Pasa la vida y las gestas se
quedan para siempre junto a
los grandes festeros inolvidables….
Francisco Iborra Verdú:
“CAIXETA”:
EX MAYORDOMO DE SAN BONIFACIO
DÍA A DÍA, Y TODOS LOS
DÍAS DE MI VIDA.”
F. Máñez Iniesta
Si hay algún apelativo en este pueblo que es reconocido por todos -máxime si es en el mundillo de la fiesta - este es ,sin lugar a dudas es “Caixeta” denominación que le viene por el hecho de que ,fue a su padre, el primero que le colocaron en el pueblo el apodo de “Caixeta “ debido a qué, como tesorero del club de fútbol Petrelénse que fue, semanalmente, después del partido de turno, dentro de una caja de zapatos, se llevaba a su casa la recaudación de la taquilla, para posteriormente ingresarla en la cuanta bancaria. Su hijo, que jamás se distinguió por ser futbolero, heredó el famoso sobrenombre y con el, sigue cosechando entusiasmos y aplausos de toda índole en el terreno de juego de la creación festera.
Tengo que reconocer - ya que las
circunstancias festeras nos unió en distintos trabajos - que siempre me sorprendió, la capacidad de
ingenio e improvisación que demostró para resolver problemas increíbles, y a sido durante esta entrevista, cuando me
entero de que su abuelo -que no llegó a conocer- fue Vicente Verdú “el tío Toñina” célebre
carpintero del pueblo, además de fundador de la comparsa de Tercio de Flandes. Personaje popular de antaño
de sabrosa agudeza y talento para conseguir utensilios y artilugios, el cual
fue inmortalizado por Hipólito Navarro, en su galería literaria de personajes
populares de Petrer. (1973)
Desvelado el misterio genético de las
dotes de nuestro amigo “Caixeta”,
nada de lo haga podrá sorprendernos, además de poder contar con él, para que
nos resuelva el más arduo problema escénico. Sus vivencias de infancia se
desarrollaron junto a la “Plaça del Dalt,”en
la casa del estanco, esquina con la calle Mayor que todavía regentan sus padres.
Casa ubicada en la antigua medina de configuración musulmana, como todo el
barrio histórico, popularmente llamado “las cábilas” hasta primeros del siglo
pasado. Casa que fue habitada y abandonada por los moriscos en el año 1609 bajo
el decreto de su expulsión de España.
De niño, su abuelo Orlando, le contaba
que en el sótano había un pasadizo subterráneo que subía hasta el castillo de
los moros, y que en la Iglesia- antigua mezquita, también había otro, y esto
mismo, también ocurría en Sax, pueblos de origen musulmán. “Recuerdo que en el sótano de mi casa habían
unos bancos grandes de piedra, y la puerta
que entraba al pasadizo estaba tapiada.
Yo jamás la vi abierta, aunque me hubiese gustado a través del, subir a
jugar al castillo como hacía muchas veces.
Al cabo del tiempo y de intensas lluvias, era tanta el agua que se
acumulaba en el sótano, que tuvimos que rellenarlo porque peligraban los
cimientos de la casa.”
