lunes, 16 de diciembre de 2013

La economía de la navidad

la economía de la navidad La economía de la navidad¿Por qué molestarte en prestarle atención a la navidad? ¿para qué montar un belén, un árbol de navidad, decorar tu casa con luces de navidad? ¿cuál es el motivo de hacer todo esto durante más o menos un mes? Comprendo si la respuesta es la ilusión, desconcierto, inocencia, descubrimiento y magia de tus hijos entorno a lo que significa el concepto navidad. Sin embargo, ¿podríamos lograr este mismo objetivo sin usar el adjetivo “navidad” y entonces prolongarlo durante 365 días del año? o por lo menos intentar llevarlo más allá de 30 días.
¿Por qué pregunto todo esto? bueno, después de todo, montar todo este lío en casa, depositar nuestras esperanzas en gustar a otras personas mediante regalos, salir a comer o cenar casi cada día, abrir el corazón y nuestros sentimientos a ser más solidario con la gente del barrio o incluso invertir algunos euros en alguna campaña benéfico-navideña. Hacer todo esto – y más – y luego dejarlo de hacer tan repentinamente. Un economista se preguntaría: ¿qué te llevas a cambio?

Un cuento momentáneo

La misma contribución no-económica ocurre en Internet, cada día que pasa. Más y más del marketing intrusivo y ruido que ocurre en Internet se crea para nada y es gratis. Qué opino de todo esto:
Amamos la sensación que produce vivir en una comunidad llena de casas decoradas, personas bondadosas e increíbles deseos y más aún fantásticas palabras. Disfrutamos de los regalos, compras y abrazos que damos mientras paseamos y vemos las calles adornadas. Todos queremos formar parte de ello, queremos contribuir y ser vistos como tal.
La paz de nuestra mente y auto-realización son cosas increíblemente valiosas para nosotros, y entusiásticamente pagamos por ello, a veces contribuyendo en la comunidad para así poder a acceder.

Cero no es economía

Internet está dando a las personas (quizás con menos recursos) maneras más y más altamente influyentes, baratas de compartir, conectar, impactar y devolver. No cuesta dinero, sólo requiere instinto, generosidad, dignidad y humanidad.
No importa que muchos nos preocupemos por tener más visitas en nuestros blogs, que paguen por enviar tweets o tener más likes que nuestra competencia.
Dos cosas más: primero, es interesante darse cuenta de que nadie (cero) cobra por vivir, fomentar y hablar de las navidades, pero el mundo está lleno de la navidad. Bueno, nadie excepto el status quo.
Segunda cosa, pienso que es más fácil crear una contribución con los mismos sentimientos, buenos actos y generosidad a largo plazo, que preocuparte por quedar bien y gustarle a todo el mundo en un periodo corto de tiempo, con toda la felicidad, productividad y beneficio que van con ello. Isra Garcia

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