los paraísos  perdidos.

Y como reflejo de tantos bellos sentimientos

E ilusiones épicas del Medievo se materializó la belleza.


Y el pueblo cantó y lloró de emoción y alegría. 

Y la vida,

Fue más idílica, más acorde con el supremo

 Anhelo de alcanzar la felicidad,

Y la paz entre todos los hombres de buena voluntad.



MUSICA MELODIOSA ARABE 


Segunda parte


EL ENCUENTRO SOÑADO


Morisca  -¡Oh,  soles  y lunas que llenáis el espacio  energías , 

que guardáis celosamente las puertas de los sueños.


Luz que fue eterna  desde que ardió su  primer  haz.


 Flama  que ilumino la inmanencia,  

la sustancia de  vida que anidó en el todo.


Esencia  de lo nacido bajo su calor y su luz.

  

Contemplar, amigos,  cómo en esta noche, la constelación 

 Se llena de ensoñaciones,  

de emociones que palpitan en el gran corazón del Universo,


 Trémulos, contemplamos 

 El hechizo de la fulgurante bóveda celestial;

  Allí, en lo más profundo, el soñado Edén  vibra del gozo eterno, 

Donde el amor de las almas  es abrasador, incesante, sublime…


Marcándonos cada noche  el camino luminoso de las estrellas. 


Las almas de los amantes  son  las más  brillantes, 

que  llenas   de alegría


  palpitan  el gravitan eternamente  por espacio infinito…Como   brillantes estrellas fugaces.


 Si su alegría es desbordante,  vemos grandes luminarias 

Que corren por el cielo inundándolo de luces radiantes.

  A través del universo  cuajado de  estrellas.




Sucedió, en la larga noche sin principio ni fin…

Nadie sabe cómo se forjó, pero como un hermoso milagro,

Millones de ardientes astros se apagaron para renacer en uno...

Sublime, magnífico, colosal...


Y nació la nueva luz que iluminó nuestro universo...

Y gimieron de emoción las lágrimas verdes 

De la música andalusí. 

Y vimos el sol de fuego y la media luna 

Que iluminó la vida que nacía de entre las aguas.


Y el hombre y la mujer vieron como aquella luz de fuego

 Era la energía que movía el mundo, 

Y  el  agua,  la sangre que irrigaba la tierra fértil

 Que hacía florecer el inmenso jardín terrenal.


Y, fueron bendecidos el fuego y el agua 

Como símbolos de ardor y pureza,

 Como fuerzas antagónicas y milagrosamente…

 Complementarias para la existencia.



Y la vida, se descubrió libre, con el duro deseo amoroso.

De perpetuación  hasta el fin de los siglos.

Y fue deseo arrogante, fuerza irreprimible,

Y anhelo amoroso que buscaba  provocando  con fuerza vigorosa

El encuentro de las almas  del hombre y la mujer.


Y pasaron los siglos y  hombres y  mujeres  de diferentes razas

 Se fueron buscando y reproduciéndose  por el mundo,

Bajo sublimes  filosofías  e ignorados espacios, 

Sin llegar a comprender jamás el destino de aquella fuerza,

 Verdaderamente enigmática y excitante.


A nosotros, los hijos de la Media Luna,

 Se nos dijo que  Dios

Bendijo  el gozo de amor entre el hombre y la mujer,

 Y nació la alegría de vivir,

 La cesión de las almas,

 La  alegría de compartir como una fortuna del cielo.


 Y esta alegría fue expresada en poemas ardientes 

Y danzas que elevaban nuestro espíritu lleno de amor.

Y nuestras villas se llenaron de poetas

 Que cantaron la belleza y la armonía de la vida. 

Y, aquí, en Bitrir, divisamos la tierra prometida, el paraíso.


En esta  noche suprema de aromas de  azahar, 

Con músicas y danzas, buscamos al hombre; 

Llamamos  al dueño de nuestros deseos. 

Al señor de nuestros sueños, 

Al poseedor de nuestro éxtasis, de nuestro tormento.


Nuestra danza lo invoca y le llama, 

Buscándole hasta más allá de las estrellas.

 Nuestro cuerpo tembloroso le presiente 

Y se inclina fiel ante su lengua de fuego 

Que nos devora y consume.

