lunes, 28 de septiembre de 2020

Pasa la vida y las gestas se quedan para siempre junto a los grandes festeros inolvidables…. Francisco Iborra Verdú: “CAIXETA”

 

Pasa la  vida  y  las  gestas se  quedan para  siempre junto a los  grandes  festeros inolvidables….

 

Francisco Iborra Verdú:

“CAIXETA”:

 

EX MAYORDOMO DE SAN BONIFACIO

 …”DESDE ENTONCES  SOY LABRADOR…

                     DÍA A DÍA, Y TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.”

                    F. Máñez Iniesta

 Si hay algún apelativo en este pueblo que es reconocido por todos -máxime si es en el mundillo de la fiesta - este es ,sin lugar a dudas es “Caixeta” denominación que  le viene por el hecho de que ,fue a su padre, el primero que le colocaron en el pueblo el apodo de “Caixeta “ debido a qué, como tesorero del club de fútbol Petrelénse que fue,   semanalmente, después del  partido de turno, dentro de una caja de zapatos, se llevaba  a su casa la recaudación de la taquilla, para posteriormente ingresarla en la cuanta bancaria. Su hijo, que jamás se distinguió por ser futbolero, heredó el famoso sobrenombre y con el, sigue cosechando entusiasmos y aplausos de toda índole en el terreno de juego  de la creación  festera.

 

Tengo que reconocer - ya que las circunstancias festeras nos unió en distintos trabajos -  que siempre me sorprendió, la capacidad de ingenio e improvisación que demostró para resolver problemas increíbles, y  a sido durante esta entrevista, cuando me entero de que su abuelo -que no llegó a conocer- fue  Vicente Verdú “el tío Toñina” célebre  carpintero del pueblo, además de fundador de la comparsa  de Tercio de Flandes. Personaje popular de antaño de sabrosa agudeza y talento para conseguir utensilios y artilugios, el cual fue inmortalizado por Hipólito Navarro, en su galería literaria de personajes populares de Petrer. (1973)

 

Desvelado el misterio genético de las dotes de nuestro amigo “Caixeta”, nada de lo haga podrá sorprendernos, además de poder contar con él, para que nos resuelva el más arduo problema escénico. Sus vivencias de infancia se desarrollaron junto a la “Plaça del Dalt,”en la casa del estanco, esquina con la calle Mayor que todavía regentan sus padres. Casa ubicada en la antigua medina de configuración musulmana, como todo el barrio histórico, popularmente llamado “las cábilas” hasta primeros del siglo pasado. Casa que fue habitada y abandonada por los moriscos en el año 1609 bajo el decreto de su expulsión de España.

 

De niño, su abuelo Orlando, le contaba que en el sótano había un pasadizo subterráneo que subía hasta el castillo de los moros, y que en la Iglesia- antigua mezquita, también había otro, y esto mismo, también ocurría en Sax, pueblos de origen musulmán. “Recuerdo que en el sótano de mi casa habían unos bancos grandes de piedra, y la  puerta  que entraba al pasadizo estaba tapiada.  Yo jamás la vi abierta, aunque me hubiese gustado a través del, subir a jugar al castillo como hacía muchas veces.  Al cabo del tiempo y de intensas lluvias, era tanta el agua que se acumulaba en el sótano, que tuvimos que rellenarlo porque peligraban los cimientos de  la casa.”

        

