miércoles, 7 de abril de 2021

Por más que lucho el Dr. Luis Sempere – de imborrable recuerdo - LA CIENCIA LLEGÓ TARDE

 

LA     CIENCIA   LLEGÓ  TARDE



Por más  que  lucho  el  Dr. Luis  Sempere – de imborrable recuerdo - no pudo salvarle la  vida a la niña MARIA DEL  REMEDIO  MAÑEZ  INIESTA. Aquella  lucha  por  la  vida jamás  la olvidó  nuestra  familia  y el apoyo de la  farmacia  de José Perseguer, sirvan  como  nuestro homenaje al servicio  sanitario.

María del  Remedio murió  a los  siete meses  el  22- de  junio 1945.   de   neumonía,  enfermedad, quizá  equivalente al virus  que en  la  actualidad se  denomina  Coronavirus que viene   produciendo  muertes por  contagio  desde China  a todo  el  mundo.

  La  neumonía  no curada   en España  con  la penicilina ,  hasta  que  llegó en los  años  cuarenta  en  la  posguerra, en que  el  doctor  Alexander Fleming de  Escocia, junto a un  gran  equipo   científico, lograron salvar  a  millones  de víctimas, para mi hermana   María del Remedio llegó tarde.

Este científico nació el  6  de  Agosto del  año 1881 en Lochfiel Frm. Fue en el  año 1901, cuando  una  pequeña herencia le permitió matricularse en  la escuela de  medicina del Saint  Mari  Hospital. En 1906 se  titula como  médico y entra a formar parte del departamento dirigido por  el bacteriólogo  A.E. Wright  cuyas  teorías sobre la inmunización contra  las   infecciones bacterianas  mediante terapias  de vacunación  despertaron en Fleming  gran  interés.

Al  declararse  la guerra,  Wright puso  su  departamento a disposición  del  gobierno para  las  fabricación  de  vacunas, encargándole que dirigiese una   unidad de  investigación para estudiar la bacteria  infecciosa de las  heridas.

Wright y Fleming se  enfrentaron con  el  problema de  la  ineficacia de los asépticos para  la  curación  de  heridas, pese  a su capacidad químicamente demostrada como  bactericidas,

Pero  no  fue en  febrero del   el año  1922 cuando Wright dio a   conocer los  resultados  de Fleming ante la  Royal Society, dando a la  sustancia lítica el  nombre de Lisozima.

En 1926, al  jubilarse de su  cátedra en  la  Universidad de Londres, Fleming consiguió la cátedra de bacteriología, que ocupó oficialmente en septiembre de 1928.  Ese mismo me realizó la observación que habría de ponerle en  camino del  descubrimiento que le  hizo famoso salvando a millones de personas, al observar que  una de sus plantas con  cultivos  bacterianos que  habían quedado abandonadas duran las  vacaciones , correspondiente a un cultivo de  estafilococos,  había sido accidentalmente  contaminada por un hongo:  alrededor del microorganismo, las colonias de la  bacteria se habían disuelto, e  incluso habían desaparecido las  más  próximas  a  él. Fleming identificó  el  hongo como un Penicillium, por  lo que designó con  el  nombre de  “penicilina” al hipotético  principio extraído  de él. Sin  embargo las pruebas  clínicas  que  Fleming  realizó le  llevaron  a  la  conclusión  que la  penicilina “ no  era  nada  milagrosa “ como  antiséptico  local.

La solución  del problema  que  representaba  la  purificación  de la  penicilina fue  obra  del australiano Howard Walter y el alemán Ernst Boris Chain, del departamento  de patología de la  Universidad de  Oxford  en un proyecto para estudiar los  productos antimicrobianos de los   microorganismos.  Fleming permaneció   al  margen de los trabajos  de  este  equipo, pero en  1492 tuvo ocasión de utilizar con  éxito, en un  caso  de meningitis, la  penicilina que Florey le proporciona. A partir  de  entonces , Fleming empezó a desarrollar una intensa actividad en favor de la producción a  gran  escala de la  sustancia y  de aplicarla en  el tratamiento de  heridas y  de diversas enfermedades,

En 1945 compartió con Florey y Chain el premio  Novel de  Medicina, recibiendo numerosos premios y honores, hasta  que  murió repentinamente  el Londres el  1  de  marzo de  1955,  a  consecuencia de  una  trombosis coronaria.

 

 Alexander Fleming en  su  laboratorio,  él observó por primera  vez  las  importantes  propiedades terapéuticas  de hongo Penicillium.

Francisco Máñez Iniesta



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