jueves, 25 de octubre de 2018

La fiestas de Moros y Cristianos de Petrer ejemplo de igualdad de género


Maite Maestre García


RAMONA GARCIA 1905
La exposición fotográfica, …y nosotras también. Hacemos la historia de la  fiesta de Moros y Cristianos, organizada por la Concejalía de Igualdad e Inclusión Social del Ayuntamiento de Petrer nos invita a realizar un análisis de las fiestas de Moros y Cristianos desde la perspectiva de género, es decir, estudiar el grado de participación e integración de la mujer y el hombre en nuestros festejos. No obstante, analizar las fiestas desde este punto de vista puede llamar la atención para el que las conozca bien ya que actualmente ambos géneros están bien representados en ellos. Pero debemos tener en cuenta que todos los aspectos de nuestra sociedad, incluido el folclore, pueden estudiarse desde este prisma. La intención última de este enfoque no es poner en evidencia las diferencias entre hombres y mujeres, sino poner en valor el lugar en el que está cada uno y ver las carencias de género con el fin de conseguir que no exista desigualdad entre ellos.




Fila Negras en 2012(celebración de 50 aniversario)
Por tanto, si examinamos las fiestas de moros y cristianos de Petrer desde un punto de vista superficial vemos claramente que tanto la mujer como el hombre tienen marcados su roles específicos. Por ejemplo, la mujer es abanderada y rodela, el hombre es capitán y embajador. Así mismo, sería muy útil no quedarnos ahí y dirigir nuestra mirada hacia un estudio más pormenorizado de nuestros festejos. Este enfoque nos invita a analizar la implicación femenina y masculina a lo largo de la historia de las fiestas. Como todos sabemos, al inicio la participación era mayoritariamente masculina y la mujer se ha incorporado poco a poco. Por ello, sería interesante incidir en la integración femenina ya que el hombre ha participado con normalidad, en cambio, la mujer ha tenido que superar ciertas barreras sociales para poder intervenir con total naturalidad.

En primer lugar, deberíamos destacar que el inicio de los Moros y Cristianos fue a modo de soldadesca con actos de alardo con motivo de la festividades dedicadas a los patrones de Petrer que con el tiempo desencadenaron en la representación de la Reconquista con el enfrentamiento de dos bandos. Durante el siglo XIX la presencia de las mujeres en aquellos actos de tiro era en el papel de cantineras, repartiendo licores y pastas, entre los tiradores. Por aquel entonces, los hombres de mayor edad portaban los distintivos de las comparsas. Las jóvenes cantineras se colocaban cerca de los abanderados y en ocasiones se ofrecían a ayudarles a portar la bandera con el pretexto de que descansaran un rato.

Con el tiempo, las fiestas fueron llenándose de contenido y los actos de pólvora dejan de ser el elemento principal. No fue hasta 1905 que una mujer portó una bandera de forma oficial en la comparsa de Moros. Ramona García Brotons, comúnmente conocida como la Tía Ramona fue quien dio el primer paso para la principal transformación de las fiestas de Petrer. Son este tipo de decisiones valientes las que marcan los momentos históricos y generan los cambios. A partir de ese momento muchas mujeres quisieron ser abanderadas como la Tía Ramona. Hasta mediados del siglo XX convivieron los dos géneros como abanderados hasta que se impuso la mujer convirtiéndose en el centro de nuestra fiesta.

Si dirigimos nuestra mirada hacia los últimos 60 años vemos como la mujer se ha incorporado poco a poco a otros aspectos de la fiesta en los que no tenia presencia, como por ejemplo, la creación de filas femeninas o en las labores gestoras. Es característico ver como los Moros y Cristianos han ido avanzando al mismo tiempo que las libertades sociales en nuestro país. Por ello, sería interesante destacar los momentos en los que la mujer ha dado el paso y ha ocupado el lugar que hasta el momento era desempeñado exclusivamente por hombres.

Por ese motivo, es fundamental destacar a la fila Negras que se constituyó en 1962 siendo las primeras mujeres que se unieron como fila. La novedad que supuso su incorporación a la fiesta en otro rol que no fuera el de abanderada, les causó algún contratiempo. En el artículo escrito por ellas y titulado Nuestra querida fiesta, en la revista de su 25 aniversario, relatan como fueron sus inicios fiesteros “haciendo caso omiso, empezamos a organizarnos como filada y, poco a poco, intentar dejarnos oír como cualquier comparsista más; sin pensar en lo que esto tenía que desembocar, lo hicimos por amor a nuestra querida fiesta y pensando en la mujer de la cual los petrerenses se sienten tan orgullosos como Abanderadas (todas no pueden ser). Tenía que haber un sitio que no fuese el balcón”. Su actitud audaz desde el inicio les ha convertido en una institución de nuestra fiesta. Son admiradas por haber hecho “caso omiso” y allanar el camino a las siguientes generaciones de mujeres.

Mª Carmen Andreu, primera
presidenta de comparsa 
En 1984 la comparsa Fronterizos se quedó sin presidente por desavenencias con las junta directiva de la Unión de Festejos, por lo que la vicepresidenta, Mari Carmen Andreu Mollá, tuvo que hacerse cargo de la directiva. Esta mujer decidida fue la primera presidenta de comparsa que ha tenido las fiestas de Petrer. Aunque solo faltaba un año para terminar la legislatura ella fue la primera de otras muchas mujeres que vinieron detrás y que han trabajado para hacer grandes a sus comparsas.
Teresa Villaplana Colomer.
 Primera Presidenta de la Unión de Festejos

Un par de décadas más tarde, en 2010, Teresa Villaplana Colomer, fue la primera presidenta de la Unión de Festejos. Durante cuatro años dirigió la máxima entidad de los Moros y Cristianos de Petrer con sentido común y respeto a las tradiciones propias de nuestra localidad. Es una mujer comprometida y apasionada de la fiesta que supo imprimir a la Unión de Festejos “un cierto toque femenino” como decía ella misma en una entrevista publicada en la revista de fiestas de Moros y Cristianos de Petrer. 

La labor de integración que estas y otras muchas mujeres han hecho a lo largo de estos últimos 60 años ha sido fundamental para visibilizar y normalizar la presencia femenina en nuestras fiestas. Debemos tener presente que casi todas han dado pasos adelante con el pleno convencimiento de que era el momento de hacerlo. Además, muchas de ellas no han encontrado grandes impedimentos y han sido muy respetadas por tomar las riendas de las fiestas.





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