jueves, 22 de septiembre de 2022

EVOCACIONES QUE SIGUEN VIVIENDO

EVOCACIONES QUE  SIGUEN VIVIENDO 


J. Zaragoza


El joven sacerdote   Jesús  Zaragoza

  

RECUERDOS  DEL  VIEJO  BITRIR  –PETRER


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Francisco Máñez Iniesta


 Los niños  que nacimos  junto a los lindantes de la iglesia de San  Bartolomé   y tuvimos  como  vecinos  a Don Pedro el sacristán, un anciano  santo  vivo de la Iglesia de San  Bartolomé   que  nos  deleitaba tacando  el  violín, siendo el  cura  titular de la  parroquia   Don  Jesús  Zaragoza , asistido  por otro cura ,  hijo  del  pueblo  “Don  Jesús  el  Vicari”. 


La cercanía  de la  iglesia y  la  plaza  de  nuestros  juegos  de   niños ,y la vecindad  del  tío  Pedro   y del  cura  párroco  Jesús  Zaragoza , nos facilitaba  la confianza  que nos daba  pie  para  entrar  a  la  Iglesia  constantemente,  si bien  ayudábamos   las  tareas   al  sacristán a  colocar  las  sillas  o  quitarlas después  de los  oficios  religiosos.  


Los  niños principalmente , mi amigo  Pepito  Tortosa  y yo   subíamos al  campanario  con el  conocimiento  del buenazo  del   sacristán  y  del siempre   cabreado y chillón  de  Justo  el  campanero , con el  que  también, de  mayor  continué apreciando en la  comparsa de  estudiantes.


 Las  bromas  a “Justo el campanero”  eran  constantes  y sobre   todo , cuando por Semana   Santa  se  ponía  el  catafalco enorme   con  cirios  encendidos, “  para  alumbrar   las  almas de los  muertos”. Justo era  muy miedoso   y nos escondíamos  para bromear con él  dándole  algún   susto. También es  verdad que,  los  más  mayores  le  ayudábamos a tocar las  campanas de   la  iglesia tirando de las  cuerdas con  fuerza desde abajo.  


  Don  Jesús Zaragoza  salía  poco a la  plaza  , donde  nosotros jugábamos  salvo  en  verano,   que solía sentarse a  la  puerta  de Don Paco y Doña  Concha  salían  a tomar el  fresco.      Muchas  veces  desde allí me  mandaba al estanco  de  la  viuda a comprarle  tabaco de la  marca  Ideales. Verbigracia  esta,  muy  chocante - pienso  ahora - cuando en España  los  ideales  estaban  prohibidos. 


Pasados  los  años  de infancia,  ya más mayor,  en nuestra  cuadrilla  de amigos y amigas , una de  ella  era  Lolita  la hija  de Carmen   la asistenta  de don  Jesús .  Recuerdo que   en  la   celebración de su   santo,  nos reunimos  en la  casa  sacerdotal , con la  ausencia  del  sr. Cura en la  celebración, donde una vez me puse el abrigo  y el sombrero  de  don  Jesús que  tenía a la  entra  de  la  casa  colgados  en una  percha  , por  supuesto  ante la risa y la repulsa de Carmen y  su  hija Lolita.


Don Jesús  solía  publicar  trabajos literarios   en las  revistas de las  fiestas  de octubre y  mayo siendo  en  la  poesía  donde  más, siendo muy significados – en mi  opinión-    sus  textos  de  los primeros años  de  joven  cuando   llegó  a este  pueblo y conoció  la fiesta, sus primeros poemas de cura  joven y sus   vivencia   en la  residencia  donde  se  hospedó , llamada la “Fonda de Maso” sita  en la  calle céntrica  Cánovas del Castillo, donde se hospedaron  los maestros  y  maestras  profesionales que acudían a trabajar en la  enseñanza del  pueblo.


Allí en  aquel  ambiente juvenil  estuvo   hasta que  habitó la casa sacerdotal  y se  empezaron  a  publicar en las  revistas  de  fiesta sus  poemas. En  sus  primeros   poemas   sobre  la  fiesta  destacó su   espíritu juvenil,  ante la musicalidad   del  piano  que había en  la  fonda ,  en  el  cual  hicieron  sus  primeros pinitos musicales , los hijos  los  hijos  de Doña  Concha  y Don  Paco,  los  hermanos Paco que  fue  destacado  periodista  amante  del  jazz ,  y Jesús Ángel  que culmino  su  trayectoria  como profesor de piano  en  el  conservatorio de  Gran  Canaria , el cual  nos  ofreció al  cabo  de  su  vida  inolvidables conciertos.


Pasado los  años  Don  Jesús Zaragoza, se fue cerrado en  su  mismo , en contraposición con el vicario hijo del pueblo Jesús Navarro de carácter abierto a todo el pueblo y muy  popular  en sus gustos,  siendo  fundador  de la  comparsa  de  labradores  y  en sus ratos libres trabajaba  su huerta familiar  llamándonos  a los  niños  la  atención cuando se  desplazaba al campo , con  sotana montado en su motocicleta. 


 Don Jesús murió  con su triste  carácter que lo hizo  muy exigente a la hora de aconsejar  cómo tenían  estar las mujeres en la iglesia pues colocó unos carteles que daban instrucciones  a los  fieles  de corrección en  el  templo. 

Permaneciendo como  intelectual  en el  dominio de la  poesía  religiosa, así  como también lo  hicieron  los  poetas  locales Enrique  Amat   y Francisco Mollá. 



Ahora  al   cabo de tantos  años  y aquel  niño  ya  jubilado y  residente  perpetuo como  hijo del  pueblo,  con otro cura  de la  Iglesia de  San  Bartolomé  don Antonio  Rocamora campechano, y amigo  de  todos  los  colores , se  llevó  la  sorpresa de ser  nombrado  hijo predilecto ,  además  de las  felicitaciones  de la  edición  de  un  libro   suyo, exponente  de su doctrina  realizada  en  el  templo de san  Bartolomé. Texto elaborado por la  también  nombrada, recientemente  hija  predilecta   Mari carme  Rico  cronista local.


   Ambos ,  ya   hijos  predilectos del pueblo , me  recordaron  la  figura fría  e inhiesta , de Don Jesús  Zaragoza  donde  su fondo  literario sentimental  por  esta  pueblo ,quizá se podría estar  centrado en  su  poema, El castillo  de  Petrer me tiene  loco, como  sacerdote cristiano  que  vivió  y murió en este  pueblo. Pueblo  que  salvo la mezquita  qu

e se  convirtió  en  Iglesia,  su casco   antiguo  es básicamente  musulmán pues  así   lo  confirmaron  profesores  arabistas . Don  Jesús  Zaragoza  se   merece   capítulo  aparte  por  su  poema   excelente poema , El castillo  de  Petrer  me  tiene  loco.  


Una gran fotografía  del  viejo  castillo acompañada del poema de Don Jesús   debería  acompañar el nuevo castillo  en su interior .

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