Paco Iborra es hijo de moro viejo ya retirado y nieto de fundador de los flamencos, pero la primera vez que salió a la fiesta lo
hizo con un traje de Marinero que le dejó la “tía Emilia”, “…la caminanta” como
gustaba llamarla mi abuela.” Esta buena
mujer, tenía una escuela de “cagons” en la calle de Agost y en su casa
conservaba 30 0 40 trajes de marinero con sus gorras de plato. Fue en la época
en que se hacían en la entrada caracoles. Fui a su casa, me puse uno de mi talla y a desfilar.” Pero
a pesar de esta infantil experiencia
y de las influencias familiares festeras que lo acechaban, no volvió a salir a la fiesta hasta que fue
mayor. Paco, de niño, se quedaba
embobado cuando iba con su padre -miembro de la filá de negros de Cabaret- al local donde se reunían, conocidos como “el Corral de la Morería,”
situado en el mismo lugar que ahora se encuentra el edificio Maracaibo. “A mi siempre me ha gustado fijarme bien en todo, y cuando
me iba al local de mi padre, prestaba mucha atención a todo lo que sucedía a mi alrededor. Ellos se
hacían las zapatillas, y algunos y trajes pues entre ellos también había
sastres. Aquel corral con piso de grava era como un “hotel”; había cuatro mesas
con sus correspondientes sillas y encima de ellas, algo para beber y picar. Allí acudían fabricantes, representantes y
muchos comerciantes… y casi siempre charangas tocando música. ¡Allí lo pasábamos
muy bien! ”
Me cuenta que un año vio como se
desarrollaba una reunión de filá el último día de fiestas. “Pascual el de
Araceli era el que llevaba el tema
económico, y cabo de la fiesta reunía a la fila diciéndoles: salimos a 5000
pesetas por barba, y cuando todos habían pagado decía: y ahora el que quiera
salir el año que viene que ponga 1000 pesetas y seguro que saldrá”. Este fue el primer
cuartelillo histórico de la fiesta de Petrer realizado por miembros de la
comparsa de Moros Viejos, en una época, en que los empresarios del pueblo
empezaban a salir al mundo en busca de mercados para la expansión del calzado.
Atrás, iban quedaron los felices
recuerdos de la fiesta de la infancia, iniciándose un nuevo período de juventud
en que, nuevas circunstancias transformaran
a Paco y sus amigos, a los que – en ese tiempo- no les atrae el tema de la
fiesta. A pesar de ello, el destino sembrará en ellos raíces profundas de las
que nunca podrán separarse, convirtiéndose en su sustento espiritual.
Un destino inimaginable les
espera; nuevos tiempos empujaran a todos ellos a ser grandes festeros y a
nuestro entrañable “Caixeta” el labrador
singular que todos apreciamos. Escenógrafo, atrezo, delineante, escultor,
pintor…hasta llegar a Mayordomo de San Bonifacio. Hasta aquí, este joven y sus
amigos no tienen idea de lo que les
aguarda, ni nada les hace intuir lo que les
va a suceder, cuando una vez, todos dijeron: “…Ni locos, saldríamos a la fiesta con los Labradores”.
Pasaron los años, y la amistad de aquellos
amigos se convirtió en una piña, pues en algunos de ellos, también sus padres fueron
grandes amigos desde siempre. La idea de
salir a la fiesta sólo les llegaba cuando oían la música y empezaban a ver a
los festeros vestidos por la calle. Entonces decían: “Vamos a poner una hucha para salir al año siguiente. Vale, y
empezábamos ahorrar algún dinero; pero llegaban las vacaciones y fundíamos los
ahorros. Y así, año tras año. La verdad es que nunca decidimos en que comparsa
nos gustaría salir. Lo que si sabíamos era en cual no saldríamos. Pasaban los
años y aumentaban las ganas…”
Sucedió que el año 1969,
como consecuencia del 25 Aniversario de la comparsa de Labradores cuando su
presidente Elías Bernabé, aprovechando el tirón del Aniversario para intentar crecer,
casualmente, le propuso a Paco que si él
y sus amigos decidían salir de
Labradores, la comparsa ponía los trajes
sin más compromisos.” Todavía no me
explico por qué tuvieron que ser los labradores los que nos hicieron aquella
propuesta tan generosa. No se cómo, pero le dije, que no lo comentara con nadie, y que me dejara actuar a
mi. En la primera reunión con los amigos
les dije que había una comparsa que nos dejaba los trajes para salir a la
fiesta, por supuesto sin citar su nombre. Me pidieron que les dijese de qué
comparsa se trataba. Les contesté que el nombre era secreto por si decidíamos
que no; pero que si aceptábamos, el día
de la fiesta iríamos a un local a vestirnos y de allí a la fiesta sin mas…Ellos
sabían que yo también decía que me gustaría salir en todas las comparsa de la
fiesta, menos la de Labradores, por lo tanto nunca podrían allegar a pensar por donde
iban los tiros, y aceptaron de buena
gana. Llegó el día y cuando llegamos al local a vestirnos me montaron la broca,
negándose a salir por que tenían mucha vergüenza. En consecuencia les recordé que
habíamos dado nuestra palabra. Poco a poco iban accedieron y ahí empezó todo.