 Ante él, ante su magnetismo,

 La suprema  poetisa  de Medina Azara, 

En la noche de plata,

 Resplandeciente en su palacio de oro y cristal,

 Declamó al rayo de luna que le trajo la ilusión de su presencia:




 Y la poetisa cantó:

De mármol rosa se perfilaba el sueño.

Te cantaban las fuentes y los jaspes,

La filigrana de la media luna.

Como perfume que la paz exalta

Y le teje temblores pasionales,

Así tu resurgir.

Odalisca de florecidos senos.

De miel y ajonjolí

El banquete nupcial que ofreces.

Alzas luego la copa con el más dulce vino

Para aumentar el ansia,

La posesión carnal

Bien entoldado de luceros." 1

Poema  "Noche de Medina Azahara " de concha Lagos




 La música es la canción de nuestro desierto que riega nuestro hombre cada noche, con gotas de luna del dulce amor!


¿Qué será de nosotras, sin el amor bajo a la luz de la media luna, 

Sin este rayo de amor  que enciende nuestro fuego,

 Si él no nos hallare pronto?




TERCERA   PARTE 

 EL  E N C U E N T R O-  


VOZ EN OFF.

(La  bella morisca evoca los buenos tiempos del Al-Ándalus perdido

Mientras se despide de su Bitrir amado,

 También, en su evocación  alude  a su amante perdido

 En la noche de los tiempos,  y en su ensoñación, 

En su delirio  se encuentra con su amante 

Reviviendo otro momento de ilusión 

Sublime más amoroso  que el de su primer encuentro.

 


      Todo se perdido en aquel  tiempo ingrato.

Fue  fin de un hermoso milagro.


Atrás quedan las nostalgias de las viejas trovas 

Que cantaron las grandes proezas de la histórica…


De los amores y desamores de  judíos moros y cristianos

que surgen del perfume y la hermosa luz de cada primara.

En esta tierra de ensueño de amores  puros inolvidables…

¡Oh, Al- Ándalus, sueño dorado, patria tolerante  y fecunda donde floreció el renacimiento que conmovió al mundo!


¡Adiós, tierra mía..!

Paisaje vacio del alma ensombrecido de lágrimas, de tanto llorarte.


Nuestro lamento, por siempre, permanecerá vivo atreves del susurro de los vientos.


En el bronco grito de la tormenta.

En el aleteo de las palomas que tantas citas convocaron.

En las noches en que más brilla la media luna.


En el susurro del agua que disimulaba nuestros suspiros.


¡Ah, dicha inmensa que siempre bendijo el agua!

Precioso líquido purificador de nuestro espíritu,

Y  nuestros  cuerpos ardientes;


Espejo mudo de nuestro desnudo deseo.


Vivimos un tiempo feliz, de encuentros preciosos,

De incesantes vibraciones amorosas, que ahora, añoramos con nostalgia

E invocamos a nuestros amantes guerreros,

Gloriosos de tantas batallas, En nuestras noches de suspiros y  éxtasis de nácar.



CUARTO ACTO


EL ENCUENTRO.


¡Yo te invoco, ahora, amor mío, En el tiempo y en el espacio!

Y  con estas lágrimas y este grito 

Que también fue de inmenso dolor y de  felicidad.

Yo invoco el día, en que su mirada se cruzó con la mía 

Y  se estremecieron los cielos y la tierra ..


Oh, temible fuerza  que encendió mi fuego 

Y abrió mis alas al vuelo del gozo inmenso.  


Oh, amarga dicha mía, pues quiso Alá,

 Que me concediera la gracia de ser la primera mujer 

Que amo y purificó con agua su hermoso cuerpo.


Mis hijos,  que fueron  sus hijos, 

Se perdieron con sus corceles 

Entre el polvo de la historia de mil batallas. 


 La vida era un instante desolador y junto a él, 

Tenía que caber todo el amor del mundo.

 ¡Y cupo, todo el amor del mundo

 Y su fuente de vida apagó mil veces 

El fuego de nuestras almas sedientas.


Ah, su cuerpo hermoso, de dulzura y gloria, 

Cual árbol de vida fecunda,

 Sus ramas, anhelaban enredarse en mis estrellas, 

Para alcanzar la belleza plena.

