jueves, 27 de junio de 2013

Nuestra Opinión – Taller periodístico Grupo Alberto Navarro Volviendo a la realidad

Inmersos en el momento de incertidumbre y precariedad que estamos viviendo actualmente, nos asalta la duda de si estos años de aparente bonanza que hemos disfrutado al pasar de la transición a la Democracia, se han tratado tan solo de un sueño placentero, en el que queríamos creer para no perder la cordura. Todo parece indicar que la sensación de entrar en un futuro esperanzador y sin sobresaltos ha terminado y que de nuevo estamos debatiéndonos en una atroz pesadilla con la amarga sensación de que todas nuestras esperanzas han sido aniquiladas de un cruel manotazo. El paro en aumento, los ingresos menguando, los ahorros de toda una vida de esfuerzo desapareciendo, los sueldos recortados, las pensiones amenazadas, los escolares hacinados, las universidades reservadas para unos cuantos privilegiados, no por su inteligencia ni su capacidad, si no en virtud del poder adquisitivo de su familia; los hospitales privatizados, los enfermos dependientes, abandonados a su triste suerte, sus familiares – cuidadores, condenados a malvivir en el olvido…Y así podríamos llenar folios y folios. Y mientras tanto, una legión de personajes y personajillos sin escrúpulos, muy, muy amigos de lo ajeno, culpables de delitos probados, entran en los Juzgados por la puerta de atrás y salen, limpios de polvo y paja por la puerta grande, con una sonrisa de oreja a oreja, dispuestos a disfrutar del botín conseguido. Seguimos llevando sangre de bandolero en nuestras venas, pero ahora es más cómodo, no hay que echarse al monte, no hay que malvivir ni pasar penalidades, ahora se ejerce esa actividad detrás de una gran mesa y en un lujoso despacho, todo a la vista, todo legalmente consentido. Cuando vemos en televisión en la sede de Bruselas a tanta gente sentada en sus poltronas, simplemente hablando, sin ponerse de acuerdo en cosas tan básicas como el bienestar común y dándose lecciones de saber hacer, unos a otros, cuando todos lo están haciendo tan mal; y dentro de nuestra ignorancia no podemos más que hacernos una pregunta: ¿hace falta tanta gente para conseguir tan pocas cosas? ¿Cuántos millones costarán los sueldos de todas esas personas (sin contar viajes, seguridad, etc.etc.) y el mantenimiento de todas esas instalaciones? Se podrían solucionar los problemas de muchos países con solo un 10% de ese dinero. Tampoco estaría mal aplicar el sistema que se pretende emplear con las pensiones, que es el de revalorizarlas dependiendo del dinero que haya en la caja (¡que majadería!) y sería pagarles en relación a los problemas que resuelvan. Pero claro, eso no les iba a gustar ni pizca. Siempre se ha dicho que el que paga manda, pero se han cambiado las tornas y ahora el que cobra es el que manda, exige y obliga. Como en los viejos tiempos. Estamos manipulados por un puñado de déspotas descerebrados y aunque el saco es grande no estamos seguros de que todos quepan en él de tantos como son. Tal vez solo nos quede decir como el Santo Job, pero adecuado a nuestros tiempos, “La Democracia me lo dio todo y la mala política me lo quitó… pero omitiremos el “bendito sea su nombre” por razones obvias. O quizás sería mejor, siguiendo con la inspiración Bíblica y tomando como ejemplo al mismísimo Jesucristo, expulsar a los mercaderes del Templo con cajas destempladas y sin más dilación. Metafóricamente hablando, se entiende. No nos busquen las cosquillas, que la cosa no está para risas. Elda, 22 de Junio de 2013

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