¡Nos lo pasamos de muerte!” Tanto les gusto, que enseguida se hicieron los
tajes y se convirtieron (1970) en la filá
de Majorals. La verdad es que en aquel tiempo la comparsa no era atractiva
para los jóvenes, pues sólo salían los Antiguos, Pastores, Valencianos y los
hijos de estas tres filás y muchos niños. A Paco hasta en su casa le dijeron ¿Pero, cómo vas a salir de Labrador?
¿Qué pasaba con los
Labradores? ¿Por qué aquel rechazo de aquellos jóvenes a salir en ella? Para conocer esta interesante historia, en
síntesis, tendremos que remontarnos hasta el año 1943, en que el Gremio de Labradores del pueblo, ubicados en la Cooperativa
Agrícola, y presididos por José Poveda, “Pepe
el del sindicato”, fundan, con buen
juicio y mejor ánimo, la comparsa de
Labradores para que la hermandad esté
representada en la fiesta local, ostentando las señas de identidad de este pueblo eminente agrícola.
Imperiosos
inconvenientes, pues los daños colaterales de la guerra civil gravitan en el
pueblo, motivan que llegada la hora de
salir la nueva comparsa no consiga los suficientes socios para salir a la calle, ya que la mayoría de los
agricultores pertenecían a los Moros Viejos y Flamencos, y la mayoría de la
población subsistía en precario, por todo ello, aquel proyecto que recogía las principales señas de
identidad del pueblo, nació sin vida, si
bien consiguieron realizar el día 15 de Mayo, la primera Romería de San Isidro que todavía pervive gracias a
la comparsa. Luis Bernabé Payá - socio fundador de la comparsa- me comenta
que en la actualidad todavía existe debajo del
altar de San Isidro, un cofre que guarda varias bolsas de tela con una muestra de tierra
de los distintos parajes del pueblo, como ofrenda de los antiguos labradores.
Tres años más tarde, el día
17 de Enero de 1946, un grupo de amigos encabezados por Elías Bernabé, acaban
de regresar al pueblo entusiasmados de ver la fiesta de Elda, entrando a tomar
unos vinos al bar la Estrella. Allí,
repuestos del frío intenso, y ya muy animados deciden que hay que hacer una
nueva comparsa. Ricardo Montesinos
“pebrella” su dueño, que está sirviendo vinos, posteriormente le
comunicó el entusiasmo al “Pepe el del sindicato”, y éste
rápidamente, se pone en contacto con ellos y les dice que hay fundar la
comparsa de Labradores rápidamente, enseguida, para salir este mismo año,
brindándose él como capitán y la abandera sería la novia de Elías, Amor Pérez,
y la rodella la niña Conchi Maestre.
Así se hizo, fundaron la
comparsa en el mes de Enero y aquel
mismo año salió la comparsa en el mes de Mayo con 35 miembros, acordando que
cada uno se pondría la cuota voluntaria según sus posibilidades económicas.
José Poveda, consiguió al
fin que el gremio de Labradores
estuviese representado en la fiesta del pueblo; y Elías Bernabé y sus
amigos disfrutar de su comparsa; comparsa que como novedad apareció presidida por el vicario de la iglesia de San Bartolomé Jesús Navarro, también hijo del pueblo y
labrador vocacional de las tierras de la capellanía.
Los
años van pasando lentamente y la comparsa sin apenas variación, aguanta la
lenta y difícil transformación del pueblo, pasando decididamente de la agricultura a la industria,
pues realmente, es el capital de la
agricultura subsistente, y con la ayuda de la Cooperativa acabará configurando la nueva industria del calzado y el bolso.
