Antonio Gálvez pertenece a la segunda generación de una
empresa familiar dedicada al negocio de la indumentaria profesional,
Hijos de Antonio Gálvez, que hunde sus raíces en Petrer, donde tiene su
centro de decisión, pero que se ha internacionalizado abriendo dos
plantas de producción en el continente asiático.
La expansión exterior ha ido acompañada de una renovación
de la marca, conocida en los últimos años como Galworker, con presencia
comercial en Europa (Portugal, Francia, Bélgica, Polonia y,
próximamente, en Alemania), y con planes de crecimiento en Sudamérica,
explica el director general del grupo empresarial.
La planta vietnamita, que en la actualidad tiene una
capacidad de producción de 300.000 unidades/año y emplea a 60 personas,
ha asumido parte de la producción de la fábrica china (con 10.000 metros
cuadrados de superficie, capacidad para producir 700.000 unidades/año y
160 trabajadores). Se encarga especialmente de la producción con menor
valor añadido.
Mantiene en Petrer el centro neurálgico del negocio, con
un almacén regulador con suficiente capacidad para dar respuesta a la
creciente demanda de prendas de vestir para profesionales de diferentes
sectores: sanitario, industrial, servicios, hostelería. También desde
ahí sirven al mercado nacional, donde la estrategia, dada la situación
económica, pasa por establecer alianzas con grandes grupos nacionales.
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