lunes, 23 de julio de 2018
¡¡ Sonría, por favor !
-Oye Paco, llevo un rato intentando hablar contigo, ¡Por fín!.
-Me había quedado sin batería. ¿Qué querías?.
-Necesito saber donde puedo comprar el producto X, me es muy necesario
ya. Yo creo que tú puedes orientarme.
-Me parece que sólo lo puedes encontrar en el área comercial S.
-¿Qué queda a la otra parte de la ciudad?.
-Efectivamente.
Bien, tengo poco tiempo pero me arriesgaré. Lo siento porque encontré un
hueco para aparcar el coche dos calles antes de llegar a la mía. Y lo voy a
perder.
Llegado al centro comercial, me dirijo directamente donde sé que se
encuentra el producto X. Pero, ¡Oh! Sorpresa, ya no está ahí, lo han
cambiado de lugar. Cerca veo un empleado y le pregunto:
-Por favor, ¿puede decirme donde puedo encontrar el producto X?.
-Mire, soy nuevo aquí. Pregunte en un puesto de información que está allá
¿lo vé?, al final de ese pasillo.
-Gracias.
-Por favor, puede decirme…
-Perdón, tengo que atender primero a estos señores. Después usted.
-Está claro, en efecto.
-Ahora…., ¿qué quería?.
Pin, pin, pin, es el whatsap. Que espere.
-Necesito saber donde puedo encontrar el producto X.
-Un momento, vamos a verlo en la pantalla. A ver…, a ver…, a ver…,
Pues no sale.
-Oye, Pedro (Dirigiéndose a un compañero de puesto)
¿Cómo tenemos en programa el producto X?
-Me parece que sale por producto Z
-A ver…, a ver…, pues sí, efectivamente, aquí está. Tiene usted que ir
por todo este pasillo, cruza cuatro calles y cuando llegue a la quinta
tuerza a mano derecha, luego enseguida otra vez a la derecha y ahí
está.
-Muchas gracias, ¡que organización!.
Veamos, aquí hay 50.000 productos, por aquí…, por aquí, por aquí…
¡Ya!. ¡Lo encontré!. Menos mal. Me voy a Caja.
-¿Es usted…? Perdón, pin, pin, pin, es el whatsap. Que espere. Quería
preguntarle si es usted el último de la cola para pagar.
-Pues sí. ¿Usted solamente es para lo que lleva en mano?
-Si, sólo esto.
-Pues, pase, pase delante de mí.
-Muchas gracias, me hace un gran favor, porque llevo un poco de prisa
De todos modos voy a contar cuantos tengo delante. Uno, dos, tres,
cuatro, cinco… más, más, más, ¡Uf!, dieciocho.
-No se preocupe, cuando se trata de pagar en estos lugares la cosa va
rápida.
-Ya veo que ha cargado bien el carro, perdone mi comentario, así ya
tiene para toda la semana ¿verdad?.
-No crea, la realidad es que mi mujer me ha enviado por una docena de
huevos, pero ¡como hay tantas ofertas!.
-Claro, claro.
Sobrepasada ya la Caja, enfilo con prudente velocidad el camino a casa,
Pero, ¡ostras!, la calle está cortada y tengo que dar un gran rodeo para
llegar cuatro calles antes de casa, donde he podido aparcar. Pin, pin,
pin, el whatsap. Que se espere.
-Cariño, ya estoy aquí.
-Que bien, acabo de ponerte el potaje bien calentito en la mesa.
-Pues no, no tengo tiempo, tengo que irme al trabajo ya.
-¿Has encontrado el producto X?.
-Si, mira, por cierto, voy a ponerlo en la pieza. ¡Oh! tierra trágame, es
un número menos el que necesito. Bueno, no me tragues ahora que
tengo que irme a trabajar. ¡¡¡Y pensar que hace un tiempo tenía este
producto X en un comercio al lado de casa!!!. De esta vorágine me saca
otra vez el whatsap pin, pin, pin. Es de mi amigo Teodoro, con su
inoportunidad de siempre, para enviarme este power point que con una
música suave, muy suave comienza a decirme: “Sonria, por favor. Sea
positivo. No estropee el día. Sea feliz…. ¡Sonría, por favor!.
Antonio Espinosa Martínez
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