La llegada del año 1969 será la fecha de la celebración de los
primeros 25 años de existencia de la
Comparsa de Labradores, siendo su presidente Elías Bernabé. Posteriormente, en 1978,
bajo la presidencia de José Martínez Díaz, se iniciará el motor de arranque definitivo
en que, el nuevo equipo directivo, haciendo nuevos trajes, dando facilidades y
buscando nuevos socios, impulsan su
despegue definitivo; en el se iniciará una nueva época que será continuada por nuevos
equipos directivos hasta la actualidad, en que después de 60 años de su creación,
cuentan con 380 miembros.
Después de conocer las
vicisitudes más importantes de la Comparsa de Labradores, que pudiesen explicar
la negativa de aquellos jóvenes por esta comparsa, retomemos a nuestro célebre personaje
”caixeta” que desde aquel 1969 es ya
labrador junto con sus amigos, significando que posteriormente fue avispado tesorero
y puntal fundamental en casi todas las
directivas, además de compromisario de la Unión de Festejos desde el día que
Hipólito Navarro se despidió como Presidente, asamblea que Paco nunca olvidará:
“ En aquella asamblea me quede bobo
cuando vi como actuaba “ el tío Guitarra”. Recuerdo que se estaba leyendo el capitulo de gastos de la
próxima fiesta y el tesorero de la Unión dijo entre otras cosas que la película
de la fiesta costaría 200,000 mil pesetas. Un compromisario pidió la palabra y
le repuso a la presidencia que era mucho dinero. Hipólito, le escuchó y cuando terminó su queja, de dijo
que estaba de acuerdo, y por lo tanto lo comprometía para que él hiciese las
gestiones pertinentes para que la película fuese más económica, negándose el
susodicho de inmediato; a continuación, Hipólito sentenció: ¡Pues entonces te
callas!; y seguidamente, ordenó al tesorero que siguiera leyendo el presupuesto”.
A partir de este momento
comienza a conocer el mundo interno de
la fiesta, el cual le resulta muy atractivo, y es cuando en la celebración del
25 pregón de fiestas, la ponente Carmelita Maestre lo introduce de lleno en su
equipo de trabajo elaborando el decorado
del escenario que llevaba la sierra del
Cid al fondo, además
del viejo castillo con su muralla
y dos torreones para decir las embajadas. “Aquel
fue primer pregón en que colaboré y fue pura magia. Después de que los dos
embajadores se enzarzaran en sus proclamas, se montó una batalla entre moros y cristianos
con música e impresionantes relámpagos que el público contemplaba a través de unas sedas que cubrían todo el
escenario, produciendo el efecto de un filtro mágico, que dejaba paso a
siluetas luchando iluminadas con luces especiales
que impresionaban. Al final una fuerte luz se proyectó encima de los dos
embajadores, al tiempo en que la voz en off de San Bonifacio, proclamo un
mensaje contra la crueldad de aquella guerra. De verdad que quede impresionado
por aquella maravilla de espectáculo.”
Paco, nunca olvidó aquel
pregón ni el siguiente, del que fue el ponente Pablo Carrillos, que también contó
con él para montar el aquel escenario
precioso con la fachada de la iglesia de san Bartolomé y la Plaza de Baix. Aquel montaje tuvo tal realismo, que mucha
gente que vio el pregón por la
televisión, fue al teatro a comprobar el realismo del escenario. Además en
aquel pregón cuando la banda toco el pasodoble
fiesta en Benidorm, y la gente cantó el “…mira como llueve el Petrel” empezó a llover. “no tienes idea del
trabajo que costó hacer llover sobre el escenario para que agua que caía de verdad no estropeara nada, pero valió la pena, por
demostramos que en este pueblo también sabemos reírnos de nosotros
mismo, y eso es muy sano”.
Después de aquellos
pregones, Paco continuará colaborando en casi todos, pues los resultados
positivos de su trabajo empezaban a valorarse. En año 1995, por primera vez la comparsa de Labradores obtiene la ponencia
del pregón siendo presidente Alfredo Amat y el
pregonero el vice-presidente de la Unión de Festejos Antonio Navarro.