Paco Iborra  es hijo de moro viejo ya retirado y nieto de fundador  de los flamencos,  pero la primera vez que salió a la fiesta lo hizo con un traje de Marinero que le dejó la “tía Emilia”, “…la caminanta”  como gustaba llamarla mi  abuela.” Esta buena mujer, tenía una escuela de “cagons” en la calle de Agost y en su casa conservaba 30 0 40 trajes de marinero con sus gorras de plato. Fue en la época en que se hacían en la entrada caracoles. Fui a su casa,  me puse uno de mi talla y a desfilar.” Pero a pesar de esta infantil experiencia y de  las influencias  familiares festeras que lo acechaban,  no volvió a salir a la fiesta hasta que fue mayor. Paco, de niño,  se quedaba embobado cuando iba  con su padre  -miembro de la filá de negros de Cabaret-  al local donde se reunían,  conocidos como “el Corral de la Morería,” situado en el mismo lugar que ahora se encuentra el edificio Maracaibo.  “A mi siempre me ha gustado fijarme bien en todo, y cuando me iba al local de mi padre, prestaba mucha atención a  todo lo que sucedía a mi alrededor. Ellos se hacían las zapatillas, y algunos y trajes pues entre ellos también había sastres. Aquel corral con piso de grava era como un “hotel”; había cuatro mesas con sus correspondientes sillas y encima de ellas, algo para beber y picar.  Allí acudían fabricantes, representantes y muchos comerciantes… y casi siempre charangas tocando música. ¡Allí lo pasábamos muy bien! 

 

Me cuenta que un año vio como se desarrollaba una reunión de filá el último día de fiestas. “Pascual el de Araceli era el que llevaba  el tema económico, y cabo de la fiesta reunía a la fila diciéndoles: salimos a 5000 pesetas por barba, y cuando todos habían pagado decía: y ahora el que quiera salir el año que viene que ponga 1000 pesetas y seguro que saldrá”. Este fue el primer cuartelillo histórico de la fiesta de Petrer realizado por miembros de la comparsa de Moros Viejos, en una época, en que los empresarios del pueblo empezaban a salir al mundo en busca de mercados para la expansión del calzado.

 

Atrás, iban quedaron los felices recuerdos de la fiesta de la infancia, iniciándose un nuevo período de juventud en que, nuevas circunstancias  transformaran  a Paco y sus amigos, a los que  – en ese tiempo- no les atrae el tema de la fiesta. A pesar de ello, el destino sembrará en ellos raíces profundas de las que nunca podrán separarse, convirtiéndose en su sustento espiritual.

 

Un destino inimaginable les espera; nuevos tiempos empujaran a todos ellos a ser grandes festeros y a nuestro entrañable “Caixeta” el  labrador singular que todos apreciamos. Escenógrafo, atrezo, delineante, escultor, pintor…hasta llegar a Mayordomo de San Bonifacio. Hasta aquí, este joven y sus amigos  no tienen idea de lo que les aguarda, ni nada les hace intuir  lo que les va a suceder, cuando una vez, todos dijeron: “…Ni locos, saldríamos a la fiesta con los Labradores”.

 

 Pasaron los años, y la amistad de aquellos amigos se convirtió en una piña, pues en algunos de ellos, también sus padres fueron grandes amigos desde  siempre. La idea de salir a la fiesta sólo les llegaba cuando oían la música y empezaban a ver a los festeros vestidos por la calle. Entonces decían: “Vamos a poner una hucha para salir al año siguiente. Vale, y empezábamos ahorrar algún dinero; pero llegaban las vacaciones y fundíamos los ahorros. Y así, año tras año. La verdad es que nunca decidimos en que comparsa nos gustaría salir. Lo que si sabíamos era en cual no saldríamos. Pasaban los años y aumentaban las ganas…”

 

Sucedió que el año 1969, como consecuencia del 25 Aniversario de la comparsa de Labradores cuando su presidente Elías Bernabé, aprovechando el tirón del Aniversario para intentar crecer, casualmente,  le propuso a Paco que si él y sus amigos decidían  salir de Labradores, la comparsa  ponía los trajes sin más compromisos.” Todavía no me explico por qué tuvieron que ser los labradores los que nos hicieron aquella propuesta tan generosa. No se cómo, pero le dije, que no lo  comentara con nadie, y que me dejara actuar a mi.  En la primera reunión con los amigos les dije que había una comparsa que nos dejaba los trajes para salir a la fiesta, por supuesto sin citar su nombre. Me pidieron que les dijese de qué comparsa se trataba. Les contesté que el nombre era secreto por si decidíamos que no; pero  que si aceptábamos, el día de la fiesta iríamos a un local a vestirnos y de allí a la fiesta sin mas…Ellos sabían que yo también decía que me gustaría salir en todas las comparsa de la fiesta, menos la de Labradores, por lo  tanto nunca podrían allegar a pensar por donde iban los tiros,  y aceptaron de buena gana. Llegó el día y cuando llegamos al local  a vestirnos me montaron la broca, negándose  a salir por que  tenían mucha  vergüenza. En consecuencia les recordé que habíamos dado nuestra palabra. Poco a poco iban accedieron y ahí empezó todo. ¡Nos lo pasamos de muerte!” Tanto les gusto, que enseguida se hicieron los tajes y se convirtieron (1970) en la filá de Majorals. La verdad es que en aquel tiempo la comparsa no era atractiva para los jóvenes, pues sólo salían los Antiguos, Pastores, Valencianos y los hijos de estas tres filás y muchos niños. A Paco hasta en su casa le dijeron ¿Pero, cómo vas a salir de Labrador?

