jueves, 18 de diciembre de 2014

25 años de ausencia del poeta Mollá

Francisco Máñez Iniesta


El día 22 de diciembre, después de 25 años de ausencia del poeta Mollá, su poesía, su canción más dulce,  suena junto al  rasgueo de la guitarra, en los recónditos parajes de la ruta callejera,  buscando el  espacio más íntimo donde tintinee  la voz del poema, como  melodía poética sagrada. Como voz liberadora … Ajena a estas músicas  se propaga en toda España,  el clamor del hambre y del dolor;   del vivir cada día totalmente ajeno a los miedos por los estragos sociales, que  está deparado el devenir de corrupción y miseria humana. Despidos masivos, recortes salariales, abusos en el mundo laboral, recortes hospitalarios, copago de medicamentos, miles de desahucios, suicidios… Paco y Justa, como  ninguno de nosotros, jamás podíamos  haber imaginado lo que en el futuro nos iba a  deparar esta  segunda década de siglo XXI, pues durante la  primera, con  la involucración de España en la guerra de Irak, supuso sufrir la masacre más cruel del terrorismo  árabe en los trenes de la estación de Atocha,  con su lista infinita de heridos y muertos  inocentes.


Entonces y ahora, las víctimas  volverían a sufrirlas las clases medias y los  desheredados d siempre de la tierra. Toda la obra poética social que Paco escribió,  fue un canto   al pueblo trabajador, del cual él provenía, alentando a la lucha por la dignidad y humanidad del ser humano. Por ello fue  perseguido y condenado por las fuerzas represoras de la dictadura.  En verdad Paco, solo fue un poeta humanista, del amor al hombre  y su misterio místico, y como  Jesucristo amó  a los pobres y los trabajadores…y siempre luchó  por la justicia  y la liberación del ser humano.
       Aquellos viejos poemas de lucha escritos para la eterna reyerta del mundo laboral, tan  lleno de hambres y lágrimas que ya creíamos enterrado para siempre, vuelven ahora a recobrar sentido, pues nos han vuelto  el llanto y la rabia  en las calles, ante el dolor tremendo  de las familias que son desahuciadas cada día, y con ellas la recogida de alimentos en el pueblo  para los que  nada  tienen para  comer.

Si Paco viviese no podría soportar el tragedia  de las familias que les  falta el trabajo; no se explicaría que  los  niños acudiesen  a las clases casi si comer;  que los  enfermos mueran por que no pueden pagar el copago de sus medinas y clamaría contra los recortes en sanidad, educación; los desahucios que dejan en la calle a viejos y niños…  Viejos fantasmas apocalípticos a los que hay que añadir ahora que las instituciones se desmoronan  acusadas de corrupción.

Dolor extremo en grado superlativo, dolor que asumimos y cargamos en nuestras alforjas mientras desenvainamos las armas para luchar contra  el abuso del capital  financiero que nos ilumina con  “la  luz amarilla de la desesperanza  y fe en la nada”. Paco Mollá como poeta del pueblo de vida  literaria fecunda, nos legó su inmenso bagaje poético.  En estos momentos de evidentes injusticias  su poesía debería  recuperar su posición  en las aulas de los institutos,  porque su poesía fue de denuncia y estimulo  de dignidad hacia  las nuevas víctimas  de este nuevo siglo, tan viejo y corrompido en parte, como los que nos antecedieron.
 Paco Mollá también fue, y es un poeta místico, comprometido y tan desconocido, como ignorado en profundidad, pues  se le conoce como un poeta bueno. Ahora  en la calle, allí donde  está  el fuerte grito desgarrador, la voz rebelde  de los jóvenes sin futuro junto al compromiso  de  lucha también de las carnes trémulas de los  viejos con canas  y  luchadores septuagenarios.

Paco siempre estuvo con el pueblo comprometido en sus  horas  fatales.  Los versos  de antaño  recobrarían  su plena vitalidad junto a su compromiso de lucha, nacida también de su sentimiento religioso con las bienaventuranzas  del sermón de la montaña. Pero ahora con las  gentes de los pueblos con  los bolsillos vacios,  incongruentemente,  para alentar el consumo, las  calles se iluminaran con  las preciosas luces de la dulce Navidad.     


Versos del  poema de Paco Mollá:

CON EL DESTINO DEL PUEBLO
….
El pueblo son los científicos,
los estudiantes, los técnicos;
y sobre la base ejemplar de los obreros.

Los que producen y crean
y son el perenne ejemplo
llevando de su país
en bloque todo el peso…

¡ Esos son el oro limpio
¡ Esos son el pueblo pueblo!

 Los que han de librarse un día
de arribistas y usureros
que, con sus artes nefandas
se atiborran  de dinero,
y en vez de emplearlo  en obras
lo llevan al extranjero…

¡ Esos son los enemigos
radicales de su pueblo…!

El pueblo quiere ser libre
con sus  propios movimientos
con su natural destino
de deberes y derechos.
 de su libertad legitima
de su salud  y progreso.
¡El pueblo quiera la paz!

Mayo 1976.

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