Buscan mecánicos, especialidades, personal polivalente, no encuentran mano de obra, las escuelas de FP están formando a alumnos a espaldas de las necesidades de las empresas, es difícil el encaje.
Estuve observando unos premios a proyectos empresariales de emprendedurismo, había proyectos para el calzado que pasarón desapercibidos, proyectos medioambientales que el público premio uno de recogida de latas de bebidas, el ganador fué uno dedicado a diseñar trajes para mascotas a juego con los trajes de sus dueños y cuidadores el premio que recibieron es un viaje a la escuela de emprendedores de Mondragon, me llamo la atención con todo el respeto que tengo a las mascotas y su adopción, en mi familia tengo mascotas.
De este proyecto en Internet veo varios y en las innumerables tiendas de servicios a mascotas, también.
El pequeño y mediano empresario está preocupado lucha por su subsistencia, no tiene tiempo para pensar en el futuro de su entorno, el mantenimiento de instalaciones si esta en un polígono, en conocimiento de otras realidades, en contrastar y compartir con empresas opiniones de actualidad, de evoluciones de futuro.
El empresario está cansado del ambiente político de cada día, de sufrir decisiones a sus espaldas que enturbian su futuro.
El empresario sólo piensa en poder pagar impuestos con la confianza que reviertan en mejoras para sus empresas y futuro.
Esta utopía no llega, por ello se crean asociaciones de empresas y propietarios de polígonos.
Vamos a seguir trabajando por defender la economía productiva, el acceso de nuevos emprendedores al mercado y superar las realidades que cada día se nos presentan que son muchos.
El calzado y la marroquineria es la industria que más nos a dado imágen y riqueza, debe de volver a crear muestras y colecciones, salir a ferias y mercados a vender, aprovechar las tecnologías y abandonar la comodidad de fabricar a comerciales que vienen y se van, recordando Caresas y otras muchas que nos abandonan y obliga al cierre de muchas empresas que no han sabido ni podido reaccionar a tiempo.
Pablo Carrillos Huertas
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