 

¿Qué pasaba con los Labradores? ¿Por qué aquel rechazo de aquellos jóvenes  a salir en ella?  Para conocer esta interesante historia, en síntesis, tendremos que remontarnos hasta el año 1943, en que el Gremio de Labradores  del pueblo, ubicados en la Cooperativa Agrícola, y presididos por José Poveda, “Pepe el del sindicato”,  fundan, con buen juicio y mejor ánimo,  la comparsa de Labradores para que la hermandad esté  representada en la fiesta local, ostentando las señas de identidad  de este pueblo eminente agrícola. 

Imperiosos inconvenientes, pues los daños colaterales de la guerra civil gravitan en el pueblo, motivan que  llegada la hora de salir la nueva comparsa no consiga los suficientes socios para salir  a la calle, ya que la mayoría de los agricultores pertenecían a los Moros Viejos y Flamencos, y la mayoría de la población subsistía en precario, por todo ello, aquel  proyecto que recogía las principales señas de identidad  del pueblo, nació sin vida, si bien consiguieron  realizar  el día 15 de Mayo,  la primera Romería  de San Isidro que todavía pervive gracias a la comparsa.  Luis Bernabé Payá  - socio fundador de la comparsa- me comenta que en la actualidad todavía existe debajo del  altar de San Isidro, un cofre que guarda varias bolsas  de tela con una muestra de  tierra  de los distintos parajes del pueblo, como ofrenda de los  antiguos labradores.

 

Tres años más tarde, el día 17 de Enero de 1946, un grupo de amigos encabezados por Elías Bernabé, acaban de regresar al pueblo entusiasmados de ver la fiesta de Elda, entrando a tomar unos vinos al  bar la Estrella.  Allí, repuestos del frío intenso, y ya muy animados deciden que hay que  hacer una  nueva comparsa. Ricardo Montesinos  “pebrella” su dueño, que está sirviendo vinos, posteriormente le comunicó  el entusiasmo al “Pepe el del sindicato”, y éste rápidamente, se pone en contacto con ellos y les dice que hay fundar la comparsa de Labradores rápidamente, enseguida, para salir este mismo año, brindándose él como capitán y la abandera sería la novia de Elías, Amor Pérez, y la rodella la niña Conchi Maestre.

Así se hizo, fundaron la comparsa  en el mes de Enero y aquel mismo año salió la comparsa en el mes de Mayo con 35 miembros, acordando que cada uno se pondría la cuota voluntaria según sus posibilidades económicas.

 

José Poveda, consiguió al fin que el gremio de Labradores  estuviese representado en la fiesta del pueblo; y Elías Bernabé y sus amigos disfrutar de su comparsa; comparsa que como novedad apareció  presidida por el vicario de la  iglesia de San Bartolomé  Jesús Navarro, también hijo del pueblo y labrador vocacional de las tierras de la capellanía.

 

Los años van pasando lentamente y la comparsa sin apenas variación, aguanta la lenta y difícil transformación del pueblo,  pasando  decididamente de la agricultura a la industria, pues realmente, es el  capital de la agricultura subsistente, y con la ayuda de la Cooperativa acabará configurando  la nueva industria del calzado y el bolso.