Resulta significativo, que en este pregón, los labradores presentaron a la
Unión de Festejos la maqueta del escenario, aspecto este que no había sucedido
nunca antes, y se repitió en el año 2005 que nuevamente la comparsa de Labradores obtiene el pregón, bajo
la presidencia de José Luís Beltrán, y
por segunda vez en la historia de la Unión se presentó otra maqueta de la
escenografía. Llegó de la hora de verdad de Paco, pues en esta ocasión tendrá
carta blanca para realizar su nuevo proyecto pensado con anterioridad, máxime
contando que también se celebra el
primer Centenario de la Abanderada de Petrer. Conmemoración importantísima para nuestra población, donde él también
intervendrá en el espectacular montaje del lomaje a las Abanderadas del Centenario,
realizado en el parque 9 de Octubre. Si
fue un autentico bombazo el nombramiento de Carmela Maestre de pregonera,
durante el acto del pregón, Paco asombró al publico del teatro Cervantes con el
montaje de la ermita y la de plazoleta de San Bonifacio, creando el efecto en
el cual las Abanderadas salen de la ermita, además de recrearse en la primera
parte en el montaje realista del primer día de fiestas en casa de una abanderada.
Con este pregón, “el gran de caxeta” nos ha mostrado los tres escenarios más
emblemáticos de nuestra fiesta. El castillo, la iglesia, la plazoleta y la
ermita de san Bonifacio.
Pero hay más hazañas que contar y nuevos capítulos llenos de proezas completaran su extensa
biografía festera de nuestro amigo; pues cuando no es él el que se mete
en nuevas aventuras, son sus amigos o el
presidente de su comparsa quienes le
empujan. Este festero que nunca ni siquiera de niño montó el juguete Exin Castillo, tuvo que vérselas con el
castillo que se monta en la plaza para las embajadas. Ocurrió en el año 1986, en el que se le
presenta a su comparsa, -cuyo presidente es Luís Gonzalvez - tener que
gestionar el montaje del castillo, pues los montadores habituales piden 300.000 pesetas, lo que
equivale a casi el doble del presupuesto de los años anteriores, negándose a
montarlo si no cobran esa cantidad, entonces Luís les dice: “Pues si
no lo montáis vosotros, lo montamos nosotros.” Ante
tan contundente afirmación respondió uno de ellos: “Si no lo montamos nosotros, no creo que lo hagáis vosotros” Luis buscó enseguida a “caixeta” y le dice que tiene
que montar el castillo, éste, asustado le espeta: ¿Pero, Luis, si yo no tengo ni idea, si
sólo e visto el castillo desde fuera? “Pues
mira por donde vamos a tener que montarlo, - repuso Luis- pues si lo montaron los marineros, también
lo haremos nosotros”.
“Recuerdo
que comenzamos a montarlo una noche de perros, del frío que hacía... Cuando ya lo
teníamos casi montado nos dimos cuenta que una pieza central esta al revés, pues para cambiarla, tuvimos que apuntalar todo el castillo para evitar que no se nos
derrumbara. A media que íbamos trabajando
observamos que las personas que años anteriores lo montaban, pasaban por la plaza de cuanto en cuanto, como si nos estuvieran espiando; y
ya, cuando lo teníamos casi montado observamos
que nos faltaba una pieza que no aparecía por ningún sitio,
por más que la buscamos. Al final la hice
nueva exactamente igual, y decidí numerarlas todas para facilitar el
montaje.”
En el pueblo se comentó mucho la movida del
castillo, había preocupación por saber el resultado que daría el equipo de “caixeta”,
pues se temía por la seguridad física de los ejércitos que tenían que ocuparlo.
De ahí, que la noche que se terminaba el montaje, fueron
de la Unión de Festejos a darle el visto
bueno.
” Vino “Pandorga,” (Carlos Cortés) se quedó mirándolo y me dice:
para ser la primera vez que lo
montáis no esta mal, pero si te fijas bien
el castillo esta un poco vencido
por la pare de la torre. Antes de que
terminara de hablar, le dije a Luis que sacara el gato del coche y este
desconcertado me pregunta: ¿ el gato del coche?... Rápidamente, cogí el gato y lo clave de bajo de los arcos de
hierro que aguantaban la torre, y comencé a
darle a la manivela, al mismo el castillo empezaba a subir de la parte a
atrás y le dije a Pandorga” Carlos, cuando lo veas recto avisa. Al rato me dice ¡Vale, Yaaaa! Acto seguido le
clavé una cuña en la base y a correr!
