Según el saber popular, siempre ha habido clases, y ahora más.
El Consejo de Ministros acaba de aprobar la política de becas del Ministerio de Educación y muchas cosas más. Más bien habría que decir que acaba de aprobar la política de endurecimiento en la concesión de dichas ayudas. Faltaría más; siguen en lo suyo.
Todos estamos de acuerdo con el ensalzamiento del esfuerzo. Naturalmente, las cosas hay que ganárselas y los estudiantes que reciben una ayuda del Estado en forma de beca tienen sus obligaciones, pero no más que los demás. Vamos a ver varios puntos:
Estamos cansados de oír que en España la Universidad es muy barata y es verdad si la comparamos con Estados Unidos, pero no queremos parecernos a ellos. Todos sabemos que la tierra de las oportunidades es un mito, que se lo digan si no a los mejicanos ilegales que cruzan la frontera. Nosotros queremos tener o mejor dicho seguir con una política de igualdad de oportunidades.Es natural que el alumno becado tenga que estudiar, pero creo que si vamos a una igualdad debería tener que estudiar tanto como los demás, ya que las becas son una ayuda económica. Se trata de que el que no tiene posibilidades de llegar a la Universidad, llegue.
En lo que no estamos de acuerdo, y como mujer aseguro que sé de qué hablo, es que no es justo que el alumno pobre tenga que sacar un 6,5 de nota para conseguir su objetivo con ayuda, mientras que el rico con un 5 pelado y muchos años de pagar papá la carrera lo conseguirá, aunque sea en el doble o triple de años que los demás.
No es lo mismo el estudiante con pocos recursos que tiene que ayudar en casa, que no tiene acceso a buenos medios -era lo que conocíamos antes como el estudiar en la cocina-, que el que puede estudiar en unas condiciones idóneas para ello.
Pero no sólo esto. Según la nueva norma, si te conceden la beca pero luego tienes un fallo -exceptuamos lo de jugar al mus en el bar-, tendrás que devolver la beca que te han concedido. Esto está haciendo que muchos jóvenes no se atrevan siquiera a pedirla por lo que pueda pasar.
Es verdad que la Universidad no es cara en comparación a otras cosas. Es posible que los casi dos mil euros que cuesta ahora la matrícula haga que muchas familias se tengan que plantear qué hijo tendrá estudios; todos, no pueden.
Yo propongo que para hacer un fondo, si a la sociedad cada matrícula nos cuesta 8.000 euros, que no se subvencione a los ricos. Así, ellos podrán estudiar y los menos favorecidos también. No es justo que subvencionemos a todos por igual.
En fin, como decía el sabio: si os parece cara la educación, probad con la ignorancia.
María Rosa Medel
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