 

 La llegada del año 1969  será la fecha de la celebración de los primeros 25 años de existencia de  la Comparsa de Labradores, siendo su presidente Elías Bernabé. Posteriormente, en 1978, bajo la presidencia de José Martínez Díaz, se iniciará el motor de arranque definitivo en que, el nuevo equipo directivo, haciendo nuevos trajes, dando facilidades y buscando nuevos socios, impulsan  su despegue definitivo; en el se iniciará una nueva época que será continuada por nuevos equipos directivos hasta la actualidad, en que después de 60 años de su creación, cuentan  con 380 miembros.

 

Después de conocer las vicisitudes más importantes de la Comparsa de Labradores, que pudiesen explicar la negativa de aquellos jóvenes por esta comparsa, retomemos a nuestro célebre personaje ”caixeta”  que desde aquel 1969 es ya labrador junto con sus amigos, significando que posteriormente fue avispado tesorero y puntal fundamental  en casi todas las directivas, además de compromisario de la Unión de Festejos desde el día que Hipólito Navarro se despidió como Presidente, asamblea que Paco nunca olvidará: “ En aquella asamblea me quede bobo cuando vi como actuaba “ el tío Guitarra”. Recuerdo que  se estaba leyendo el capitulo de gastos de la próxima fiesta y el tesorero de la Unión dijo entre otras cosas que la película de la fiesta costaría 200,000 mil pesetas. Un compromisario pidió la palabra y le repuso a la presidencia que era mucho dinero. Hipólito,  le escuchó y cuando terminó su queja, de dijo que estaba de acuerdo, y por lo tanto lo comprometía para que él hiciese las gestiones pertinentes para que la película fuese más económica, negándose el susodicho de inmediato; a continuación, Hipólito sentenció: ¡Pues entonces te callas!; y seguidamente, ordenó al tesorero que siguiera leyendo el presupuesto”.

 

A partir de este momento comienza  a conocer el mundo interno de la fiesta, el cual le resulta muy atractivo, y es cuando en la celebración del 25 pregón de fiestas, la ponente Carmelita Maestre lo introduce de lleno en su equipo de trabajo elaborando  el decorado del escenario que llevaba  la sierra del Cid  al fondo,  además  del  viejo castillo con su muralla y dos torreones para decir las embajadas. “Aquel fue primer pregón en que colaboré y fue pura magia. Después de que los dos embajadores se enzarzaran en sus proclamas,  se montó una batalla entre moros y cristianos con música e impresionantes relámpagos que el público contemplaba  a través de unas sedas que cubrían todo el escenario, produciendo el efecto de un filtro mágico, que dejaba paso a siluetas luchando  iluminadas con  luces  especiales que impresionaban. Al final una fuerte luz se proyectó encima de los dos embajadores, al tiempo en que la voz en off de San Bonifacio, proclamo un mensaje contra la crueldad de aquella guerra. De verdad que quede impresionado por aquella maravilla de espectáculo.”

 

Paco, nunca olvidó aquel pregón ni el siguiente, del que fue el ponente Pablo Carrillos, que también contó con él para montar  el aquel escenario precioso con la fachada de la iglesia de san Bartolomé y la Plaza de Baix.  Aquel montaje tuvo tal realismo, que mucha gente que vio el pregón  por la televisión, fue al teatro a comprobar el realismo del escenario. Además en aquel pregón cuando la banda toco el pasodoble  fiesta en Benidorm, y la gente cantó el “…mira como llueve el Petrel” empezó a llover. “no tienes idea del trabajo que costó hacer llover sobre el escenario para que agua que caía  de verdad no estropeara nada, pero valió  la pena, por  demostramos que en este pueblo  también sabemos reírnos de nosotros mismo,  y eso es muy  sano”.