Pero si se habían hecho
verdaderas proezas dignas de los mejores profesionales de la escenografía
teatral, durante el Cincuentenario de la comparsa de Moros Nuevos, Carmelita,
junto a un gran equipo de festeros de varias comparsas que se prestaron a
colaborar, reto al amigo Paco, a realizar el mayor proyecto de su vida:
convertir la antigua medina de Bitrir, en el Parque 9 de Octubre, para celebrar
la cena espectáculo inolvidable con
ambientación musulmana titulado Luces
en la Antigua Medina de Bitrir. Relatar todo lo que se hizo allí, supondría
tener un espacio del que no disponemos, por lo que nos conformaremos viendo
algunas fotografías, que por si solas, hablan del trabajo que allí se hizo, y
aunque intervino mucha gente, su colaboración fue determínate
También fue importante su
colaboración en el 50 Aniversario de su comparsa, en la que también, como es lógico
puso lo mejor de si, pues ocurrió que a la hora montar la exposición de trajes,
cada maniquí costaba 15.000 pts de alquiler y se necesitaban 60 unidades. Hacía
falta casi un millón de pesetas, y no se habían presupuestado. Paco se puso a pensar
en buscar una solución y rápidamente empezó a trabajar confeccionando un busto de madera
que dio el resultado adecuado. Cuando
terminó cada busto costó 5000 Pts, con la particularidad que la comparsa se los
quedó en propiedad y posteriormente los
vendió, resultando gratis la
operación.
Pero la historia de este
hombre no se acaba, podría estar todo el
día contando anécdotas y otros lances y no acabaríamos. Por si le faltaba algo
es nombrado en el año 1993 Mayordomo de San Bonifacio, después de la muerte de
de su antecesor, el recordado José
Navarro Román “Pepe Caixa”. Si bien hay una conexión con los apodos de “Pepe
Caixa y Caixeta”en la realidad Paco
Iborra“caixeta”, jamás intervino en ninguna actividad de las muchas que
desarrolló “Pepe Caixa” y su nombre saltó en la mesa de la Unión de Festejos,
cuando el presidente de turno José Rico propuso
nombres para la sustitución de José Román. Alfredo Amat, presidente de los labradores propuso el nombre de “caixeta”
siendo aprobado por unaminidad.
“Cuando me comunicaron que era el Mayordomo, casi me
caigo me da un infarto, pues me designaron
sin yo saber nada del tema. Enseguida me fui a casa del “Tío Guitarra” y le comenté que no tenía
ni idea de cual era mi cometido. Hipólito se alegró y enseguida me explicó de
cabo a rabo lo que tenía que hacer. Cuando la Asamblea de Compromisarios ratificó el acuerdo de la Junta Central,
Evaristo Plá me comentó que hiciese lo que Hipólito ya me había dicho, y que se
ponía a mi servicio para lo que hiciese falta. A partir de entonces empecé a
conocer bien a Evaristo, y me di cuenta de lo grande que era lo que sentía por
la fiesta, después de verlo intervenir
en algunos temas delicados que le afectaron mucho.
El nuevo Mayordomo, se
encontró con algunos problemas que
resolvió satisfactoriamente; Se restauró toda la parte exterior de la ermita,
además de construir un nuevo altar mayor y una puerta lateral de salida, para
que el acto de la Retreta, no se interrumpiera como venía sucediendo, demás de
mecanizar la campana contra la voluntad de la Mayordomo, que no querían romper la tradición de repicar
tirando de la cuerda desde la puerta, pues fueron motivos de seguridad los que
a aconsejaron realizar el cambio.
También le puso ruedas a la peana y unos
anclajes a los pies del Santo para que
pudiese subir al nuevo altar suavemente,
lo cual, completaba magníficamente la ceremonia de la subida a su trono en el
altar mayor de la ermita. “Una de
las anécdotas más simpáticas que me han ocurrido sucedió
cuando tuve que ponerle al santo unos anclajes en los pies teniendo que
acostarlo en el suelo para poder trabajar.