El sagrado fuego eterno del amor.

Su rostro, cuando me miró,

Fue como contemplar el primer rayo de luz 

Que el mundo besó …


Y  presa en sus fuertes brazos,

¡Cómo ardíamos, dios mío!

Su beso, desheló el frío de mis senos,

Y  dulcemente me adormecí, y soñé 

 Que pájaros verdes, junto a mi ventana, 

Cantaban los dulces trinos de la aurora.



Fue su primera victoria de amor;

Su primer galope por mis dulces montes

 Coronado con pétalos de rosas, 

Cuando victorioso pasó por debajo del arco del triunfo.


Adiós, tiempo dorado que nos distes la mayor felicidad, 

La alegría de vivir y de ser…

Adiós, Bitrir,  Medina de mi vida...

Tierra que guardas mis suspiros mis lágrimas y mis  besos… 



Mis versos  mis canciones, 

Mis amores  y el dolor y las lágrimas  verdes de nuestras músicas.

 De mis sueños de oro que aliviaran la larga ausencia,


Hasta  que los nuevos brotes de los perfumes 

-De otra nueva primavera,-

De otro delirio de intensa pasión.

 De amorosa locura que nos conduzca

 A un  nuevo tiempo de ardiente amor y de deleite


Donde volvamos  a  encontrarnos 

 En el eterno camino del amor infinito.  


( Subida de volumen musical y disparo de un castillo de fuegos  artificiales



 Francisco Máñez Iniesta 



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  Texto en off

( con música mientras el público abandona  el parque.)  


Wallada bint al-Mustakfi, (Córdoba, 994 - 1091). Poeta andalusí. Fue hija de Muhammad al-Mustakfi, de sangre omeya y uno de los últimos califas cordobeses, que llegó al poder en 1024 asesinando al anterior califa Abderramán V; y de la esclava cristiana Amin'am.


Su adolescencia transcurre en las guerras civiles que marcan la agonía del Califato, en medio de todo tipo de intrigas palaciegas desencadenadas tras la muerte del hijo de Almanzor, al-Muzzaar.


Como el califa no tuvo descendencia masculina, heredó los bienes de su padre y abrió un palacio donde se dedicó a educar a chicas de buena familia y al que acudían también los poetas y literatos de su tiempo. 


Era una mujer de singular belleza .Heredó de su madre  el pelo rubio, la piel clara y los ojos azules. Pero sobre todo  era una mujer inteligente, culta y orgullosa. Bordaba sus versos en sus vestidos y tuvo el atrevimiento de participar en las competiciones masculinas y de completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que la hizo ser llamada "perversa" y ser criticada muy duramente por los integristas, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad, como el escritor Ibn Hazm, autor de El collar de la paloma, y el visir Ibn Abdus, su eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado y la protegió hasta su muerte, cuando ya era octogenario. 


La gran pasión de su vida fue el poeta Abenzaidún o Ibn Zaydún, con el que mantuvo una relación secreta, dada la vinculación del poeta con los Banu Yahwar, linaje rival de los Omeyas al que ella pertenecía y que le hacía andarse con cuidado por Córdoba. Sobre esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan.


 La relación se rompió por la relación de Ibn Zaydún con una esclava negra de Wallada, lo que puede ser cierto, pero también responde a un tópico de la poesía de la época.


Entre estos poemas, que tuvieron la misión de ser cartas entre los amantes, dos expresan los celos, la añoranza y los deseos de encontrarse; otro, la decepción, el dolor y el reproche; cinco son duras sátiras contra su amante, al que reprocha entre otras cosas tener amantes masculinos, y el último alude a su libertad e independencia.


Poema que Wallada hizo bordar en oro sobre su vestido

 Yo ¡por Dios! merezco la grandeza

 y sigo orgullosa mi camino.

 Doy gustosa la mejilla a mi enamorado

 y doy mis besos a quien yo elija.




Poema que escribió en un billete para citar a Ibn Zaydun

 Cuando las tinieblas se espesen, espera mi visita,

 pues creo que la noche

 es la mejor guardadora de secretos;

 lo que siento por ti, al sol impedirá brillar,

 a la luna salir y a las estrellas correr.



fin

 

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