 

Después de aquellos pregones, Paco continuará colaborando en casi todos, pues los resultados positivos de su trabajo empezaban a valorarse. En año 1995, por primera vez  la comparsa de Labradores obtiene la ponencia del pregón siendo presidente Alfredo Amat  y el  pregonero el vice-presidente de la Unión de Festejos Antonio Navarro. Resulta significativo, que en este pregón, los labradores presentaron a la Unión de Festejos la maqueta del escenario, aspecto este que no había sucedido nunca antes,  y se repitió en  el año 2005 que nuevamente  la comparsa de Labradores obtiene el pregón, bajo la presidencia de  José Luís Beltrán, y por segunda vez en la historia de la Unión se presentó otra maqueta de la escenografía. Llegó de la hora de verdad de Paco, pues en esta ocasión tendrá carta blanca para realizar su nuevo proyecto pensado con anterioridad, máxime contando que  también se celebra el primer Centenario de la Abanderada de Petrer. Conmemoración importantísima  para nuestra población, donde él también intervendrá en el espectacular montaje del lomaje a las Abanderadas del Centenario, realizado en el parque 9 de Octubre.  Si fue un autentico bombazo el nombramiento de Carmela Maestre de pregonera, durante el acto del pregón, Paco asombró al publico del teatro Cervantes con el montaje de la ermita y la de plazoleta de San Bonifacio, creando el efecto en el cual las Abanderadas salen de la ermita, además de recrearse en la primera parte en el montaje realista del primer día de fiestas en casa de una abanderada. Con este pregón, “el gran de caxeta” nos ha mostrado los tres escenarios más emblemáticos de nuestra fiesta. El castillo, la iglesia, la plazoleta y la ermita de san Bonifacio.

 

Pero hay más hazañas  que contar y nuevos capítulos  llenos de proezas completaran  su extensa  biografía festera de nuestro amigo; pues cuando no es él el que se mete en nuevas aventuras,  son sus amigos o el presidente de su comparsa quienes  le empujan. Este festero que nunca ni siquiera de niño montó el juguete  Exin Castillo, tuvo que vérselas con el castillo que se monta en la plaza para las embajadas.  Ocurrió en el año 1986, en el que se le presenta a su comparsa, -cuyo presidente es Luís Gonzalvez - tener que gestionar el montaje del castillo, pues los montadores  habituales piden 300.000 pesetas, lo que equivale a casi el doble del presupuesto de los años anteriores, negándose a montarlo si no cobran esa cantidad, entonces Luís les dice: “Pues si no lo montáis vosotros, lo montamos nosotros.” Ante tan contundente afirmación respondió uno de ellos: “Si no lo montamos nosotros, no creo que lo hagáis vosotros” Luis buscó enseguida a “caixeta” y le dice que  tiene que montar el castillo, éste, asustado le espeta: ¿Pero, Luis, si yo no tengo ni  idea, si  sólo  e visto el castillo desde fuera?  Pues mira por donde vamos a tener que montarlo, - repuso Luis- pues si lo montaron los marineros, también lo haremos nosotros”.

 

 “Recuerdo que comenzamos   a montarlo una noche  de perros, del frío que hacía... Cuando ya lo teníamos  casi montado  nos dimos  cuenta  que una pieza  central esta al revés, pues para  cambiarla, tuvimos  que apuntalar todo el castillo  para evitar  que no se nos  derrumbara.  A media que íbamos  trabajando  observamos que las personas que años anteriores lo  montaban, pasaban por la plaza de cuanto  en cuanto, como si nos estuvieran espiando; y ya, cuando lo teníamos casi montado  observamos que nos   faltaba  una pieza que no aparecía por ningún sitio, por más que la buscamos. Al final la hice  nueva exactamente igual, y decidí numerarlas todas para facilitar el montaje.”   

 

 En el pueblo se comentó mucho la movida del castillo, había preocupación por saber el resultado que daría el equipo de “caixeta”, pues se temía por la seguridad física de los ejércitos que tenían que ocuparlo. De ahí, que la noche que se terminaba el montaje,   fueron de la Unión de Festejos  a darle el visto bueno.

” Vino “Pandorga,” (Carlos Cortés) se quedó mirándolo  y me dice:   para ser  la primera vez que lo montáis no esta mal, pero si te fijas bien  el castillo  esta un poco vencido por la pare de la torre.  Antes de que terminara de hablar, le dije a Luis que sacara el gato del coche y este desconcertado me pregunta: ¿ el gato del coche?...  Rápidamente, cogí  el gato y lo clave de bajo de los arcos de hierro que aguantaban la torre, y comencé a  darle a la manivela, al mismo el castillo empezaba a subir de la parte a atrás y le dije a Pandorga” Carlos, cuando lo veas recto avisa. Al rato me dice ¡Vale, Yaaaa! Acto seguido le  clavé una cuña en la base  y a correr!