Mira por donde, que me avisan que hay una mujer que quiere entrar a la
ermita a ponerle las flores al santo. Salí, y le dije ahora no podía ser,
porque el santo estaba durmiendo. Tanto se empeñó, que le dije: Pase y
déjeselas en la mesita de noche. La
mujer nunca pudo figurarse encontrar al santo en el suelo junto a todas las
herramientas de trabajo. Dejó las flores, sonrío y salió rápidamente”.
Pero anécdota la más sonada
fue en el año 1995,- año que els Majorals
cumplían su 25 años - cuando tuvo que
llevarse al santo a la iglesia de San Bartolomé, porque había que hacer la obra del nuevo en el altar
mayor, y el santo se podía estropear.”
Hablé con Don Antonio Rocamora y le
pedí permiso para bajar el santo, a lo que accedió. Antes del comienzo de las
obras, un día a las ocho de la mañana cogí santo, y lo monté en mi todo terreno y lo
bajé a la iglesia. La gente que lo vio, comenzó a comentar que habían
visto por el pueblo a San Bonifacio montado en un Patrol. Y eso, que no le dimos
ninguna importancia fue materia de
comentarios graciosos y también algunas
críticas. Se acabó la obra en la ermita y me dije, ¿Com
puche al sant en el Patrol van a montame
un altre folló? “Mira por donde que me entero de que en
el fin de semana se va a inaugurar la
nueva sede de los Moros Viejos y la
banda virgen del Remedio tenía que asistir; y hable con Santiago el presidente
de la banda y con“el Rollero” (Evaristo Plá) para que me dejara la banda de
música que iba a tocar en la inauguración del local. Cuando ambos me dijeron
que contara con ella, sin decirle nada a nadie me busqué a un par de festeros
de cada comparsa y las filás que cumplían los 25 años. Al son del precioso pasodoble
Febrer, subimos el santo a su ermita, ante el desconcierto del pueblo, que no
sabía lo que estaba pasando”.
Pero, quizá el tema más
delicado que solucionó fue el intento de la formación de los amigos de San
Bonifacio, aspecto inédito jamás nunca se había planteado y que provocó un
revuelo en el ámbito festero, pues se cuestionaba la división de los
sentimientos hacia el santo que a su vez era el Patrón del pueblo. “… siempre pensé que en la fiesta,
institucionalizar clases no sería bueno para
nadie, ni menos todavía, dividir el sentimiento y la devoción del
Patrón del pueblo que nos acompaña desde el año 1614 y por lo menos hasta
2014 que cumpliremos el cuatrocientos
aniversario, y a su vez, será la fecha de mi retiro como Mayordomo, no me gustaría volver a
encontrarme con problemas de este tipo”
Paco
Iborra Verdú, “caixeta”, posee muchas cualidades, es un hombre al servicio de
la fiesta que ante todo, siempre ha tenido el apoyo dels Majorals, y el de todos los presidentes
de su comparsa que siempre han contado con él, sabiendo darle “caña” para
superar nuevos retos, reconociéndole su capacidad y voluntad de actuar,
sabiendo que ponderar su nombre, ante todo era dignificar el sinónimo de
Labrador, pues sus éxitos siempre se
asociarían a su comparsa; por la que pasó de sentir
animadversión por ella , a ser parte entrañable de su vida, pues la
vida, su vida festera, le hizo degustar del sabor de la capitanía y el gozo de ver a sus dos hijas labradoras
Elena y Magdi, de abanderadas, a demás de recibir la complacencia de su mujer, que fue en verdad,
quien garantizó con su apoyo toda la densa
trayectoria de Paco, al cabo de sus 53 años, pues sin su cariñosa
colaboración y su amor a la fiesta, nada de lo realizado en el período de su
madurez, hubiese sido posible. Querido “caixeta”, querida Magdi, recibid
nuestro homenaje y nuestra gratitud por siempre. Muchas gracias.
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