 

Pero si se habían hecho verdaderas proezas dignas de los mejores profesionales de la escenografía teatral, durante el Cincuentenario de la comparsa de Moros Nuevos, Carmelita, junto a un gran equipo de festeros de varias comparsas que se prestaron a colaborar, reto al amigo Paco, a realizar el mayor proyecto de su vida: convertir la antigua medina de Bitrir, en el Parque 9 de Octubre, para celebrar la cena espectáculo inolvidable con  ambientación musulmana titulado Luces en la Antigua Medina de Bitrir. Relatar todo lo que se hizo allí, supondría tener un espacio del que no disponemos, por lo que nos conformaremos viendo algunas fotografías, que por si solas, hablan del trabajo que allí se hizo, y aunque intervino mucha gente, su colaboración fue determínate

 

También fue importante su colaboración en el 50 Aniversario de su comparsa, en la que también, como es lógico puso lo mejor de si, pues ocurrió que a la hora montar la exposición de trajes, cada maniquí costaba 15.000 pts de alquiler y se necesitaban 60 unidades. Hacía falta casi un millón de pesetas, y no se habían presupuestado. Paco se puso a pensar en buscar una solución y rápidamente empezó  a trabajar confeccionando un busto de madera que dio el resultado  adecuado. Cuando terminó cada busto costó 5000 Pts, con la particularidad que la comparsa se los quedó en propiedad y posteriormente los  vendió, resultando  gratis la operación. 

 

Pero la historia de este hombre no se acaba, podría estar todo  el día contando anécdotas y otros lances y no acabaríamos. Por si le faltaba algo es nombrado en el año 1993 Mayordomo de San Bonifacio, después de la muerte de de su antecesor, el recordado  José Navarro Román “Pepe Caixa”. Si bien hay una conexión con los apodos de “Pepe Caixa y Caixeta”en la realidad  Paco Iborra“caixeta”, jamás intervino en ninguna actividad de las muchas que desarrolló “Pepe Caixa” y su nombre saltó en la mesa de la Unión de Festejos, cuando el presidente de turno  José Rico propuso nombres para la sustitución de José Román. Alfredo Amat, presidente de los  labradores propuso el nombre de “caixeta” siendo aprobado por unaminidad.  

 

 “Cuando  me comunicaron que era el Mayordomo, casi me caigo me da un infarto, pues me designaron  sin yo saber nada del tema. Enseguida me fui a casa  del “Tío Guitarra” y le comenté que no tenía ni idea de cual era mi cometido. Hipólito se alegró y enseguida me explicó de cabo a rabo lo que tenía que hacer. Cuando la Asamblea de Compromisarios  ratificó el acuerdo de la Junta Central, Evaristo Plá me comentó que hiciese lo que Hipólito ya me había dicho, y que se ponía a mi servicio para lo que hiciese falta. A partir de entonces empecé a conocer bien a Evaristo, y me di cuenta de lo grande que era lo que sentía por la  fiesta, después de verlo intervenir en algunos temas delicados que le afectaron mucho. 

 

El nuevo Mayordomo, se encontró con  algunos problemas que resolvió satisfactoriamente; Se restauró toda la parte exterior de la ermita, además de construir un nuevo altar mayor y una puerta lateral de salida, para que el acto de la Retreta, no se interrumpiera como venía sucediendo,  demás de  mecanizar  la campana  contra la voluntad de la Mayordomo, que  no querían romper la tradición de repicar tirando de la cuerda desde la puerta, pues fueron motivos de seguridad los que a aconsejaron  realizar el cambio. También le puso ruedas a la peana  y unos anclajes a los pies del Santo para  que pudiese subir al  nuevo altar suavemente, lo cual, completaba magníficamente la ceremonia de la subida a su trono en el altar mayor de la ermita. “Una de las  anécdotas  más simpáticas que me han ocurrido sucedió cuando tuve que ponerle al santo unos anclajes en los pies teniendo que acostarlo en el suelo para poder trabajar.  Mira por donde, que me avisan que hay una mujer que quiere entrar a la ermita a ponerle las flores al santo. Salí, y le dije ahora no podía ser, porque el santo estaba durmiendo. Tanto se empeñó, que le dije: Pase y déjeselas  en la mesita de noche. La mujer nunca pudo figurarse encontrar al santo en el suelo junto a todas las herramientas de trabajo. Dejó las flores, sonrío y salió rápidamente”.

 

Pero anécdota la más sonada fue en el año 1995,- año que els Majorals cumplían  su 25 años - cuando tuvo que llevarse al santo a la iglesia de San Bartolomé, porque  había que hacer la obra del nuevo en el altar mayor, y el santo se podía estropear.” Hablé con   Don Antonio Rocamora y le pedí permiso para bajar el santo, a lo que accedió. Antes del comienzo de las obras, un día a las ocho de la mañana  cogí santo, y lo monté en  mi todo terreno  y lo  bajé a la iglesia. La gente que lo vio, comenzó a comentar que habían visto por el pueblo a San Bonifacio montado en un Patrol. Y eso, que no le dimos  ninguna importancia fue materia de comentarios graciosos  y también algunas críticas. Se acabó la obra en la ermita y me dije, ¿Com  puche al sant en el Patrol van a montame un altre folló? “Mira por donde que me entero de que en el fin de semana  se va a inaugurar la nueva  sede de los Moros Viejos y la banda virgen del Remedio tenía que asistir; y hable con Santiago el presidente de la banda y con“el Rollero” (Evaristo Plá) para que me dejara la banda de música que iba a tocar en la inauguración del local. Cuando ambos me dijeron que contara con ella, sin decirle nada a nadie me busqué a un par de festeros de cada comparsa y las filás que cumplían los 25 años. Al son del precioso pasodoble Febrer, subimos el santo a su ermita, ante el desconcierto del pueblo, que no sabía lo que estaba pasando”.

 

Pero, quizá el tema más delicado que solucionó fue el intento de la formación de los amigos de San Bonifacio, aspecto inédito jamás nunca se había planteado y que provocó un revuelo en el ámbito festero, pues se cuestionaba la división de los sentimientos hacia el santo que a su vez era el Patrón del pueblo. “… siempre pensé que en la fiesta, institucionalizar clases no sería bueno para  nadie, ni  menos todavía,  dividir el sentimiento y la devoción del Patrón del pueblo que nos acompaña desde el año 1614 y por lo menos hasta 2014  que cumpliremos el cuatrocientos aniversario, y a su vez, será la fecha de mi retiro como  Mayordomo, no me gustaría volver a encontrarme con problemas de este tipo”

 

Paco Iborra Verdú, “caixeta”, posee muchas cualidades, es un hombre al servicio de la fiesta que ante todo, siempre ha tenido  el apoyo dels Majorals, y el de todos los presidentes de su comparsa que siempre han contado con él, sabiendo darle “caña” para superar nuevos retos, reconociéndole su capacidad y voluntad de actuar, sabiendo que ponderar su nombre, ante todo era dignificar el sinónimo de Labrador, pues  sus éxitos siempre se asociarían a su comparsa;  por la que  pasó de sentir  animadversión por ella , a ser parte entrañable de su vida, pues la vida, su vida festera, le hizo degustar del sabor de la  capitanía y el gozo de ver a sus dos hijas labradoras Elena y Magdi, de abanderadas, a demás de recibir  la complacencia de su mujer, que fue en verdad, quien garantizó con su apoyo toda la densa  trayectoria de Paco, al cabo de sus 53 años, pues sin su cariñosa colaboración y su amor a la fiesta, nada de lo realizado en el período de su madurez, hubiese sido posible. Querido “caixeta”, querida Magdi, recibid nuestro homenaje y nuestra gratitud por siempre. Muchas gracias.

 

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